La mayoría del pueblo asturiano ignora, pues se le ha ocultado, lo que ocurrió en tan señalada fecha que precisamente hoy recordamos.
Ante la invasión francesa de 1808, el 9 de mayo llegó el correo a Oviedo con órdenes para someterse a la ocupación francesa y también cartas particulares explicando lo que había sucedido el 2 de mayo en Madrid. En ellas se informaba sobre asturianos fusilados por las tropas invasoras. Entonces comenzó en Oviedo una revolución contra esas órdenes que se iría extendiendo a toda Asturias.
El pueblo se sublevó contra las autoridades de la Audiencia y la Junta General del Principado, que querían acatar las órdenes que llegaban del mariscal francés Murat desde Madrid. Hasta entonces todo el poder se ejercía en nombre del rey absoluto y las instituciones solo servían a los intereses del clero y la nobleza.
La Junta General del Principado, que se reunía por esos días de mayo, en la sesión del día 9 por la tarde, ante la presión popular, en la sala capitular de la Catedral, aprobó desobedecer las órdenes de Madrid. Sin embargo, cuando celebró otra sesión el día 13, asustados por las consecuencias de lo que habían aprobado y atemorizados por el regente de la Audiencia, cambiaron su decisión anterior, acataron las órdenes que habían llegado de Madrid y claudicaron totalmente, ignorando las peticiones del pueblo.
Al ver que las autoridades de la Junta General del Principado y de la Audiencia se sometían al invasor entregando la libertad y la independencia, se preparó un alzamiento.
El 25 de mayo de 1808 miles y miles de paisanos venidos de toda Asturias asaltaron la fábrica de Armas de Oviedo y con ellas entraron en la capital. Tomaron la Audiencia, sita en la calle Cimadevilla de Oviedo y allí mismo constituyeron un nuevo órgano de gobierno que llamaron la JUNTA SUPREMA.
Lo primero que hizo la JUNTA SUPREMA (que nada tenía que ver con la Junta General del Principado que el 13 había claudicado ante el regente) fue reconocer la soberanía popular. Es decir, que «el poder, todo el poder, reside y procede del pueblo» y así lo juraron cada uno de sus componentes. Declaró la guerra a Napoleón, envió embajadores a Gran Bretaña y formó un ejército de 30.000 hombres, al que contribuyeron todos los concejos.
Fue la primera vez, no solo en Asturias, sino en toda España que un órgano de poder reconocía la soberanía popular. Y no olvidemos que esta es el fundamento de la democracia.
Para los demócratas debería ser motivo más que suficiente para celebrar el recuerdo, para los asturianos y asturianas debería de llenarnos de orgullo que fuera aquí, en nuestra tierra, donde se produjo tan importante acontecimiento y para todos que nuestras instituciones lo declarasen el día festivo de nuestra comunidad.
Basta de celebraciones clericales y serviles. ¿Qué se celebra el día de Covadonga? Un milagro para los que crean en esas cosas y el nacimiento de un estado feudal al servicio del clero y la nobleza que oprimieron a la mayoría del pueblo campesino durante siglos.
Basta ya de autoridades serviles que se arrodillan todos los 8 de Septiembre ante al arzobispo católico.
El 25 de mayo de 1808 el Pueblo fue reconocido como soberano.¿Puede alguien que se considere demócrata negarse a conmemorar la fecha en que por primera vez se reconoció la soberanía popular?
¿Tenemos que seguir celebrando la fiesta de Asturias con ceremonias religiosas presididas por el arzobispo y las autoridades civiles arrodillándose ante él y sus liturgias, cuando la democracia exige la separación de la iglesia y el Estado?
España se encuentra ante una crisis política muy grave que el actual sistema salido de la Transición, con su rey y sus políticos son incapaces de resolver. No solo eso sino que el paro, la corrupción y los escándalos aumentan de día en día. Las libertades democráticas y los derechos sociales se recortan a pasos agigantados.
Ante esta situación es necesario construir una alternativa política que recoja los intereses populares. Para ello, el pueblo tiene que encontrar la unidad necesaria. Para forjar esta unidad, el pueblo tiene que conocer su identidad: Sus valores, su historia y sus sanas tradiciones.
Reconocer el 25 de mayo como la fiesta de Asturias es un paso importante porque significa y conmemora al pueblo soberano.
Somos conscientes de que es un empeño difícil y el camino largo, pero estamos plenamente convencidos de lo justo y honrado de nuestra reivindicación.