Los últimos escándalos bancarios ponen de relieve las dudosas prácticas para captar fondos de varias entidades que han puesto en jaque a todo el sistema financiero del país
28 ago 2022 . Actualizado a las 17:42 h.La represión violenta de manifestantes que exigían recuperar su dinero de varios bancos en la provincia de Henan, en el centro del país, ha alertado sobre los problemas del sistema bancario chino y la necesidad de reformas.
La crisis provocada por la congelación de los activos de cuatro bancos locales, que impidieron durante meses que los clientes retiraran su dinero, ha puesto el foco sobre las dudosas prácticas para captar fondos y la falta de solvencia de la banca regional, muy ligada a la financiación de los gobiernos locales.
Pekín se vio obligado a actuar depurando responsabilidades y garantizando gran parte de los ahorros a los clientes. Si algo puede desestabilizar al régimen chino es que la población tenga miedo a perder su dinero. La capacidad de ahorro de los chinos es de las más altas del mundo. La población es muy previsora ante eventuales contratiempos de salud o pérdida de empleo. Aunque se han dado pasos importantes, los servicios sociales no están muy desarrollados y no existe una sanidad universal.
El caso de Henan afectó a cuatro bancos y la investigación oficial sostiene que un grupo mafioso se hizo con el control de las entidades y las descapitalizó. Pero la realidad parece más compleja ya que detrás de los bancos había todo un entramado opaco de empresas, incluidos varios consorcios públicos de inversión.
También han salido a la luz prácticas de riesgo de la banca rural. En Henan, las entidades utilizaban plataformas online de terceros para captar clientes en todo el país, ofreciendo intereses más altos que los grandes bancos. Proporcionaban un interés de hasta el 4,5 % anual en depósitos a cinco años, mientras que el Banco de China, por un producto similar, pagaba solo el 2,75 % de intereses. Al final, se creó un negocio piramidal y el dinero muchas veces ni siquiera se depositaba en los bancos.
El caso de Henan puede ser solo la punta del iceberg. Se han detectado problemas parecidos en otras provincias, como Anhui y, especialmente, en Liaoning, conocida como «el cinturón de óxido» de China, porque es donde está toda la industria pesada en proceso de reconversión.
El año pasado el Gobierno de Liaoning invirtió más de 4.700 millones de euros en recapitalizar sus 75 bancos locales.
El Banco Popular de China (PBOC), el órgano regulador, defendía en el informe del último trimestre del 2021 la fortaleza del sistema bancario. De las 4.398 entidades auditadas, las 24 que suman el 70 % de todos los activos bancarios del país eran seguras. Solo fueron calificados de alto riesgo 316 bancos.
Sin embargo, los casos de corralito, aunque sean pocos, crean inseguridad entre la opinión pública.
Los bancos locales están muy expuestos a las inversiones inmobiliarias, ya que el suelo era público hasta las reformas económicas y se convirtió en una gran fuente de recursos financieros. Pero ahora también hay crisis inmobiliaria y muchos desarrollos se han paralizado por falta de liquidez.
Los compradores sobre plano se han unido en un movimiento a través de las redes sociales para dejar de pagar la hipoteca hasta que se entreguen las llaves de la propiedad. Según las estadísticas, tres cuartas partes de las inmobiliarias más endeudadas no cumplen con los plazos de entrega de las promociones.
Ante las protestas, el Gobierno central ha permitido una moratoria de las hipotecas y se ha comprometido a financiar a los gobiernos locales para que se terminen las obras paralizadas y evitar así un brote de descontento social en un año muy sensible políticamente.
El presidente Xi Jinping espera consolidar un tercer mandato durante el Congreso del Partido Comunista que se celebrará este otoño.