En algunos casos son pequeños gestos, como planificar los menús de la semana; en otros, se trata de cuestiones más profundas como intentar controlar el hambre emocional o dormir las horas suficientes
La teoría puede resultar incluso más complicada que la práctica. De hecho, en la cuestión que consiste en poner en marcha un plan, una vez se coge el ritmo no hay quien lo detenga, pero dar el paso es lo complicado; qué decir si la cuestión atañe a la alimentación. Las constantes tentaciones, la falta de tiempo, el estrés... miles de factores, de sobra conocidos por la mayoría, dan al traste a diario con las buenas intenciones.
Sin embargo, hay opciones para que la pescadilla deje de morderse la cola. Para empezar, mejorar la planificación. Con dedicarle diez minutos el día que nos convenga, podemos organizar la lista de la compra semanal. De manera que finalmente solo nos llevaremos a casa aquello que necesitamos. O lo que es lo mismo, donde antes comíamos unos nuggets de pollo congelados porque no había nada en la nevera, ahora nos podemos tomar una ensalada de garbanzos al estilo griego o unas alcachofas salteadas con berberechos. Estos dos platos vienen al pelo porque sus ingredientes principales podemos utilizarlos en otras elaboraciones de las asignadas a esa semana, lo que nos facilita la tarea.
Y es que el batchcooking es otro de los tips fundamentales para hacer bien las cosas. Este sistema, que no es otra cosa que cocinar un día para toda la semana, además de garantizarnos unos menús de calidad que, a lo mejor, diseñaremos cuando no tengamos mucha hambre, ahorramos tiempo y, también dinero.
Hasta aquí parece sencillo, pero ahora hay que enfrentarse de verdad a la cuestión. Y para ello es fundamental darle prioridad a legumbres y verduras en nuestros platos. Si hasta la fecha eran (como mucho) residuales acompañamientos, debemos procurar que ganen un papel protagonista. Te damos cuatro alternativas que te resuelven una comida de diario:
- Menestra primavera
- Verdinas con bacalao
- Shakshuka (pisto israelí)
- Ensaladilla de garbanzos
Además, ahora que debemos tener las defensas más protegidas que nunca, es fundamental darles los ingredientes que necesitan para combatir todo tipo de virus. De entre todas las propiedades que debemos buscar en un alimento, la vitamina C se vuelve prácticamente indispensable, y la encontramos en frutas como la naranja y los limones y en verduras como los pimientos rojos y el brócoli. Para protegerte, dale una oportunidad a estos platos:
- Lubina asada con risotto de naranja
- Pasta integral con salsa de brócoli y almendras
- Ensalada de espinacas, pimientos y granada
- Tallarines con salmón en salsa de naranja
Además, otros hábitos afectan directamente a qué y cómo comemos. El problema es que muchas veces son más difíciles de identificar. Se trata del hambre emocional, que hay que aprender a identificar y controlar para evitar episodios en los que la comida sirve de cauce para controlar la ansiedad. El sueño es otro de los indicativos que pueden alterar una conducta alimentaria; dormir las horas indicadas es fundamental para controlar nuestro apetito porque si dormimos mal segregamos grelina, una hormona que induce nuestras ganas de comer.
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