Mariano Rajoy ha presentado este martes en el Congreso de los Diputados su proyecto de Gobierno, acordado con Ciudadanos y Coalición Canaria, más FAC, UPN y PAR, los cuales ya habían concurrido a las elecciones junto al PP en coalición. Los principales argumentos esgrimidos por el aún presidente en funciones, han versado sobre las consecuencias nefastas del bloqueo institucional, y de la necesidad de un Gobierno estable y moderado que pasa exclusivamente por él, además de insistir en que no existe alternativa posible. Tampoco ha desaprovechado la oportunidad para recordar que tiene la legitimidad que le otorgaron los resultados del 26-J, donde no sólo logró ganar la contienda electoral, sino que también mejoró los resultados de diciembre.
No faltó un clásico, como lo es la herencia recibida, y eso que el PSOE dejó de gobernar ya en 2011. Aprovechó la cuestión para enlazarla con datos económicos, en una votación de investidura que sabe perdida de antemano, y que por momentos, parecía más dedicada al espectador, que a conseguir los votos que le restan para lograr la mayoría necesaria. Tanto es así, que por ejemplo las alusiones al Partido Socialista fueron inexistentes.
Esta es la segunda sesión de investidura de Rajoy, tras la que afrontó en diciembre de 2011 cuando tenía una mayoría absoluta holgada que le aseguraba la elección en primera vuelta. Ahora, con 170 escaños que le respaldan, resultarán insuficientes para su reelección, salvo sorpresa de última hora.
El inicio de intervención la ha usado el candidato y presidente en funciones para describir los peligros económicos que, según él, tendría proseguir con el bloqueo político e institucional, y ha amenazado dejando caer, posibles sanciones de la Unión Europea, si la situación continua así.
Continuó Mariano Rajoy enumerando las medidas pactadas acordadas con Ciudadanos, antes de adentrarse en temas concernientes a la política exterior, a la que ha dedicado más tiempo que a la corrupción. También ha advertido que el modelo de financiación autonómico debe ser revisado por exigencia legal.
También ha propuesto un pacto de Estado contra la violencia de Género, como así se recogía en el pacto alcanzado con Ciudadanos, después de que los populares lo rechazasen en la legislatura anterior. Y no podía faltar uno de los asuntos donde el PP se siente más cómodo, la unidad territorial. Ha prometido «preservar la soberanía nacional y, con ella, la unidad de España», en clara alusión a la cuestión catalana.
Mañana miércoles tomarán la palabra todos los portavoces parlamentarios, de mayor a menor representación, empezando por Pedro Sánchez. Concluirá la sesión con la votación de investidura, donde Rajoy no conseguirá la mayoría absoluta, siendo el viernes el día de la segunda sesión, en la se volverá a votar con requisito de mayoría simple. Desde este miércoles 31 de agosto, el reloj empezará a correr, y si no hay presidente antes del 31 de octubre ese día se disolverán las Cortes.
De momento, lo que es seguro, es que sí Rajoy fracasa en el intento, como es previsible, se abrirá una nueva fase, en la que está por ver, si Pedro Sánchez finalmente intenta lograr la mayoría necesaria, o se limita a ver pasar el tiempo mientras aguanta todas las presiones, internas y externas, para que venda la abstención en el último minuto.
Mientras tanto, Ciudadanos está en un pacto en el que no desearía haberse metido, y más viendo el desenlace que se le depara al mismo en estos instantes. Rajoy ni les ha dado en su intervención la importancia que tienen en el mismo, ni Ciudadanos está conforme con el entusiasmo de Rajoy buscando apoyos, como bien ha remarcado el portavoz de la formación naranja, Juan Carlos Girauta, en rueda de prensa. Mientras, Podemos aguarda intentando estimular las ganas de Sánchez de ser presidente.
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