Si se conservan adecuadamente, hay productos que son más duraderos que el propio ser humano

Aunque normalmente hablamos de alimentación saludable enfocada a productos de temporada, frescos y de cercanía, hay un asunto que despierta bastante el interés: los alimentos que no caducan. Son productos que si se mantienen en un estado de almacenaje óptimo pueden durar casi infinitamente y, lo que es más importante, sin perder sus propiedades.

Que estos ingredientes tengan una durabilidad muy superior a la habitual no quiere decir que su calidad nutricional se ponga en duda, más aún cuando el sector de los ultraprocesados y productos prefabricados está en el punto de mira. No es el caso de estos alimentos que hemos seleccionado y que forman parte de nuestro día a día. De hecho, seguro que la mayoría de ellos están ahora mismo ocupando nuestras despensas.

Sal

La sal es lo que en lenguaje científico se conoce como cloruro de sodio y se trata de un conservante natural que absorbe la humedad de los alimentos y evita de esta forma que se formen hongos o bacterias sobre ellos. Una sal de buena calidad puede durar años pero, como hemos dicho, para que perdure también hay que conservarla en buen estado. Aunque absorbe la humedad es conveniente mantener la sal alejada de ella, por lo que la mejor opción es almacenarla en recipientes herméticos.

Azúcar

Al igual que la sal, el azúcar también es sensible a la humedad por lo que es casi de las pocas cosas que pueden perturbar sus propiedades y su aspecto. Por ello, también se recomienda guardarla en recipientes estancos para evitar que agentes externos le hagan perder su esencia. La mayor propiedad que tiene el azúcar es que actúa como barrera del crecimiento bacteriano. Tiene más en común de lo que pensamos con la sal, aunque los consideremos opuestos.

Miel

Atención al dato: la miel dura para siempre y no caduca nunca. Este manjar, elaborado a partir del néctar de las flores que se mezcla con las enzimas extraídas por las abejas dan como resultado un producto de baja humedad y de alta acidez. Además, su elevado contenido en azúcar impide que las bacterias y los microbios campen a sus anchas. Para conservarla adecuadamente, se recomienda hacerlo a temperatura ambiente.

Vinagre

Otro de los conservantes naturales por excelencia es el vinagre. Por eso, las conservas que vienen en vinagre tienen un tiempo de consumo mucho más prolongado que si no lo llevaran. Es el caso de los encurtidos, por ejemplo, que gracias al ácido acético que contiene el vinagre se conservan imperecederos mucho más tiempo. ¿Y si pruebas a hacer en casa tus propias conservas encurtidas como estos pepinos en vinagre?

Arroz

Quizás os preguntabais por qué no estaba en la lista. Pues sí, aquí está el arroz, también destacable por su absorción de la humedad y si no que se lo digan a los dueños de móviles mojados que han cubierto sus teléfonos de arroz rezando para que revivan. El arroz, por increíble que parezca, podría durar 30 años si lo conservamos en buenas condiciones, es decir, en un lugar fresco, limpio y seco. Hablamos del arroz blanco, el salvaje y el basmati; no ocurre lo mismo con el arroz integral, que está elaborado con ciertas cantidades de aceites naturales que hacen que se estropee con el tiempo.

Lo que sí tiene el arroz es una versatilidad infinita, como en esta receta de arroz con pulpo gratinado al horno llena de nutrientes que quita el sentido a cualquiera.

Café instantáneo

El café es enemigo de la nevera -en concreto, de la humedad- pero si se conserva en bolsas o recipientes opacos -evitando la luz a toda costa- puede durar también un par de décadas sin perder sus propiedades. Hablamos tanto de café molido como de café soluble, aunque en el caso de este último, el instantáneo, lo ideal es conservarlo en el congelador. ¿Te animas a probar esta receta de bizcocho de café y nueces al microondas en solo seis minutos? ¡Sí, seis!

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