Lo que nos confunde es una ley que prohíbe la publicación de encuestas de intención de voto los cinco días previos a unas elecciones, en unos tiempos en los que se están transformando los grandes números del comportamiento electoral. Unos tiempos en los que se comunica más en un día de campaña que en las dos semanas del año 2008 o en una del 2011. La suma de estos dos factores produce decisiones de voto significativas en la segunda semana de la campaña, como sucedió con Anova en Galicia en el año 2012, pero también en las elecciones europeas del 2014, las del 20D o en estas que acaban de celebrarse. La prohibición de sondeos une entonces las posiciones estimadas en la primera semana de la campaña al resultado final, y si este no coincide se concluye que las encuestas han fallado. No es cierto o es lo contrario y lo explicamos.
Durante la primera semana de la campaña y hasta el lunes día 20 se publicaron diecisiete trabajos coincidentes en determinada situación en la que el PP ganaría las elecciones en el entorno del 28,5 %, seguido por Unidos Podemos en el 24,5 %, el PSOE en el 21,5 % y Ciudadanos en el 14,5 %. El medio punto es importante porque los estudios nos decían que UP empataría en escaños con el PSOE si conseguía una ventaja de 2,5 puntos. Todas las estimaciones que se publicaron, menos dos, coincidieron en que la ventaja de UP sobre el PSOE superaba los tres puntos, por lo que también ganarían en número de escaños. Pero todas advertían, a su vez, que llegarían relativamente juntos. No le quepa ninguna duda al lector que las posiciones estimadas por estas diecisiete encuestas eran ciertas, abrumadoramente coincidentes e incontestables. El día 22 de junio participábamos en un coloquio sobre el 26J organizado por la UNED, donde apuntábamos que el PSOE se reforzaría en las circunscripciones interiores, luego esta distancia tenía que acortarse y obtendría, finalmente, más escaños que UP.
Durante el tiempo de silencio demoscópico se publicó en Andorra una estimación diaria que falló en sus predicciones. La encuesta andorrana no une la última situación conocida por el lector con el resultado final, porque su serie de datos mantiene exageradamente bajo al PP cuando se estaba reforzando su fidelidad de voto hasta el 90 %, lo que también significa que su transferencia de voto a Ciudadanos se había extinguido; además, regresaban al PP numerosos votantes de Ciudadanos del 20D, que ya no estaba en el 15 % de los votos válidos y en el 14 % tampoco. El viernes previo al 26J, el PSOE y UP empataban a votos mientras que la encuesta andorrana mantenía por delante a los posibilistas. Se abrieron las urnas cuando la encuesta de la Forta anunciaba un sorpasso de UP al PSOE que no se iba a producir, mientras la Cope difundía otros datos mucho más acertados. Fallaron dos trabajos de diecinueve conocidos, la encuesta andorrana y el exit poll de la Forta. Y dos formaciones, Unidos Podemos y Ciudadanos, porque no supieron expresar su potencial.