Rajoy legitimado, el PSOE resiste, Podemos no cumple las expectativas y Cs retrocede

Eduardo Bayón
Eduardo Bayón REDACCIÓN

OPINIÓN

27 jun 2016 . Actualizado a las 12:51 h.

Las elecciones generales del 26-J pasarán a la historia, tanto por los resultados como por ser las primeras elecciones convocadas por el fracaso y ante la falta de investidura de Presidente, pero también serán recordadas, sin lugar a dudas, por el fracaso en todos los pronósticos y encuestas sobre lo que iba a ocurrir.

El Partido Popular ha logrado un triunfo mayor que el que todas las encuestas pronosticaban, al cosechar 137 escaños (+14) y un 33% de los votos (más de 7.900.000 de sufragios, medio millón más que el 20-D). El es un triunfo de la estrategia de Mariano Rajoy que prefirió esperar en la retaguardia, sin hacer nada, mientras Sánchez fracasaba en la investidura. La suma de Ciudadanos le serviría, con 169 escaños, para lograr un respaldo suficiente en el Congreso para gobernar, y conseguir la investidura (en la segunda sesión) si hay abstenciones de terceros. Lo que queda claro de la jornada electoral de ayer, es que Rajoy sale reforzado y legitimado para ser de nuevo elegido Presidente del Gobierno.

El Partido Socialista de Pedro Sánchez logra 85 diputados (cinco menos que en 2015) y el 22,6% de los votos, y lo más importante, ha logrado resistir y evitar el sorpasso de Podemos. Ahora el Partido Socialista deberá elegir su voto en la investidura. La decisión la tendrá el Comité Federal, y está por ver si el PSOE se abstiene o no (y a cambio de qué) en la probable investidura de Rajoy. El escenario para los socialistas sigue siendo complejo, pero es bastante mejor de lo esperado.

Lo que está claro de momento, es que Pedro Sánchez coge aire, en la noche en que Susana Díaz lo perdió en Andalucía, donde el PSOE dejó de ser la fuerza más votada. Conviene destacar también, que en esta ocasión sí, Eduardo Madina ha conseguido acta de diputado. 

En las elecciones en las que el éxito del resultado ha dependido de si se han cumplido las expectativas o no, precisamente por el fracasado de las mismas, uno de los grandes derrotados es  Podemos, que se queda con 71 escaños (incluyendo a las «confluencias») y un 21,1% de los votos, lo que se traduce en poco más de cinco millones de sufragios. Unidos Podemos, la coalición de izquierdas que Iglesias insistió en llevar a cabo, pese a las discrepancias de Íñigo Errejón, no ha cumplido las expectativas creadas en las urnas. No sólo no consigue convertirse en la principal alternativa al PP, sino que además queda lejos del sorpasso al PSOE y de romper el tablero.

La alianza con IU le vale a Iglesias y Garzón, los mismos escaños que consiguieron por separado el 20-D, pero esta vez se dejan 1,2 millones de los votos. Su estrategia queda así cuestionada, evidenciándose así que aliarse con un partido que gran parte de los electores identifican con la izquierda del s.XX ha sido contraproducente para la articulación de un movimiento nacional-popular, con un discurso abajo-arriba, que tan brillantemente había diseñado Errejón hasta la fecha. A ello hay que sumar una campaña excesivamente conservadora, con poco ataque, en la que se dejaron llevar por unas encuestas que les favorecían y que finalmente no se han producido.

Ciudadanos fue el otro gran damnificado de la noche electoral, al lograr 32 diputados y un 13%  de los votos (3.100.000 votos). El resultado de los de Albert Rivera supone un nuevo baño de realidad tras unas encuestas que siempre los han sobrerrepresentado sistemáticamente. Sin embargo, la posición estratégica de los de Albert Rivera ante posibles pactos de gobierno o investidura no salió tan mal parada, gracias que: si el PP y Ciudadanos sumaban 163 escaños tras el 20-D, ahora se suman 169, a tan sólo siete de la mayoría absoluta. En cambio, no hay lugar para repetir el pacto con el PSOE, entre los dos no suman ni más que el PP solo.

En esta campaña electoral, Ciudadanos se vio perjudicado por la coalición de Podemos e IU, la polarización de la campaña que alejó la atención de Rivera, y el llamamiento del PP, sobre todo la última semana, a concentrar el voto del centro-derecha, especialmente en las pequeñas provincias.

La «nueva política» sale de estas elecciones tocada por la realidad, que les ha situado por debajo de las expectativas creadas, y evidencia además, que para competir con PP y PSOE no basta sólo con ser fuerte entre el electorado menor de 50 años, porque entre otras cosas, el número de personas que se encuentran en los grupos de edad más avanzada es mucho más amplio.

Completan el arco parlamentario ERC con 9 diputados (2,6%), que crece en votos a costa de CDC, que también repite con 8 escaños (2%); PNV baja a 5 diputados (1,2%). Completan el Congreso EH Bildu con 2 escaños y Coalición Canaria con 1, que finalmente consigue entrar de nuevo en el Congreso. 

El PP aumenta su mayoría en el Senado

El PP logra ampliar la mayoría absoluta en el Senado con respecto al 20 de diciembre. La formación liderada por Mariano Rajoy obtiene 130 de los 208 escaños en liza para el Senado, es decir, seis más de los que tenía. El PSOE pierde cuatro de los 47 senadores que logró en diciembre. Podemos y sus confluencias se quedan con 16.

El PP es  fuerte en Comunidad Valenciana, Galicia, Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón, donde gana en todas las provincias. Además, supera al PSOE en Andalucía, con 18 senadores contra 14, mientras en Cataluña se queda fuera. El PSOE, por su parte, baja ligeramente en toda España. Además de perder en Andalucía y Extremadura, los socialistas se quedan sin representación en: Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra, Baleares, País Vasco, y Ceuta y Melilla.

En Cataluña, Esquerra Republicana logra 10 senadores a costa de Convergència, que se desploma de 6 escaños a 2. En Comú Podem mantiene los cuatro senadores. En el País Vasco, Podemos y el PNV se disputaban la victoria. El partido de Pablo Iglesias ganaba seis escaños en Euskadi y los nacionalistas se quedaban con cinco. EH Bildu se queda fuera de la Cámara de nuevo.

Las encuestas erraron

El resultado de las elecciones ha cogido por sorpresa, en parte, por el fallo estrepitoso de todas las encuestas. Los electores indecisos han sido determinantes. Las elecciones en las que los resultados más se han medido por las expectativas y las percepciones de unos y de otros, han concluido con que el sorpasso no se ha producido. Todo el mundo lo daba por hecho, al menos en votos, y ni eso. Además, Pedro Sánchez vuelve a resistir, al menos de momento y gana tiempo. El PSOE además gana una épica a la que apelar, la de la resistencia que demuestra la capacidad de movilizar a los suyos que tienen los socialistas, y que las encuestas que tanto los enterraron, pudieron precisamente ayudar a que muchos votantes acudiesen al rescate de un partido que tiene ya 137 años de historia. 

Mariano Rajoy gana y crece en un escenario en el que si bien ha salido reforzado, le obliga a negociar, ya que necesita acuerdos. La ventaja que tiene, es que no existe alternativa real de gobierno. Por otro lado, todo pasará de nuevo por el PSOE, que deberá decidir internamente su posición.

Las encuestas erraron como ya todos sabemos, en la noche en la que Rajoy salió legitimado para afrontar el reto de ser investido Presidente. Tiene varias opciones: un pacto con Cs que sume 169, y logre las abstenciones suficientes como para ser investido; un pacto con Cs, PNV y Coalición Canaria que sumase 175; o la abstención tanto de Cs como de PSOE, que daría lugar a un gobierno débil al obtener sólo el respaldo de 137 diputados. Mientras, el PSOE resiste, Podemos no cumple y Ciudadanos retrocede, todo ello en la noche en que las expectativas fue el filtro según el cual todo se observó.