La tormenta socialista

OPINIÓN

28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La caja de los truenos ya se ha destapado. El resultado de las elecciones vascas y gallegas, sumado a la maniobra de Pedro Sánchez para fijar el Congreso Federal ha provocado que lo que hasta ahora era una batalla más o menos soterrada y de trinchera, sea ya a campo abierto.

Recapitulemos. El PSOE obtiene en Galicia 14 escaños y aunque empata con En Marea, es superado por estos en votos. No es el primer sorpasso gallego, allá por 1997, un tal Xosé Manuel Beiras ya lo había conseguido cuando lideraba el BNG. Ahora, 19 años después, el partido heredero de AGE, la primera candidatura que marcó el camino y demostró que había espacio para la ruptura política en España hace cuatro años, lo ha vuelto a hacer.

En Euskadi el resultado ha sido un descalabro anunciado. Es curioso que en la noche electoral de ayer prácticamente nadie se haya acordado en voz alta de la herencia recibida de Patxi López, que incluso después de dejar de ser lehendakari retrasó año y medio la renovación del PSE-EE. Pues bien, esa herencia, ha convertido al PSE-EE en la cuarta fuerza política de la cámara de Vitoria y empatado por primera vez con el PP en un territorio donde estos siempre han sido residuales. Aunque puedan jugar un papel determinante apoyando al PNV, su protagonismo estará lejos del vivido antaño. La situación del PSE-EE debería preocupar a más de uno. Con el fin de la violencia política en forma de terrorismo de ETA, los partidos denominados como constitucionalistas han visto su apoyo reducido, y más, cuando un PNV de corte moderado y posibilista ha ganado terreno en las ciudades y pueblos obreros del País Vasco que tradicionalmente eran feudos socialistas.

Por otra parte, el problema del PSOE en estos dos territorios va más allá del simple liderazgo. Bien es cierto, que tanto Feijóo como Urkullu eran los mejores candidatos de los que competían, y que una gestión que de momento no les ha quemado, sino todo lo contrario, les ha servido como aval. Eso, sumado a dos partidos que son hegemónicos allí ha hecho el resto. Pero respecto al PSOE, lo que demuestra es que sigue siendo un partido en colapso con grave riesgo de quedar reducido como partido de Gobierno a Andalucía, Extremadura y poco más. De momento, cuando hay elecciones en el norte, el PSOE empeora una y otra vez sus resultados, evidenciando entre otras cosas, que el modelo territorial que proponen necesita de una revisión en profundidad.

Con todo esto, ¿se puede afirmar que el resultado en Galicia y Euskadi es culpa de Pedro Sánchez? pues depende. Si el PSOE se hubiese abstenido y facilitado el Gobierno al PP, obviando los motivos por los que los electores votaron al Partido Socialista, los resultados seguramente hubiesen sido peores, así pues, esto no puede ser una excusa por parte de los críticos. En cambio, si la cuestión es si con otro liderazgo a nivel nacional hubiesen podido ser mejores, posiblemente sí. Quien lo crea así dentro del PSOE debería decirlo abiertamente y proponer una alternativa. E incluso en más de un caso reconocer que se equivocaron en 2014 apoyando a Pedro Sánchez y aupándolo hasta la Secretaría General.

Por otra parte, la propuesta de convocatoria del Congreso Federal llevada a cabo por el Secretario General y la comisión permanente (en la que ha habido voces en contra) responde a una huida hacia adelante en la que lo único que importa es la supervivencia política de Pedro Sánchez y sus allegados. Por estas cosas, el factor humano siempre tiene relevancia. Ahora bien, resulta imposible de creer que a la vez que se está buscando ser investido presidente del Gobierno (con la complejidad y la audacia que requieren el escenario y la coyuntura política actual por la que pasa España), se pueda al mismo tiempo pretender ganar un Congreso interno que en principio debería ser disputado, y en ningún caso apresurado, pues los problemas van más allá de la figura de Sánchez.

La maniobra busca claramente aprovechar el momento de respaldo entre amplios sectores de las bases para imponerse a los líderes territoriales y ser el candidato en unas terceras elecciones, donde el relato construido por la dirección del PSOE culpará a Podemos y Ciudadanos de las mismas. Todo ello, a la vez que se espera cierta recuperación del bipartidismo, que sirva para vender la recuperación de un PSOE y afianzar el liderato ahora en entredicho. Un grave error, teniendo en cuenta que se pasa por alto que lo que habrá será una reacción conservadora por parte de la sociedad en las urnas, y más cuando la agenda política ha sido desviada de asuntos como el paro, los desahucios o los exiliados económicos a la gobernabilidad, la falta de gobierno y los líos internos de los partidos, especialmente los de la izquierda.

El ya famoso «no es no» ha convertido a Pedro Sánchez en un líder envuelto en la bandera de la izquierda enfrentado a los barones que pretenden facilitar la investidura de Rajoy. Todo un héroe para quien no vea mucho más allá. Tampoco resulta ninguna falsedad, que algunos movimientos o declaraciones de esos líderes territoriales han sido desafortunados, y más cuando tienen su cuota de responsabilidad por haber permitido el aplazamiento sin fecha del Congreso en su momento cuando este ya tenía fecha para ello.

Tampoco ha tardado en unirse a la fiesta Podemos, que como tienen poco con la batalla por Madrid entre errejonistas y pablistas, han dinamitado el acuerdo con el Partido Socialista en Castilla-La Mancha, mandando así un recado a los líderes contrarios a pactar con ellos a nivel nacional, y de paso, dejar en una situación comprometida a Pedro Sánchez, sabedores que el terremoto interno que vive el PSOE puede reducirlos a escombros y que acaben facilitando de paso la investidura de Rajoy. Ahora bien, corren el riesgo de crear frustración en las ansias de cambio de quienes le votan y supone seguir sin asumir, al igual que en buena parte del PSOE, que el tiempo actual, al menos de momento, requiere que la izquierda pacte en bloque si quiere gobernar, pues ninguno de los dos puede por sí solo.

Mientras, Rajoy disfruta viendo como su eterna táctica de no hacer y dejar pasar el tiempo sigue dando sus frutos. En la jornada del domingo, el PP salió reforzado del resultado gallego, mientras el PSOE implosionaba y Ciudadanos quedaba fuera de los dos parlamentos, dejando claro cuál es el voto útil de la derecha.

El 1 de octubre se celebrará el Comité Federal socialista para el cual más de uno y de una ya tienen afilados los cuchillos, y que esta vez sí, todas las cartas estarán sobre la mesa. Si el plan de Pedro Sánchez fracasa, deberá dimitir, sino, los militantes socialistas elegirán antes de que se disuelvan las Cortes al nuevo Secretario/a General, militantes donde uno de cada cuatro, pertenece a la federación andaluza.