La deriva del gran «nonsense»

OPINIÓN

24 jun 2016 . Actualizado a las 09:53 h.

Como está preocupado por si el virus Zika o Zizek le afecta en los Juegos Olímpicos de Brasil, vía mosquito tigre, y le provoca problemas de fertilidad en el futuro procreante, un jugador de baloncesto de talla internacional (sí, ya sé, ya sé, es muy previsible el juego de palabras) está pensándose congelar su esperma. Y nos lo cuenta. Modernidad líquida para su proyecto lipoideo y fragilidad humana, que diría el esloveno Zizek y repicaría Zika campanudamente. Soluciones drásticas porque parece ser que ya no valen ni el «Raid los mata bien muertos» ni el más canónico Bloom multinsectos concentrado. Cualquier cosa con tal de evitar la macrocefalia por fricción sobrevenida. Repelentes de mosquitos probados por el ejército y abstinencia sexual durante ocho semanas (o sexo seguro) son las recomendaciones para los deportistas olímpicos. O sea, que de Olimpo nada.

Otra cosa es el mundo animal. Con menos pudor, los sementales del ejército, guiados por la experta mano de la cabo Lorenzo, facilitan embestidas militares de 600 millones de espermatozoides para las yeguas asturianas. Sexo de pago con impuestos incluidos. La cabaña equina preparada para el intercurso de verano. Y los mosquitos y las moscas, se los espantan con el rabo.

De ratones y hombres escribía Steinbeck. De insectos y hombres a la deriva del sinsentido escribe la filosofía casera. Si eres esloveno no te queda otra que ser filósofo de guardia o shooting guard en baloncesto. La antigua Yugoslavia impone sus legados. Y si eres Muhammad Ali (que también fue campeón olímpico allá por 1960) solo te queda volar como una mariposa y picar como una abeja, que únicamente te mata si eres alérgico. El homenaje nacional a Ali-Clay tiene más de venganza retrospectiva por los desprecios del boxeador hacia su país, su religión, sus vietnames, que de celebración sincera. Al final, solo un hombre contra Joe Frazier, contra George Foreman, contra el Parkinson en las madrugadas infantiles. Cassius Marcellus Clay en el Olimpo del nocaut.

Con menos elegancia en el baile y con menos caballerosidad (el término no implica usos machistas, al menos intencionadamente) en el intercambio de golpes, los políticos españoles en campaña se empeñan en ser cada vez más insidiosas moscas cojoneras o turistas con todo incluido en la costa de los mosquitos. Y a nosotros, el único insecto que nos gusta es Gregorio Samsa. Estoy convocado de suplente segundo del vocal primero en las próximas elecciones. Voy a tener cuidado: repelente de mosquitos, ropas de manga larga y pantalones del mismo tipo. Y, como para el Zika, reposo, paracetamol y muchos líquidos.