Asturias apenas sale en los medios nacionales, exceptuando los Premios Princesa o algún caso de corrupción, no somos una región influyente en la globalidad española. Es preferible que esto siga así que la imagen que hemos generado estos últimos días, saltando a los medios de todo el mundo tras el «linchamiento» a Leopoldo López Gil. En otras cosa no, pero Asturias, a la vanguardia de la imbecilidad.
Unos energúmenos que se dedicaron a tachar de «asesino» y «asqueroso», entre otras muchas «lindezas» a Leopoldo López Gil, padre del preso político venezolano Leopoldo López, cuando fue invitado por el Ayuntamiento sierense para participar en un acto de apoyo a los presos políticos. El hostigamiento chavista expande sus tentáculos. Lo peor de todo es que los que gritaban no eran jóvenes utópicos aupados por sus ansias de revolución y cambio, la turba de exaltados se componía en su mayoría de adultos «ya bien entrados en años» en plena potestad de sus capacidades. No se que lavado ideológico puede llevar a nadie a realizar semejante actuación. El abucheo y pitada han recibido condena y repudio de la inmensa mayoría de la sociedad española y grupos políticos, bien es cierto que algunos representantes de la izquierda lo han hecho con la boca pequeña.
Por otro lado, vemos las actuaciones de esa derecha oportunista que aprovecha para obtener rédito político. En vísperas de elecciones, todo sirve de trinchera. A muchos se les llenó la boca diciendo que el acto estaba respaldado por Somos Siero (marca municipal de Podemos), pero no es así. Lo único cierto es que entre ellos había integrares de tal partido, como el portavoz: Javier Pintado. Viendo su talante y hechos, mejor mantener al margen de la política a tal personaje.
No entiendo que puede mover a un grupo de individuos a congregarse para realizar un escrache o asediar a alguien en su vida privada y familiar. Hostigamientos por el mero hecho de dañar a la persona, sin obtener nada a cambio más que el daño y el dolor provocado en los otros. Tampoco comprendo, ni comprenderé, a aquellos que van a gritar a la puerta de una comisaría o de uno juzgados: asesino o ladrón. Tratando de tomar la justicia por su mano nunca solucionarán nada, pero en este país aún muchos creen en la ley del Talión. Que forma tan fácil de banalizar la justicia. Tener la razón pero no las formas, que es suficiente argumento para perderla.
En las imágenes vemos como LLG aguanta la escena de los abucheos con entereza y compostura, aplaude de forma irónica, y se retira al interior del edificio tras hacer el gesto de que eran unos caraduras.
A todos los participantes de este asedio, a aquellos que lo apoyan y respaldan, pónganse en la piel de este hombre, apliquen la empatía con la víctima y no con el verdugo que es lo que acostumbran. Un padre cuyo hijo es privado de su libertad por motivos ideológicos, acude a un acto de apoyo a los presos político y se encuentra con esta excrecencia social. Recuerden que ellos pueden hacer ruido y manifestar sus ideas contrarias al poder político sin represalias, sin tener que dar con sus huesos en una celda. ¿Podrían hacer lo mismo Venezuela? Pues el hijo de este hombre y otros muchos, luchan porque puedan hacerlo, luchan por la libertad.
Leopoldo López lleva encarcelado por motivos políticos desde febrero de 2014.
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