Atrás quedan combinaciones nada saludables y que flaco favor hacían a la alimentación de los más pequeños. Las tendencias saludables han venido para quedarse
Pan con chocolatina, rosquillas, bocadillo de mantequilla con azúcar… y se nos ocurren muchas más pero que implican mencionar marcas de bollería industrial que aún hoy en día siguen presentes en la memoria -y la realidad- colectiva.
Como no se trata de demonizar lo que antaño considerábamos una merienda exquisita (porque, para qué negarlo, todo aquello hacía las delicias de los paladares infantiles y también de los adultos), toca poner el foco en cómo aquellas meriendas caracterizadas por el exceso de dulce han ido dando paso a una democratización de sabores que, sin pecar de exceso de azúcar, satisfacen con creces el apetito de nuestros hijos e hijas tanto a media mañana como a media tarde.
En el siglo XX, sin duda, el protagonista de las meriendas ha sido siempre el pan. Una rebanada, dos rebanadas, pan de barra o pan de molde… sin olvidar sus infinitas combinaciones de ingredientes: aceite, sal, azúcar, chocolate, mantequilla, mermelada, quesitos, fiambre, paté o embutidos, entre muchas otras opciones. Con el paso de los años y haciendo caso a las informaciones que alertan del preocupante aumento de casos de obesidad infantil, esos ingredientes han ido perdiendo protagonismo en detrimento de otros productos como son la fruta, los lácteos, los cereales e incluso las verduras y legumbres. Esto es algo que se ha ido instaurando con el paso de los años no solo en las casas donde hay niños y niñas de corta edad, sino también en los patios de los colegios donde el equipo escolar da recomendaciones cada vez más acertadas sobre lo que los alumnos y alumnas deben traer a la escuela para merendar y lo que deberían desterrar.
Vaya por delante que merendar fruta es la mejor opción entre todas. No importa cuál, aunque siempre es recomendable que sean de temporada porque estarán en su momento óptimo de consumo y tienen mejor aroma, color y sabor. No hay de que la fruta, cuando está de temporada, es mucho más apetecible y, además, está mejor de precio que si se consume fuera de su época habitual.
Sin embargo, hay otras opciones de merienda saludable que son ideales para combinar con una o dos piezas de fruta, sea como tentempié de media mañana o de media tarde. Por un lado, proponemos un yogur casero de fresa para el que no hace falta yogurtera. Aunque la receta propone incorporar azúcar al gusto, lo preferible es no hacerlo ya que estará igual de sabroso sin endulzarlo.
Otra receta que no queríamos dejar de recomendar como merienda son las barritas energéticas de cacahuete y dátiles. Se preparan en un santiamén, no necesitan horno y en una misma elaboración podemos hacer barritas para toda una semana. Las barritas de cacahuete y dátiles son cómodas a la hora de llevar y consumir. Además de deliciosas, son una fuente de carbohidratos, proteínas y grasas saludables.
Y no queríamos cerrar este artículo sobre meriendas saludables con una opción un poco más golosa pero también sorprendente. Se trata de un bizcocho de remolacha y chocolate. La remolacha aportará un dulzor especial a la receta y permitirá prescindir de azúcares añadidos. Cierto es que no es una merienda para todos los días ni para todas las semanas, pero sí para una ocasión especial en la que se junten varios niños y niñas para descubrir que las verduras tienen una versatilidad inimaginable.
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