Existe otra Europa. Una Europa distinta de la fría y distante. De la egoísta. De la exclusivista y elitista en el peor de los sentidos. De la que vomita sangre y deshumanización. De la que vomita radicalismo estéril y populismo fraudulento. Una Europa distinta de la totalitaria.
Existe una Europa concienciada y concienzuda. Civilizada y humana. Ejemplar. Solidaria. Aunque a menudo esta Europa está acosada por la primera, que manda mucho y hace mucho ruido, insoportable y ensordecedor.
Sí, es cierto: la Europa que cree verdaderamente en Europa y que siente este continente - demonizado y deseado a la vez - como motor ejemplarizante para la Humanidad está amenazada desde sus propias entrañas. Sus peores enemigos están dentro.
El asesinato de Jo Cox fue una sacudida en seco el otro día, no solo por la crueldad y cobardía evidentes de este execrable hecho, sino por la certera puñalada al corazón de la soberanía popular y la democracia, en el continente de la democracia. El inesperado asesinato de Cox fue un aviso más de que a Europa le revientan las costuras porque su vestido ya no lleva tanta podredumbre, tanto odio “contenido”, y tanto abuso pestilente.
La muerte de Jo, mucho más allá de un episodio aislado y de impacto pasajero, tiene toda la pinta de convertirse en un símbolo de la lucha de la Europa solidaria. De esa Europa que cree en la justicia social internacional, y que piensa y siente que solo desde un equilibrado reparto de los recursos del planeta y desde el respeto a la dignidad humana, la Tierra puede ser un hogar deseable.
El presente es esperanzador porque la semilla que muchos y muchas Jo Cox han ido sembrando por el mundo va dando sus frutos, aunque sea lentamente en un contexto de extrema urgencia. Pero es que los gobiernos no ponen arte alguno en esta historia, y somos los ciudadanos de a pie los que tenemos que organizarnos.
Uno de esos frutos y de esos ejemplos nos toca de cerca en Asturias. Me refiero a Xicu Hermida Fondón, un joven bombero de Arriondas que, de momento, es el único asturiano que está en Proem-aid, una asociación sin ánimo de lucro integrada por profesionales de las emergencias, que se creó en diciembre de 2015 en Sevilla. Desde esta asociación, algo más de cincuenta españoles están actuando en el punto más negro de la geografía europea en la última gran crisis de refugiados: Lesbos.
Xicu ya ha estado en un par de ocasiones en esta isla griega como socorrista acuático, actuando en el agua, y enseñando a los niños a nadar. Ahora, de regreso a casa, y coincidiendo con el asesinato de Jo Cox, busca recursos para que la asociación pueda adquirir una lancha de rescate mejor que la que tienen, y así evitar algunas de las miles de muertes diarias que están acaeciendo en el Mediterráneo.
Xicu Hermida Fondón es otro ejemplo de la joven Europa con corazón, y afortunadamente no el único. La Europa de Jo y Xicu es una marea imparable, que remueve las conciencias y los cimientos de un continente que pide a gritos el retorno a la humanización.
Comentarios