Tras su crema de avellanas cien por cien ecológica y un catering con tendencia vegetariana la cooperativa asentada en Cabranes prepara nuevos proyectos
20 jul 2022 . Actualizado a las 12:04 h.Productos cercanos, de temporada y ecológicos, una filosofía de vida basada en la sostenibilidad y el respeto a la Tierra y ganas de vivir en el medio rural, contribuyendo a revivirlo, son los ingredientes que componen Kikiricoop, una joven cooperativa formada por un grupo de amigos que nació con vocación soñadora de cambio. «Arrancamos en 2016 con ganas de creer algo que nos representase y enseñase nuestra filosofía de vida. Un proyecto que busca aunar fuerzas para poder vivir en el campo y del campo», cuenta Verónica Sánchez cofundadora y socia de la cooperativa.
Desde su creación, Kikiricoop sirve de paraguas legal a dos proyectos relacionados con la alimentación sostenible: Asturcilla, una crema de cacao y avellana asturiana, y Confusión Comidas, un cáterin de comida local y ecológica que en el último año se ha transformado para servir comidas preparadas a domicilio.
Ambos proyectos surgieron de la necesidad de los componentes de la cooperativa de abandonar unos trabajos precarios y del deseo de vivir en un entorno rural, trabajando allí y poniendo en valor los productos de la zona e integrándose en el tejido productivo local, para impulsar la vida rural y la creación de puestos de trabajo de calidad en ese ambiente. «Trabajamos y colaboramos con otras cooperativas de la zona y con productores locales buscando poder nutrirnos de gente cercana que abogué por la misma filosofía que nosotros, uno productos de calidad y respetuosos con nosotros mismos y el entorno», explica Sánchez.
Con mucho trabajo y ganas de mostrar su filosofía de vida es como empezó esta aventura que lleva siete años asentada Cabranes, donde a través de la ayuda de una «divertida» campaña de crowdfunding (financiación de particulares interesados en el proyecto) y de un crédito concedido por una Banca Ética, pudieron montaron una cocina profesional que es «el corazón de esta cooperativa, que ya se está quedando pequeño». De esa cocina es de donde salen los tarros de Asturcilla, una crema para untar. «La idea de la Asturcilla comenzó por uno de nuestros cocineros. Es una crema de cacao, pero con unos productos de calidad (avellanas de Piloña, leche ecológica de Nava, aceite de girasol ecológico traído desde Burgos, y cacao y panela procedentes del comercio justo) y sin alterar. Es toda una delicia que ha gustado mucho», explica la socia de Kikiricoop.
De la misma cocina salen los platos de Con Fusión comidas, un cátering en el que los productos de temporada, de km 0 y ecológicos se combinan para crear platos y bocados que van desde lo tradicional a la fusión de comidas del mundo. Aunque tienen tendencia a dar prioridad a los vegetales también trabajan con carnes y pescados y sirven en todo tipo de eventos, adaptándose a cada circunstancia particular sin perder de vista su filosofía esencial: «El desarrollo de una economía sostenible que no intoxique la tierra ni a las personas». «El proyecto inicial era este, pero con la pandemia nos tuvimos que reinventar, porque no había eventos, y nos dedicamos elaboramos comida a domicilio», cuenta Verónica.
Con el tiempo, la cooperativa pasó a abarcar más proyectos. Actualmente, sus socios se encargan de los comedores escolares de la zona de Cabranes y están inversos, junto con otras cooperativas, en la creación de un obrador colectivo. «El objetivo de Kikiricoop siempre fue generar recursos colectivos», explica Verónica.
En su corta trayectoria, los socios de Kikiricoop han conseguido generar actividad económica en el rural asturiano y ofrecer alternativas alimentarias locales y saludables. Algo que hace que el balance de su labor en la cooperativa sea muy positivo. «Trabajar en el marco de la economía social y solidaria es muy enriquecedor. Kikiricoop nos permite generar beneficios a nivel social y medioambiental a la vez que trabajamos en el proyecto que elegimos. Es muy gratificante», señala Sánchez.