Parece que nos vamos a quedar sin el «viaje a Grecia» que auguraban los profetas del caos, si Podemos accedía al gobierno.
Populares ciudadanos aseguraban con gesto severo que si Podemos llegara a gobernar, la hendidura que separa el Cielo y la Tierra se abriría bruscamente para dar paso a la expropiación de viviendas vacacionales, al desbocamiento del paro, a la merma de salarios y pensiones, al recorte de servicios y empleos públicos, al corralito y a la bancarrota, como poco; por no abundar en desgracias. Augurio resultante de la perspicaz observación de que en Grecia gobierna Syriza, el hermano griego de Podemos, y de la necesidad de alimentar el discurso del miedo al demonio colorao en una estrategia que, mal que bien, siempre ha funcionado, independientemente de su calidad moral.
Porque lo que no dicen estos ciudadanos populares es que la bancarrota griega es el resultado de décadas de alternancia en el poder de conservadores y socialistas, y que Syriza, que llegó con la banca ya rota, fue llevado por el pueblo griego al gobierno en un desesperado intento de detener la humillación y el expolio al que están siendo sometidos por el cártel financiero, bajo mandato de su brazo político en las instituciones europeas.
Lo que no dicen tampoco los ciudadanos populares es que fue un gobierno conservador el que, con ayuda del banco Goldman Sachs, amañó las cuentas del Estado para esconder bajo la alfombra la basura generada por una gestión económica liberal, «seria», «eficiente» y corrupta. Un gobierno de «Nueva Democracia», nada menos.
Tampoco dicen nada acerca de que el actual presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, era vicepresidente para Europa de ese banco cuando ayudó al gobierno conservador griego a cometer el fraude en sus cuentas públicas. Y que es el banco que acaba de fichar al expresidente de la Comisión Europea, Durao Barroso. Ningún reparo a la hora de exhibir la obscena connivencia político-financiera en el saqueo institucional que arrasa Europa.
Entre los políticos, ser indolente con el banksterismo es propio de quien aspira a enrolarse en el circuito de las puertas giratorias. Y atribuir a Syriza o, de forma preventiva, a Podemos, las miserias generadas por el neoliberalismo rampante, requiere una peligrosa combinación de necedad y cinismo, cuando no ignorancia, propia de quienes no tienen escrúpulos a la hora de amarrarse al poder para poner las instituciones al servicio de quienes hacen girar esas puertas.
Así que no solo se va al garete el viaje a Grecia si no que, como el hermano español del PASOK sigue sin encontrar su carnet de identidad, podríamos tener otra legislatura con un gobierno «sensato, moderado», y corrupto, que seguirá imponiéndonos la ilusión de que está conjurando el desbocamiento del paro, la merma de salarios y pensiones, y el recorte de servicios y empleos públicos; para regocijo del Sr. Goldman y sus secuaces.
¿Y la próxima semana?.
La próxima semana hablaremos del gobierno.
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