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La humedad es un problema común en los hogares. En un principio, se trata como algo que perjudica a la estética, pero lo cierto es que puede provocar asma, alergias e incluso otra clase de afecciones respiratorias.

Por suerte, hay maneras de prevenir la humedad y los efectos que esta tiene para la salud de las personas. Además, siempre es una buena idea recurrir a especialistas como Iberdeco Humedades en Asturias.

Manteniendo una buena ventilación

Aportar ventilación es fundamental a la hora de prevenir la acumulación de humedad. Hay que abrir las ventanas a diario, sobre todo en los lugares en los que notamos la humedad, como en la cocina o en el baño. Aquí, conviene colocar ventiladores de extracción. De esa manera, sacarán el exceso de humedad que se da cuando se entra en la ducha o se cocina.

Si el día está soleado conviene abrir todas las ventanas de la vivienda. Esto sirve con el fin de reducir la concentración de alérgenos en el aire.

Controlando la humedad con deshumidificadores

El deshumidificador es un electrodoméstico que consigue mantener la humedad en un nivel saludable, entre el 40 y el 60 %. Así, se reduce la posibilidad de formación de moho y que aparezcan ácaros en el polvo.

Estos aparatos se ponen en las zonas con más humedad, algo que podemos saber colocando un higrómetro. Los deshumidificadores ahora suelen llevar uno, por lo que al encenderlos se ve cuánta humedad hay en una estancia.

Debemos evitar la acumulación de agua

En ocasiones se concentra agua en algunas zonas de casa. Esto se suele deber a fugas en tuberías y grifos, que hay que arreglar de manera inmediata.

Dentro del aseo, lo mejor es emplear alfombras de baño que sean muy absorbentes. A su vez, hay que evitar dejar las toallas mojadas colgadas durante horas.

Eliminando las fuentes de moho y hongos

Tanto el moho como los hongos crecen en los lugares más oscuros y húmedos. Por eso, es crucial llevar a cabo una limpieza regular, eliminando las condiciones que favorecen su desarrollo.

Hay que sanear con regularidad todas aquellas superficies que son propensas a la humedad, como los azulejos, las cortinas del baño, etcétera. Para ello podemos emplear una mezcla de agua y vinagre.

También es posible usar productos específicos contra el moho, aplicándolos en la ducha o en la cocina. No hay que olvidar secar las zonas húmedas, como la ducha o los alrededores del fregadero.

Existen materiales que resisten la humedad

Una manera diferente de prevenir estas alergias es optando por materiales que son resistentes al agua y al moho. Por ejemplo, en los techos de la cocina y del baño se puede usar una pintura específica, que impide que el moho se desarrolle. De esa manera, no tendremos hongos en los techos.

Los azulejos y la cerámica son otros de los materiales que van muy bien en zonas húmedas. No son porosos y no absorben el agua, por lo que es muy difícil que el moho prolifere sobre ellos. Además, limpiarlos es muy sencillo y se pueden higienizar con un poco de lejía.