Aunque el proverbio latino dice precisamente lo contrario, «Si quieres la paz, prepara la guerra», creo que estamos en una época en la que cualquier preparativo de guerra puede tener unas consecuencias catastróficas para toda la humanidad. La prueba es evidente. Estamos viendo adónde nos han llevado esas guerras que algunos consideraban preventivas e inevitables, como las de Irak, Siria y Libia. Los europeos debemos ser especialmente sensibles a todo lo que huele a pólvora.
Si quieres la paz, cuida las relaciones internacionales y llévate bien especialmente con tus vecinos. Esto es mucho más eficaz y menos costoso, pero….menos lucrativo para la industria armamentística. ¿Quiénes son los vecinos de Europa? Por el Sur, los países mediterráneos del Norte de África y de próximo Oriente, y por el Este, sobre todo, Rusia. No soy ningún experto en estos temas y, por tanto, no pretendo dar lecciones ni consejos a nadie, pero lo que sí veo es que muchas veces los conflictos no surgen solo en los países vecinos sino dentro de la UE. Muchas veces, son los propios ciudadanos de la UE los que se sienten amenazados, con razón o sin ella, por la competencia y por la entrada de los ciudadanos del Norte de África. Ante esta realidad, ¿ha contribuido la política exterior de la UE a solucionar estos conflictos? ¿Existe una política exterior de la UE? Por otro lado, ¿realmente no se ha podido evitar el conflicto con Rusia por razón de Ucrania Oriental? Es evidente que la democracia en algunos países vecinos de la UE deja mucho que desear, pero esto no es motivo para no tratar de solucionar amistosamente los conflictos con nuestros vecinos. Tampoco la democracia de los países de la UE es tan perfecta.
Es mucho lo que tiene que mejorar la UE, si realmente quiere la paz. En primer lugar, acabar con la guerra comercial en forma de paraísos o semiparaísos fiscales dentro de la UE y en los países vecinos y amigos, para evitar el traslado de empresa a países con menor carga fiscal. Además, tratar de poner remedio, junto con los países vecinos, a las causas que están provocando un desplazamiento descontrolado de emigrantes y refugiados hacia la UE. En los acuerdos comerciales -otra fuente de conflictos- debe tenerse en cuenta y compensarse en la medida de lo posible las repercusiones negativas que algunos tratados suelen provocar en el mercado laboral, en la agricultura y en la pequeña industria.
Respecto a la relaciones con Rusia, se ha procedido con una falta de tacto absoluta. Si es verdad que al desmembrarse la Unión Soviética, muchos países del Este de Europa buscaron refugio político, económico y militar en la UE y que Europa no podía negárselo, sin embargo ni era tan urgente que entraran a formar parte de la UE ni era necesario herir la sensibilidad de Rusia. Sin aprobar la política de Rusia en la adhesión de Crimea ni en su guerra en Ucrania oriental ni en otros muchos aspectos, sin embargo, la UE no tiene por qué seguir a pie juntillas la política de Estados Unido frente a Rusia.
Es necesario un ejército europeo, como decía hace tres semanas, no para hacer la guerra sino para conservar la paz, pero, sobre todo, es necesaria una política común de buena vecindad de la UE, y no 27 políticas exteriores.
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