Álex Lequio habla del cáncer que padece: «Mirarme al espejo y parecer un reptil me hace gracia»

J.P. LA VOZ

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Ana Obregón y Alessandro Lequio posan junto a su hijo en una entrevista para la revista Hola

21 feb 2022 . Actualizado a las 15:45 h.

Con su madre, Ana Obregón, a un lado y con su padre, Alessandro Lequio, al otro. Así aparece Álex Lequio en la revista Hola para contar todo sobre su enfermedad.

«No hay que dramatizar», asegura el joven. Con quince kilos menos y sin pelo a causa de la quimioterapia, Álex Lequio habla del cáncer que le diagnosticaron el pasado marzo y que lo ha llevado a Nueva York y Nueva Jersey para traerlo de vuelta a España a seguir con el tratamiento. 

«El cáncer no es sinonimo de fatalismo y muerte, sino al revés: es sinónimo de vida», afirma el hijo de Ana Obregón en la entrevista concedida a la revista Hola. Asegura que nunca se ha venido abajo y aconseja a las personas que están en su misma situación que sigan siendo felices: «Hay momentos de temor pero el temor únicamente se combate a través del conocimiento, intentando entender». 

Lleva diez meses luchando contra el cáncer y le quedan diez años de supervisión porque, como él dice, «Esta es una enfermedad en la que lo que queda es tomarte cada día como si fuera el último y esperar lo mejor posible».

Álex Lequio confiesa que los dos pilares de si vida con la familia y el trabajo. «Yo tengo seis amigos: dos de ellos son mis padres. No soy de esas personas que tienen muchos amigos, porque soy muy reservado en este sentido. Y a estas personas cercanas de verdad he tenido la suerte de verlas mucho cuando estaba en Estados Unidos» y, en cuanto a Ana Obregón y Alessandro Lequio va todavía más allá: «El nivel de relación que tenemos mi madre y yo y yo y mi padre y los tres juntos es tan fuerte que somos los mejores amigos. Yo creo que no hay acontecimiento en la faz de la tierra, ni siquiera una guerra nuclear, que pueda unirnos más».

El joven asegura que no ha dejado de trabajar en todo este tiempo y confiesa que  su deseo es parecerse empresarialmente a su abuelo lo máximo posible.  

Cuenta que lo primero que hizo cuando volvió a España después de su tratamiento en Estados Unidos es pedir un plato de jamón enorme y que no le preocupa el cambio físico que ha tenido que experimentar: «A mí, mirarme al espejo y parecer un reptil me hace gracia. Pero entiendo que haya gente que igual ese cambio físico le pueda impactar».