
Se han convertido en un importante pasatiempo en gran parte del mundo, pero su origen se remonta a hace más de 500 años
28 abr 2022 . Actualizado a las 13:20 h.Fue a finales del siglo XX cuando la cachimba o shisha empezó a popularizarse en nuestro continente. Esta tradición oriental se ha ido extendiendo poco a poco hasta llegar a las discotecas y bares de copas de todo el mundo en los últimos años. De hecho, quienes todavía recuerden la vida nocturna antes del covid-19, coincidirán en que ese ha convertido en un reclamo muy habitual en todo tipo de locales (hay incluso empresas de cátering que ofrecen estos artilugios en fiestas y eventos como bodas). Pero ni siquiera la pandemia ha podido con esta moda, porque -aunque el ocio nocturno echó el cierre hace casi un año- el uso de estas pipas de agua se ha trasladado de fuera a dentro del hogar; así lo han podido comprobar en sitios especializados como El Badia. Y es que el consumo individual continúa a pesar de las restricciones existentes.
Si echamos un rápido vistazo a la red, podemos ver como la búsqueda de shishas online se ha disparado recientemente. Tal vez sea la gran variedad de sabores que aportan los aromatizantes o la peculiaridad de sus diseños la que haya conseguido despertar la curiosidad de personas de todas las edades y partes del mundo. Pero, ¿cuáles son realmente los orígenes de este popular invento?
Un origen misterioso
Nadie sabe a ciencia cierta de dónde viene exactamente la shisha, aunque una de las teorías más aceptadas defiende que fue curiosamente un médico persa, Irfan Shaikh, el que llevó este invento a la corte del emperador mogol Akbar en el siglo XVI. Otras corrientes, sin embargo, sitúan la historia este artilugio en años anteriores y creen que fue importado desde Persia hacia la India por un mercader llamado Abu'l Fath Gilani. Hay cientos de teorías, pero la verdad sobre los orígenes de este dispositivo sigue siendo todo un misterio en pleno siglo XXI.
Lo que sí se sabe es que este invento se popularizó rápidamente entre los nobles y se convirtió en un símbolo de estatus social para la aristocracia y la burguesía de la India. Aún en la actualidad, el país asiático reivindica la cachimba como parte de su patrimonio artístico y cultural y, en el año 2018, incluso se organizó una exposición en el Museo Nacional de Nueva Delhi con elementos de shishas antiguas nunca antes expuestos.
Los países de cultura árabe también ven la cachimba como un elemento importante dentro su tradición. No se trata de un simple pasatiempo, como sucede en los países occidentales, sino que es un acto social que ha existido en estos territorios desde hace varios siglos (algo así como el famoso té de las cinco de los británicos). Y fue justamente tras conocer a esa oruga aficionada a la cachimba de la novela del inglés Lewis Carroll, cuando muchos europeos descubrieron -posiblemente por primera vez- esta tradición oriental que tanto se ha extendido por el viejo continente en los últimos tiempos.