La Eurocopa es un Mundial en el que solo faltan Argentina y Brasil. Con el aumento a 24 selecciones se consigue que jugadores como Bale puedan participar en grandes competiciones que de otra manera les resultaría complicado. Y como el futbol despierta interés en todas partes cuantos más compitan más audiencia y más ingresos por televisión. Ya se sabe que la FIFA y la UEFA son empresas especializadas en obtener recursos a lo grande y tratar de sobrevivir al margen de la legislación vigente.
La coincidencia en el tiempo de esta competición y de la Copa América resta interés a esta última que se sigue muy de lejos en Europa aunque Messi siga marcando los goles de tres en tres los pocos minutos que ha llegado a jugar. Y el continente que mueve el fútbol continua siendo el europeo mientras Estados Unidos mantenga el apasionamiento por el baloncesto y su versión del rugby.
Una competición con tantas selecciones además de alargarla castiga aun más a los mejores que suelen llegar sobrepasados de partidos. Especialmente los de grandes equipos como Madrid, Atlético, Bayern, Barcelona, los dos Manchester, Juventus o Paris St. Germain que disputan Liga, Copa y competiciones de clubes europeas hasta las últimas consecuencias. Por eso a veces sobresalen jugadores que pasan desapercibidos durante la temporada: han jugado menos, están más frescos y tienen más hambre.
Ya se vio en la primera jornada cuando Payet devolvió la gloria a Francia con un golazo al final. A esas alturas de partido ni Griezman ni Pogba estaban ya sobre el terreno. Por algo sería. Lo que ocurra a partir de ahora está muy relacionado con que la actitud y el deseo de los buenos se corresponda con su capacidad. Y ahí España parte con desventaja, aparte de los líos de faldas que tan comunes empiezan a ser entre las grandes selecciones. ¿O es que ahora se sabe y antes no?
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