Cuando 5 grupos parlamentarios, de muy diferente signo político, se ponen de acuerdo acerca de un asunto de gran trascendencia para el futuro económico y social de nuestra Comunidad, se puede afirmar que los intereses colectivos priman sobre los partidistas.
Esto es lo que ha sucedido en la Junta la semana pasada, cuando los portavoces en materia de Infraestructuras del PP, PODEMOS, IU , FORO y CIUDADANOS acordábamos enviar una misiva al flamante Ministro de Fomento, Iñigo de La Serna, pidiéndole una reunión conjunta para abordar la situación del ansiado tramo ferroviario entre León y Asturias, sumido en los retrasos, los sobrecostes y la parálisis.
Este frente parlamentario que tiene por objeto dar un impulso --en la medida de nuestras posibilidades-- a la situación de bloqueo que vive la variante ferroviaria de Pajares, se hacía público el pasado viernes y se venía gestando desde unos días antes. Entre medias, el anuncio en sede parlamentaria hecho por la Consejera Belén Fernández, en el que solicitaba una reunión al Ministro con fines similares.
Ambas iniciativas dan respuesta a una demanda justa y son, a mi juicio, legítimas, necesarias y complementarias, nunca antagónicas. Ambas persiguen un mismo interés: la apertura de la variante antes de que finalice el 2017.
Que a este frente parlamentario no se sumase en última instancia el partido que gobierna Asturias, no es una buena noticia. Y no lo es por varias razones, la primera por la incapacidad del PSOE de llegar a amplios acuerdos en el Parlamento más plural de la historia de nuestra autonomía; la segunda porque la FSA aísla de nuevo a su ejecutivo del resto del Parlamento. Y la tercera y más importante, por no lograr aunar la voz unánime de nuestro hemiciclo entorno a un problema cuya solución se antoja crucial para el futuro de Asturias.
Esta iniciativa, que agrupa a más de dos tercios del Parlamento asturiano, debe tener continuidad en la calle, donde los sindicatos y otros colectivos están llamados a jugar un importante papel de movilización y concienciación social en aras de ese tren de altas prestaciones que ha de abrir las puertas a la mejora en nuestro servicio de cercanías y a la apuesta también firme por el ferrocarril de mercancías. La apuesta, en definitiva, por un ferrocarril del siglo XXI antes de que el inexorable paso del tiempo nos avance una década más el calendario de la historia.
Como parlamentario nada me gustaría más que el Ministro de Fomento recibiese a la Consejera de Infraestructuras de Asturias, o al propio Presidente, con la misma diligencia con la que ha recibido ya al Presidente de Murcia, con el que se ha comprometido a finalizar las obras el próximo año para la llegada del AVE a la capital de la región. Estaría encantado de que esa reunión se produjese mañana mismo y de que Belén Fernández, o el mismo Presidente, volviesen a Asturias con un calendario de ejecución bajo el brazo, con compromisos presupuestarios de los que se cumplen, porque de falsas promesas y presupuestos que son papel mojado estamos hartos, tanto por parte de los ministros de Fomento socialistas como de los populares. No queremos más pero tampoco menos que otras comunidades. Lo contrario sería un despilfarro de dinero público y la ineficiencia más absoluta.
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