Dicen que es la comida más importante del día, aunque muchas veces no le damos el valor suficiente. Ahora que estás en casa y no tienes que madrugar tanto, puedes aprovechar para dedicar más tiempo a este ritual matutino

LA VOZ

A todos nos han dicho mil veces que el desayuno es la comida más importante del día. Es una frase tan omnipresente que resulta casi un cliché. Pero, ¿realmente hacemos caso a esta afirmación general? Pues parece que no, si tenemos en cuenta que muchas personas continúan creyendo que un simple café bebido es suficiente para encarar la mañana o, incluso, también hay quien considera que excluir esta comida no es un error.

Por suerte, la pandemia ha cambiado ligeramente estos hábitos poco saludables. Así se desprende de la “Encuesta sobre hábitos de desayuno en España 2021” realizada por la Fundación Española de la Nutrición. Según este estudio, en estos últimos meses marcados por el coronavirus y el teletrabajo, hemos aumentado la cantidad de fruta que ingerimos a primera hora del día y el tiempo que dedicamos a los desayunos.

Pero ¿por qué es tan importante empezar el día con un buen desayuno?

Tomarse apenas veinte minutos para preparar y comer algo nutritivo por la mañana no supone tanto esfuerzo (y menos ahora si trabajamos desde casa y nos ahorramos el tiempo de desplazamiento a la oficina). Sin embargo, sí puede marcar una gran diferencia en nuestra salud, estado de ánimo y productividad. Al fin y al cabo, los alimentos que ingerimos por la mañana son nuestra primera fuente de energía después de un largo período de ayuno. Sin un desayuno completo, el cuerpo funciona en vacío, como si intentásemos arrancar un coche con el depósito de combustible bajo mínimos.

Lo dicen los expertos: comer a primera hora nos ayuda a poner el metabolismo en marcha. Al contrario de los que algunas personas creen, es un hábito que ayuda al cuerpo a perder grasa, ya que si nuestro organismo entiende que no hay alimentos, le cuesta desprenderse de esa grasa y lo que hace es reservarla. De hecho, un porcentaje altísimo de obesos en todo el mundo no desayuna, es decir, es un hábito poco saludable que tienen en común las personas con exceso de peso.

Además, desayunando también evitamos llegar desesperados a la hora del almuerzo y reducimos la probabilidad de caer en la (poco recomendable) tentación de los snacks procesados.

Y, ¿qué debemos desayunar?

Para construir un buen desayuno lo ideal es incluir un alimento fresco en forma de fruta o verdura (ya sea en zumo, macedonia o una pieza entera). Es igualmente fundamental incorporar un producto energético que difunda su poder de manera retardada como los hidratos integrales: cereales, pan, etc. Tampoco pueden faltar los lácteos, en forma de leche, yogur o queso fresco. Por ejemplo, este desayuno antioxidante a base de zumo de naranja y pomelo, kéfir con frutos rojos y tostada de aguacate con tomate, se prepara en solo diez minutos y está cargado de nutrientes para comenzar la jornada laboral rebosantes de energía.

Olvídate del café con galletas repletas de azúcar y aprovecha esos días de trabajo en casa para preparar desayunos diferentes, más completos y saludables como este rollito de tortilla con salmón y pepino con smoothie de frambuesa y avena. Y si no te entra el huevo por la mañanas, puedes sustituir la tortilla por unas sencillas milhojas de kiwi y queso fresco aderezadas con una deliciosa salsa de naranja y miel, y con un toque final de tomillo que le dará un sabor delicioso. ¡Imposible no empezar bien el día!

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