Una gaviota ataca a un niño de 7 años en un colegio de Gijón para quitarle una galleta: «Están en el tejado, como en una película de Hitchcock»

Marcos G. García REDACCIÓN

GIJÓN

Colegio público Santa Olaya
Colegio público Santa Olaya

La directora del Santa Olaya explica que al menor «se le inflamó la zona con puntitos de sangre»

16 ene 2025 . Actualizado a las 13:26 h.

Como una escena de «Los Pájaros» de Hitchcock. Rocío Paz, la directora del colegio público Santa Olaya, ubicado en El Natahoyo, describe así la incómoda y más que habitual presencia de gaviotas en las cornisas del centro. Unas aves que parecen estar haciéndose cada vez más osadas en sus incursiones en busca de alimento, hasta el punto de perderle el miedo a la presencia humana.

El pasado martes un alumno de siete años de edad del centro estaba tan tranquilo tomando su tentempié de la mañana en el patio del centro cuando una gaviota se precipitó sobre él para quitarle su comida de la mano. El deseo de Rocío Paz es «que no vuelva a suceder algo así». Explica que el alumno fue atacado «a la hora del recreo». El pequeño «había comido una manzana y estaba sacando unas galletas». Fue ese el momento en el que «vino una gaviota, el crío levantó la mano para que no se comiera la galleta, la gaviota fue más arriba fue más arriba para cogerla y le arañó la cara desde el pómulo hacia abajo, por lo que un poco más arriba y le da en el ojo».

Al pequeño «se le inflamó la zona con puntitos de sangre», pero afortunadamente «no se le abrió a piel ni llegó a sangrar». La directora del Santa Olaya comenta que «fue un susto, pero él es un niño muy tranquilín, que le estábamos curando y desinfectando y el pobre ni se movía». «Nosotros estamos al lado del mar, entre la playa del Arbeyal y Poniente, con los astilleros delante», comenta la responsable de este equipamiento educativo. Resalta que en la zona, y en el colegio concretamente, «se concentran muchas gaviotas y hay determinados días en los que están en el tejado, como en una película de Hitchcock, esperando a que los niños acaben el recreo».

Sin embargo, «nunca había pasado que se tiraran directamente a las manos de un niño para quitarle el tentempié o la merienda». Explica que desde el centro llevan «muchos años pidiendo que cierren la pista cubierta». Y es que con la instalación de unas pantallas el patio «quedaría cerrado como un pabellón y los niños podrían salir y jugar». «Este es mi noveno año en la dirección y es una obra que pedimos constantemente», recalca. Insiste en que la inversión consiste «en unos paneles de fibra», nada especialmente caro ni complejo de instalar. Además, recalca que sería una obra «por la seguridad de los niños».

Rocío Paz comenta que hay otras escuelas en la ciudad «con los pabellones en el techo con paneles de fibra, como en el caso del colegio público Eduardo Martínez Torner, que tienen una pista muy grande para jugar y correr sin peligro». Además, «cuando llueve y hace viento el agua entra hasta el medio de la pista», por lo que esta obra permitiría, nunca mejor dicho, matar dos pájaros de un tiro. «Si hay ciudades que han conseguido erradicar que haya palomas y gaviotas merodeando, que lo hagan aquí», concluye la directora del colegio público Santa Olaya.