





Los centros y museos etnográficos ofrecen una oportunidad única para comprender el espíritu de la región y de sus pueblos. La oferta se reparte por todo el Principado
07 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.¿Cómo vivían los pescadores asturianos hace tres siglos? ¿Cuál era la educación que se recibía en los pueblos a principios del siglo XX y cómo eran sus escuelas? ¿Cuántos artesanos vivían de tallar madreñas? ¿Qué importancia económica y social tenía la producción de quesos y mantecas en el Principado? ¿Qué es la escanda y cuál ha sido su importancia a lo largo de la historia? Para entender Asturias, hay que conocer la forma de vida de sus marineros, de los pueblos y los artesanos, los oficios tradicionales, su gastronomía. Ese extenso mundo es el que se abre en el interior de los museos etnográficos que salpican el mapa del Principado, de este a oeste, del litoral a la montaña, recogiendo cultura y costumbres. Un gran número está organizado en torno a una red que, además, fomenta la investigación para que los ciudadanos de la era de la tecnología sepan comprender sus orígenes.
Antes de pisar el terreno, de descubrir curiosidades, anécdotas e imágenes de esa otra vida, quizá convenga que consultes las fuentes más fiables para encaminar tus pasos. La primera web a tu alcance es la de Redmeda, la Red de Museos Etnográficos de Asturias. Lleva en marcha desde el año 2001 y su cometido consiste en coordinar la gestión de colecciones, difusión y la investigación. El segundo recurso es la web de Turismo de Asturias en el apartado destinado a museos. Su listado es más amplio y aparecen centros no incorporados a Redmeda. Esta pequeña investigación previa te permitirá organizar una buena ruta, en función de las tradiciones que más te interesen o simplemente en relación con la zona en la que te encuentres.
Los centros etnográficos cuentan con colecciones muy completas enfocadas tanto al viajero asturiano que quiere encontrar nuevos alicientes como al turista que desembarca en la región y empieza a rascar en la superficie de una tierra orgullosa de sus tradiciones, que ha sabido conservar su cultura con el mismo mimo que su naturaleza. Sea cual sea tu categoría, déjate llevar.
Una puerta en el tiempo
Muséu del Pueblo d´Asturies. No hace falta adentrarse en la Asturias rural para encontrar estos equipamientos. En concreto, este se encuentra en el corazón de Gijón. Es un museo de ámbito regional que trata de preservar la memoria del pueblo asturiano. El Ayuntamiento de Gijón lo fundó en 1969 y, desde entonces, ha acumulado importantes colecciones de materiales etnográficos, instrumentos musicales tradicionales, fotografías antiguas, testimonios de la memoria oral y de la música tradicional, artes gráficas y documentos escritos personales, de comercios y de industrias rurales. Dentro de una zona verde de 32.000 metros cuadrados, se levanta en edificios de épocas dispares. La casa de los Valdés, del siglo XVII, está dedicada a exposiciones fotográficas. La casa de los González de la Vega, de 1757, alberga el Museo de la Gaita, con piezas incluso traídas desde África y con otra muestra de los instrumentos musicales. El Pabellón de Asturias de la Expo92 de Sevilla y otros tres pabellones, que atesoran aperos agrícolas y carros preindustriales, aperos, máquinas y carros industriales, y aparejos de caballería y utensilios para transportar personas, completan el viaje. En este recinto también puedes recorrer una casa campesina muy representativa del centro de la región, con mobiliario típico de la segunda mitad del siglo XIX; un pisón o molino de mano para la escanda, un llagar con los utensilios para elaborar y consumir esta bebida tradicional, y tres hórreos y dos paneras de los siglos XVIII y XIX. Cuenta también con una bolera de la modalidad de cuatreada. Dispone de una biblioteca y un archivo de la memoria oral y de la música tradicional asturiana. Dedícale tiempo. No organices una excursión apresurada. Merece la pena.
Museo Etnográfico del Oriente. Si prefieres encaminar tus pasos lejos del área urbana, entonces merece la pena que te dirijas hasta Porrúa, en Llanes. El matrimonio de Teresa Sordo y Luis Haces, que había emigrado a México, donó la finca y casas de Llacín a su pueblo de origen, lo que motivó la constitución de la Asociación Cultural Llacín que, a su vez, promovió la creación del museo inaugurado hace justo 20 años. Solo su exterior ya impresiona. Lo conforma un grupo de edificaciones rurales de los siglos XVIII y XIX, al que se ha añadido un hórreo del siglo XVIII. La finca está salpicada de árboles frutales y rodeada de un bosque, en el que sobresale un gran aguacate con un tronco de siete metros de perímetro y más de 20 metros de altura, procedente de México y plantado en 1906. El interior se abre como una muestra fiel de la vida tradicional del oriente de Asturias. Los objetos están ligados a la arquitectura de los edificios y a las actividades que se desarrollaban en las tierras de labranza, el monte, el bosque, el prado de la iglesia el día de fiesta, el río o la escuela. Está organizado de acuerdo a dos modelos distintos. En el primero se muestran ambientes concretos. En la segunda parte se han estructurado exposiciones temáticas: una colección de piezas de hierro esmaltado, objetivos vinculados al queso; los tamargos de Llanes; los procesos textiles, los carros... No te pierdas ninguna de las dos.
Museo Etnográfico de Grandas de Salime, Pepe el Ferreiro. Si en cambio te aparece más hacer una incursión en el suroccidente, entonces una excelente opción es este centro inaugurado en 1984 y al que se acaba de bautizar con el nombre de su principal impulsor, fallecido recientemente. Grandas de Salime es un concejo de 114 kilómetros cuadrados con menos de un millar de habitantes. La idea de crear un museo para recoger las herramientas, máquinas y utensilios representativos del mundo rural del occidente partió de José María Naveiras Escanlar, apodado como Pepe el Ferreiro. Aunque estuvo en otra ubicación anterior, ahora se encuentra instalado en la antigua casa rectoral de la capital del concejo. La colección ha ido ampliándose con el paso de los años. Expone materiales de la zona fronteriza con Galicia: los concejos asturianos de Grandas de Salime, Allande, Pesóz, Santa Eulalia de Oscos, San Martín de Oscos y Vilanueva de Oscos, y los gallegos de A Fonsagrada y Negueira de Muñiz. Para abrir boca, te diremos que descubrirás una casa campesina o piezas vinculadas a oficios tradicionales. Se recrean espacios como la lareira o cocina, el hórreo con cubierta de paja de centeno, la bodega de vino o la fragua. Muchos de estos materiales estaban abandonados y fueron recuperados para formar parte del museo. Grandas de Salime es un viaje a través del desarrollo económico y social de un pedazo de Asturias.
El resto de la red
Estos son tres de los máximos exponentes de la de Redmeda pero no los únicos. Te proponemos sentarte en un pupitre tradicional frente a un encerado con tiza, en el Museo de la Escuela Rural de Cabranes; entrar en un palacio barroco del siglo XVII, situado en Veneros (Caso), para ver llabiegos, angazos, truébanos, los instrumentos que usaban los carpinteros y que han quedado a buen recaudo en el Museo de la Madera; paladear cómo es el proceso de elaboración de la bebida por excelencia de la región, en el Museo de la Sidra, en Nava; entender la bravura de los marineros de todas las épocas en el Museo Marítimo de Asturias, en Luanco (Gozón); entender por qué a Asturias se la considera un paraíso quesero, en el Museu Etnográficu de La Llechería, en La Foz de Morcín; o pisar unos antiguos altos hornos de fundición, símbolo de la industrialización del siglo XIX, para disfrutar del Museo Etnográfico de Quirós. También puedes acercarte al Ecomuseo de Somiedo, que está estructurado en tres espacios diferentes, en las casas con teito d'escoba (Veigas), en las antiguas escuelas de Caunéu y en el recinto ferial de La Pola de Somiedo; o al Museo Etnográfico de Grado, que funciona desde 1982 y que está situado en La Cardosa, a solo medio kilómetro de la villa. La trashumancia como una forma de vida. Ese es el principio que inspira el Museo Vaqueiro de Asturias, ubicado en Tineo. En cambio, el Museo Etnográfico Juan Pérez Villamil, en Puerto de Vega, te muestra la vida en el campo y en la mar y también la dureza de la emigración. En la Casa Natal del Marqués de Sargadelos, en Santa Eulalia de Oscos, caminarás entre los recuerdos de un gran industrial del hierro nacido en el siglo XVIII.
Si has disfrutado del atractivo y la variedad de recursos de esta red, debes saber que todavía hay más. Existen otras instalaciones a lo largo del Principado, ingenios hidráulicos o colecciones. Si con este aperitivo no has tenido bastante, prueba con el Ecomuseo del Pan o instalaciones etnográficas como Os Teixóis o el Mazonovo, ambos en Taramundi.
Para acercarte a todo lo que te ofrece el Paraíso Natural no dejes de visitar www.turismoasturias.es
