El protagonista de Deadpool ha protagonizado varios pelotazos millonarios gracias a inversiones en el sector de la telefonía o en un equipo de fútbol inglés
07 ago 2023 . Actualizado a las 10:44 h.El 11 de marzo de 1998 fue la primera vez que salió en televisión. Su personaje en la serie estadounidense Two guys and a girl era un veinteañero que trabajaba en una pizzería y soñaba con convertirse en médico. En realidad, el primer trabajo de Ryan Reynolds fue repartiendo periódicos para el Vancouver Sun, el diario de su ciudad natal. Lo compaginaba con su también primer papel como actor, dónde le pagaban apenas 150 dólares. «Me sentí un completo multimillonario», dijo en alguna ocasión. Lo sería tiempo después. No solo por haberse convertido en uno de los intérpretes mejor pagados del mundo —forma parte del selecto club que puede pedir más de 20 millones por película— sino por el imperio empresarial y publicitario que ha creado a base de acertadas inversiones.
Una compañía de telefonía móvil, una empresa de bebidas alcohólicas, un club de fútbol y hasta una escudería de Fórmula 1. Nada las relaciona, excepto Ryan Reynolds. Su visión empresarial es imposible de entender sin su papel protagonista en Deadpool, una película de superhéroes estadounidense basada en el personaje de Marvel Cómics del mismo nombre. Y de paso, un filme que recaudó más de 780 millones de dólares (unos 712 millones de euros).
En el 2014, Fox no quería saber nada de ella. Pero Reynolds, además de protagonizarla, se implicó en la producción mucho antes y pagó de su bolsillo a los guionistas porque tenía un gigantesco empeño en el proyecto. Una escena grabada a modo de prueba se filtró y los fans exigieron a Fox que la produjese. Luego fue un éxito sin precedentes. Y lo mismo sucedió con su secuela en el 2018. Ese mismo año Reynolds decidió fundar Maximum Effort, una especie de productora y agencia de márketing que hace anuncios publicitarios para todas las compañías en las que está involucrado. Y que ahora además forma parte de la producción de Deadpool 3, que se está rodando.
La saga es la primera inversión exitosa de Reynolds, pero tiene muchas. En el 2018 entró como socio a Aviation American Gin, una marca de ginebra producida en Portland. Dos años después la vendió por 610 millones de dólares al conglomerado Diageo. Algo similar sucedió con Mint Mobile, una compañía de telefonía móvil de la que adquirió el 25 % en el 2019. Hace unos meses se anunció su venta al gigante del sector T. Mobile por 1.350 millones de dólares. Durante la pandemia, compró, junto a uno de sus socios, el equipo de fútbol inglés Wrexham AFC. La próxima temporada, el club jugará en el fútbol profesional por primera vez en 15 años tras conseguir el ascenso. Y este mismo junio, la escudería Alpine de Fórmula 1 se aseguraba un respaldo de 200 millones de euros de un grupo de inversores, entre los que estaba Reynolds.
¿Cómo elige el actor dónde coloca su dinero? ¿por qué en sectores tan distintos? «No sé absolutamente nada de fintech, mi trabajo es contar historias», dijo hace poco cuando compró parte de Nuvei, una empresa canadiense de tecnología financiera. Lo cierto es que sus compañías han ganado notoriedad por las acertadas campañas publicitarias que él mismo ha producido a través de Maximum Effort, la joya de su corona. Reynolds es una especie de obseso del márketing , empeñado en la publicidad rápida: «Hay que moverse a la velocidad de lo que la gente habla», defendió en su día.
El actor, que acumula un patrimonio superior a los 300 millones de euros, tiene un perfil en LinkedIn. Allí, él mismo describe su trayectoria: «Llevo tres décadas actuando. En los últimos años, he construido lo que The Wall Street Journal llamó recientemente un imperio empresarial. Aún intento averiguar qué querían decir con eso».