Después de veinte años - los que ha cumplido este 2016 -, Aquasella es mucho más que un festival de música electrónica. Se ha convertido con el paso del tiempo y del trabajo sostenido y sostenible de un equipo estable y profesional en un evento-referencia en la Península Ibérica. Un acontecimiento que crea marca-país, y que da a conocer Asturias a un público incondicional de este tipo de manifestación cultural, y que tiene en Aquasella la perfecta excusa para fidelizarse con el terruño en el que se celebra.
Más allá del cartel de músicos y músicas - que también es excelente -, Aquasella es un evento modélico desde el punto de vista de la organización y gestión de una cita multitudinaria e ininterrumpida durante dos días. Es realmente complejo controlar con seguridad y garantía el contingente humano que fluye casi a la orilla del Sella y a los pies de los Picos de Europa durante un fin de semana que hace de la comarca del oriente de Asturias la más transitada turísticamente en esas fechas.
El equipo humano de Aquasella es exactamente eso: un verdadero equipo humano. Un equipo en el que se percibe claramente que hay una cabeza rectora y líder, Julián Marcos, que sabe delegar y respetar el trabajo de aquellos en los que deposita su confianza. Un dato importante y muy a tener en cuenta en estos tiempos que corren, es que son trabajadores incansables y pongo el ejemplo de Iván Gómez, que para mí encarna el perfecto Relaciones Públicas: resolutivo, ágil, cumplidor, discreto, impecable en el saber estar, y exento de todo protagonismo estéril, es decir, lo que viene a ser un profesional como la copa de un pino.
Así que con estos ingredientes, como no podía ser de otra manera, el resultado es brillante: un público entregado, que disfruta cada momento, cada actuación, y que se siente muy a gusto en la fiesta y en Asturias, como si estuviera en casa, y que por supuesto se marcha con ganas de volver.
Aquasella fideliza a su gente, y de paso fideliza un destino. Es una iniciativa privada que genera sinergias positivas en su entorno y por tanto recursos nada desdeñables.
Durante estas dos décadas de historia, Aquasella ha evolucionado y ha madurado, y siempre ha ido a mejor. En esta edición Julián y los suyos han hecho un festival de 10 en todos los sentidos. Los montajes escénicos, las coreografías, los artistas, la decoración de las carpas, los equipos de sonido, el ambiente? todo un conjunto bien armonizado que ha hecho que esta edición sea un hito en la historia del festival.
Seguramente el camino recorrido en estos veinte años ha tenido sus escollos, pero el Aquasella Team ha sabido superar localismos y reticencias varias, y ha sabido conectar con el territorio y sus habitantes, mostrando una notable sensibilidad y respeto al entorno.
En estos 20 años de navegación electrónica, Aquasella es un ejemplo de emprendimiento en un nicho de mercado a menudo demonizado y con mala prensa como es el de los denominados «empresarios de la noche». Si bien es cierto que no hay empresarios de noche o de día, sino empresarios, esos que generan riqueza y empleo, que cotizan a la Seguridad Social y cumplen con Hacienda, que fidelizan visitantes, que consolidan imagen de marca, que crean cultura y ocio inteligente, que diversifican la oferta turística de un territorio, que son imaginativos y no hacen más de lo mismo.
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