El angustioso rescate de una mujer encerrada en un ascensor de Gijón: «Si me llego a quedar entre dos plantas, me muero»

GIJÓN

La solidaridad vecinal permitió que Gloria Blanco se sintiera «amparada» en todo momento hasta ser rescatada por dos albañiles que trabajaban en la reforma de un piso del mismo bloque
02 may 2025 . Actualizado a las 20:37 h.Entre la oscuridad, se hizo la luz de la solidaridad y el vecindario. El apagón del pasado lunes cogió a toda Asturias por sorpresa. A algunos, la caída eléctrica les pilló en su puesto de trabajo, a otros en sus domicilios y, a quienes tuvieron peor suerte, en un ascensor. Es el caso de Gloria Blanco, vecina de un bloque de viviendas ubicado en la calle Adosinda, en pleno centro de Gijón.
«Salí a hacer recados y estaba subiendo de vuelta a casa», relata la protagonista, cuando todos los equipos eléctricos fallaron súbitamente. A ella, el apagón la encontró en un pequeño cubículo, totalmente a oscuras. «Vivo en un sexto y se me paró el ascensor en el tercero. Tuve suerte de no quedarme entre dos plantas, si me llega a pasar eso, me muero», exclama. Su primer impulso fue llamar a sus vecinos. «Esta es una comunidad donde todos nos llevamos fenomenal y nos conocemos de siempre» asegura, por lo que en pocos minutos, algunos inquilinos se percataron de lo que sucedía y decidieron acompañar a la mujer desde el lado exterior del ascensor.
«No sé si me dio tiempo a tener miedo. No sé lo que sentí. Era un cúmulo de emociones, pero como tenía gente fuera en todo momento, me sentía amparada», recuerda Blanco. «No te preocupes, te vamos a sacar», le decían algunos residentes, animándola, mientras ella intentaba comunicarse con el 112. «Mi hijo me dijo que siempre hay cobertura para llamar a emergencias, pero tenían las líneas saturadas y se me cortaba», cuenta.

Sus rescatadores, antes de que llegaran los servicios de emergencias, fueron dos operarios que trabajaban en la reforma de una vivienda en la segunda planta del bloque. Coincidencias de la vida, era su primer día de trabajo en el inmueble. «Estuve como una hora encerrada, eran las 13.25 cuando ellos me sacaron», narra la mujer. Según explica, los jóvenes le abrieron la puerta desde el exterior y, aunque tuvo que esforzarse para alcanzar el suelo del rellano, ya que el ascensor se había detenido por debajo del nivel de este, logró salir sin mayores dificultades.
Pero ahí no acaba todo. Rubén Ríos y Jheriko Sánchez, los dos trabajadores de la empresa Blanes Decoración que se encargaron de socorrer a la vecina atrapada en el ascensor, también ayudaron a otros inquilinos de avanzada edad y con problemas de movilidad que habitan en el bloque.
Minutos después de la caída de luz, en el portal del edificio se reunieron varios vecinos que no podían subir a sus domicilios sin el ascensor. Por ejemplo, Eugenio García, nonagenario que volvía junto a su hija Sonia de una cita médica en el centro de salud de Zarracina. Los dos jóvenes cargaron con el anciano, sentado en su silla, escaleras arriba hasta dejarlo en su domicilio. «Nos ayudaron un montón. A todo el que pudieron, lo llevaron hasta su casa», comenta agradecida Sonia García. Asimismo, la mujer hace extensible su agradecimiento al personal sanitario y a la Policía Local, quienes también ayudaron a su padre para que fuera atendido en la consulta pese al desconcierto generalizado causado por el apagón.
A Ángela Caballero, de 84 años y con problemas en las rodillas, los albañiles también la ayudaron a subir «muy despacito» hasta el sexto piso: «Se portaron muy muy bien. Yo no hubiera podido subir sola por las escaleras». En otros casos, también se ocuparon de subir carros y bolsas de la compra hasta las plantas superiores del bloque.
Pese a la falta de electricidad y las dificultades que trajo consigo el apagón, la colaboración entre vecinos y la rápida actuación de quienes estaban presentes permitieron resolver con eficacia los contratiempos más urgentes. Al final, todo quedó en un gran susto.