La amarga ruptura con Vargas Llosa y los ataques póstumos de su «hijastra» fallecida han puesto en jaque a la madre de Tamara Falcó. La defensa pública de su primer marido, Julio Iglesias, ha sido un gesto inédito
12 mar 2023 . Actualizado a las 16:31 h.Isabel Preysler «no está pasando su mejor racha»; «es un golpe tras otro». Tamara Falcó, su hija más mediática, confirmó el pasado jueves, en su homilía semanal en El hormiguero, lo que ya es un secreto a voces que recorre el país. La celebridad filipina, de 72 años recién cumplidos, atraviesa un bache inédito e insospechado que ha revelado al mundo su faceta más frágil y humana. Ella, que ha tenido un historial sentimental poco convencional para su época, ha sido en España uno de los moldes de los modelos alternativos de familia, alejada de la tradición, del para toda la vida y hasta que la muerte nos separe. Ella siempre pareció perseguir por encima de todo su propia felicidad, le pesase a quien le pesase. Hasta ahora siempre había afrontado los embates, las críticas y los rumores con elegante estoicismo y con un silencio del que apenas salía para posar siempre con una sonrisa. Nada le había hecho perder jamás la compostura en público. Pero su figura hermética y solemne se ha desmoronado en las últimas semanas, las que separan la vida que durante ocho años compartió con Mario Vargas Llosa y su nueva, y casi inédita, etapa de soltería.
La separación del Nobel peruano, anunciada por sorpresa el pasado día de los Santos Inocentes, ha sido agria y llena de reproches y rencores por ambas partes. Como tantas rupturas que se producen cada día. Pero, Preysler nunca había saltado hasta ahora al ruedo de la prensa rosa y amarilla para revelar los trapos sucios de su vida en pareja. En un paso inédito en su trayectoria como reina de corazones, Isabel no dudó en exponer las diversas causas que, en su opinión, acabaron con su relación. Dejó que se filtrase su versión de que la culpa fue de los celos enfermizos del escritor y se ocupó de hacer saber que la exmujer de este, Patricia Llosa, la presionó por carta en los primeros tiempos del romance para decirle que ella era «un capricho más» y que no se tomara en serio las intenciones del novelista. Aquella misiva, que guardó durante todos estos años, la sacó a la luz el mes pasado, en los mismos días en los que trascendió un cuento de Vargas Llosa, Los vientos, que este escribió en diciembre del 2020. En él, lamentaba haber abandonado a Carmencita [su exmujer se llama Carmen Patricia] y definía con una frase muy gráfica el arrebato amoroso que lo llevó a abandonar a su familia para instalarse con Isabel en la mansión de Puerta del Hierro: «Fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón».
Con las semanas, las cosas han ido colocándose en su sitio. Vargas Llosa ha rehecho su vida con su exmujer para alegría de sus hijos, que no dudan el proclamar su satisfacción por el hecho de que el Nobel le haya dado la espalda. E Isabel intenta demostrar que ha pasado página, aunque es seguro que una ruptura con tanta notoriedad no entraba en los planes de una persona con una imagen pública muy calculada.
Intentando dejar atrás esta etapa, Isabel Preysler celebró su primer cumpleaños sin pareja en muchos años y se centró en digerir la turbulenta relación de Tamara Falcó con Íñigo Onieva, que, contra todo pronóstico, acabará en boda el próximo verano.
Pero los contratiempos todavía no habían concluido para la celebridad filipina. A finales de febrero falleció Laura Boyer Arnedo, hija de su anterior marido, Miguel Boyer y con quien nunca tuvo relación. Enferma desde hacía tiempo, y sabiendo que su final estaba cerca, días antes de fallecer concedió una entrevista a la revista Semana para que se publicara a título póstumo. Desde el más allá arremetía con enorme dureza contra la «reina de corazones», acusándola de ser «fría», «manipuladora» y «posesiva» y de no haber cuidado de su padre tras el ictus que sufrió en el año 2012. También la señalaba como la culpable de que ni ella ni su hermano Miguel tuviesen nunca una relación cercana con Ana Boyer.
Su hija menor respondió defendiendo a su madre en redes sociales con motivo del 8M. «Para nosotros, sus hijos, es la mujer que nos inspira cada día y a la que admiramos como a nadie. Te queremos muchísimo y gracias por ser tan excepcional», escribió.
Isabel respondió con discreción a través de ¡Hola!: «Me ha dolido. Claro que me ha dolido... Las cosas no fueron así, ni mucho menos. Sin embargo, no estaría bien que yo respondiera a esa entrevista cuando ella ya no está. Nunca he hablado mal de ella y no lo voy a hacer ahora».
Pero el gran giro de esta telenovela se produjo, también esta semana y en la misma revista, con el paso al frente que ha dado Julio Iglesias para salir en portada defendiendo a su primera esposa. Hace 45 años que el fin de su matrimonio causó convulsión social. El cantante reaccionó entonces como hoy Shakira y le compuso algunas canciones de despecho que sobresalen en su discografía, como Hey («no vayas presumiendo por ahí...») y Lo mejor de tu vida («me lo he llevado yo»). Todo aquello es agua pasada. El apoyo de Julio Iglesias es hoy incondicional: «Es excepcional, una campeona de verdad. Como madre es ejemplar, cariñosa y generosa, y como mujer, un diez y una maestra de la vida, y eso lo sabemos las personas con valores que hemos compartido su vida. Siempre tendrá mi apoyo y mi cariño», asegura. Además, no duda en calificar de «totalmente injusto» todo lo que le está pasando y arremete contra Vargas Llosa, de quien afirma que «su comportamiento ha dejado mucho que desear». «Un señor que ha convivido durante ocho años con una señora tiene que saber actuar y controlar cómo actúan las personas de su alrededor», añade.
Dicen que Isabel lo llamó por teléfono el propio miércoles para agradecerle sus palabras, aunque lo más probable es que ella supiese de antemano, o promoviese incluso, este alegato público en su favor.
También a Tamara Falcó le conmovió el gesto del «tío Julio». «Qué mono. Me ha encantado, muy cariñoso. ¿No os parece súper bonito que salga un exmarido a hablar así?», afirmó la marquesa de Griñón, que respondió con su espontaneidad habitual cuando le preguntaron, medio en broma, si veía posible una reconciliación familiar. «Los hijos de padres separados siempre quieren que vuelvan, pero con él se nos complicaría, tiene una familia».