Marcos Tamargo, pintor gijonés: «Talento, creatividad y trabajo, sin una de las tres el artista no está completo»
GIJÓN
Es el artista encargado de retratar a las mujeres galardonadas con el Premio Nobel a través de una de sus técnicas más conocidas, el MoveArt
20 nov 2024 . Actualizado a las 09:30 h.El arte y la pintura han estado presentes en la vida del pintor Marcos Tamargo desde su infancia. Sin embargo, el comienzo de su carrera profesional no fue sencillo, tras acabar los estudios de empresariales en la Universidad de Oviedo, Tamargo tomó la decisión de mudarse a Nueva York para perseguir sus sueños. Sus ya casi 20 años de formación en el mundo pictórico le han servido para hacerse un nombre en el mundo artístico, trabajar con más de 10 galerías de todo el mundo y ser el actual encargado de retratar a las mujeres galardonadas con el Premio Nobel con una de sus técnicas más curiosas y conocidas, el MoveArt.
Marcos Tamargo —Gijón, 1982— mostró interés por la pintura y el arte desde pequeño. A pesar de que en su familia materna hay algún que otro artista —cantantes, bailarines o músicos— ninguno de ellos estaba relacionado con el mundo pictórico. Tamargo comenzó su formación acudiendo a clases de pintores particulares que daban clases en Gijón como Javier Martínez Solar, pero tras terminar los estudios obligatorios, comenzó a estudiar empresariales en la Universidad de Oviedo e hizo un año de Erasmus en Inglaterra, concretamente en Sheffield. Sin embargo, su sueño era otro.
«Miré en internet donde estaba la mejor escuela de arte del mundo, vi que era en Nueva York y para allí me fui». Tras cruzar el charco, Marcos Tamargo comenzó su formación en la Art Student League, escuela en la que estudiaron artistas como Jackson Pollock, y continuó su enseñanza en la School of Visual Art. Sus primeros pasos en la ciudad de la gran manzana no fueron fáciles. «Nueva York es una ciudad dura. El primer año no me dedicaba íntegramente a la pintura, tenía que combinar el arte con otro tipo de trabajos».
El éxito de este pintor gijonés no se hizo esperar mucho. Con tan sólo 28 años Marcos Tamargo comenzó a colaborar con galería y a hacer ferias de arte. Desde entonces, Tamargo ha podido dedicarse de manera exclusiva a su pasión, la pintura. Sin embargo, el paso de los años no le ha quitado al asturiano la ilusión por el arte. «¿Recuerdas cómo te sentías todos los días a los 15 años? Pues un pintor se siente así siempre. Creo que uno nunca puede perder la emoción. A día de hoy, cuando estoy por la noche en casa y está todo el mundo en la cama, sigo con ganas de volver al estudio para ver como secó la obra y pensar que retoques le voy a hacer. Lo mismo me pasa cuando tengo una inauguración», relata.
Su pasión por la pintura ha llevado a Marcos Tamargo a ser «muy exigente» consigo mismo, una cualidad que asegura le ha servido para poder continuar desarrollándose y evolucionando como artista. «De cada obra que saco a la luz, elimino cuatro o cinco piezas. Solo quiero sacar lo mejor y creo que eso dice bastante de mí. La pintura es una carrera de largo recorrido y cada vez tienes que ir superándote». A pesar de tener «la vida resulta», bajar la guardia no es una de las opciones que baraje el artista asturiano. «Para mí es un motivo de más responsabilidad, para querer hacerlo mejor día tras día».
Tras su paso por Nueva York, Marcos Tamargo deambuló por distintos lugares como Miami —donde aún conserva un almacén— o Kenia antes de regresar a su tierra natal, Asturias. El artista asturiano continúa trabajando en su estudio de Gijón, donde pinta sus obras que se exponen a día de hoy en más de 10 galerías repartidas por todo el mundo. Las ferias de arte tampoco faltan en su itinerario. «Los últimos sitios por los que hemos estado este último mes y medio, por orden, han sido Nueva York, Estocolmo, Ámsterdam, Madrid y Hamburgo».
Obra y técnica, MoveArt
La principal fuente de inspiración para el pintor gijonés, asegura, es su entorno. «Mi pintura es muy matérica y mi trabajo es fácilmente identificable. No creo que tenga sentido que yo pinte cosas antiguas o del futuro. Creo que un artista debe plasmar sus días. Yo plasmo mi alrededor, mis vivencias, mis viajes, en definitiva, lo que me mueve: la naturaleza, la familia, la gente que conoces, las culturas. Reflejo las imágenes que me impactan visualmente y a veces hago composiciones de distintas imágenes que veo y las uno en una misma obra».
Pero si hay una técnica que caracteriza a la obra de Marcos Tamargo es el MoveArt. El pintor descubrió esta técnica casi al principio de su carrera y desde entonces la ha ido perfeccionando. A través de ella, se pueden observar dos obras en un mismo cuadro, una con la luz natural y la otra en la oscuridad. «No se trata solo de una técnica pictórica, sino que también entra en juego la propia presentación. Se trata de un marco autosuficiente, porque cuando se apaga la luz, ellos mismo se iluminan para que salga la otra obra».
A través del MoveArt, Marcos Tamargo retrató durante cinco años, por encargo del Ayuntamiento de Oviedo, a los premiados de los Premios Princesa de Asturias. Desde 2019, utiliza esta técnica para plasmar los rostros de las mujeres galardonadas con el Premio Nobel.
Talento, creatividad y trabajo
Crecer profesionalmente dentro del mundo del arte no siempre es sencillo. Tamargo tiene claro cuáles son las tres claves del éxito: talento, creatividad y trabajo, «no sirve una sin las otras», asegura. «Si falta cualquiera de las tres el artista no está completo».
Para quienes comienzan a dar sus primeros pasos en el mundo del arte pictórico, Marcos Tamargo no quiere perder la oportunidad de compartir con ellos un consejo. «El mejor consejo que le puedes dar a alguien que esté estudiando arte o terminando la carrera es que sea fiel a sí mismo, que no tema el riesgo y que tenga su propia personalidad, guste o no a los demás».
La pintura para Marcos Tamargo no es solo una profesión, es una pasión en la que, asegura, continuará formándose y aprendiendo nuevas técnicas, «por mucho que sepas y que las cosas vayan bien, hay que seguir investigando», concluye el artista.