Saca la máxima nota en la cátedra tras ser sancionado por poner sobresalientes a sus alumnos: «Es una venganza por lo que me han hecho»
GIJÓN
La Consejería de Educación abrió un expendiente disciplinario a Yván Pozuelo por su método de evaluación en un instituto asturiano. El docente imparte ahora clases en la Escuela de Hostelería y Turismo de Gijón a la espera de que salga firme la sanción. «Algún día sabremos toda la verdad», asegura
15 oct 2024 . Actualizado a las 18:47 h.Calificar a casi todos los alumnos con la nota más alta le costó a Yván Pozuelo Andrés su puesto como profesor de francés en el IES Universidad Laboral de Gijón. Por su método de evaluación, entre otros cuatro cargos más, la Consejería de Educación le abrió un expediente disciplinario. En consecuencia, el docente fue suspendido de empleo y sueldo del centro donde estuvo catorce años como coordinador de proyectos Erasmus +. Tras esta sanción, «el profesor de los dieces» ha demostrado que no solo pone sobresalientes sino que él también los saca.
El docente asturiano ha obtenido recientemente una nota de 10 en su cátedra. «Estoy muy orgulloso porque somos muy pocos los catedráticos de 10 y además soy joven para serlo», asegura sin caber todavía de sí en su gozo. Esta convocatoria, a su juicio, «no estaba hecha» para él sino más bien para gente que «precisamente está fuera del aula». En su caso, «nunca» ha salido del centro educativo. Es por este motivo que no puede estar más contento por haber sacado un sobresaliente y más teniendo en cuenta todo lo que ha pasado estos últimos años.
«Es como una venganza por lo que me han hecho. Yo ya era catedrático de 10 antes del expediente y es increíble que desde la administración no se hayan dado cuenta que a un catedrático no se le puede decir que no tiene libertad de cátedra. Es que es realmente ridículo», manifiesta, antes de señalar que dentro de los méritos baremados había publicaciones donde explica su «teoría del 10», un método de evaluación que desde la propia Consejería de Educación «consideran que daña al alumnado asturiano».
El hecho de haber sacado un 10 permite ahora «demostrar» que el expediente disciplinario que abrieron a Yván Pozuelo en junio de 2021 «no era nada pedagógico ni metodológico». «No fue por llegar tarde, insultar a los alumnos o estar mal con las familias, simplemente fue porque no están de acuerdo o no entienden mi método de evaluación. Es por algo personal pero todavía no sé porqué, porque realmente no soy nadie. No me muevo en ningún círculo de poder ni nada como para tener esa inquina contra mí», denuncia.
Desde que fue expedientado, el docente asturiano ha peregrinado por los distintos juzgados de Asturias, además de presentar numerosos recursos para que se suspendiese dicha sanción. Los magistrados ya han anulado «tres de los cuatro cargos» presentados y aunque en cierta manera son buenas noticias, este periplo judicial ha hecho mella en su salud. Son «muchas» las preocupaciones que tiene, pero lo que más le duele es ver sufrir a su familia.
«Muchas personas de mi entorno estuvieron durmiendo mal durante días porque sabían que todo esto era injusto, que además era mentira y que se fabricó un dossier que no tenía ni pies ni cabeza. Eso es algo que no voy a perdonar nunca, jamás», dice. Por el momento, ya se ha «vengado», en cierta manera, con ese sobresaliente en la cátedra. Pero, «como además de docente de aula soy académico pues todavía hay mucho más para vengarme, en cuanto a pensamiento crítico se refiere, sobre todo lo ocurrido».
Pendiente de avances con respecto a su sanción, que «en breve saldrá firme», Yván Pozuelo continúa dando clase en la Escuela de Hostelería y Turismo de Gijón, donde afronta su cuarto curso. «Aquí estoy muy a gusto, aunque es verdad que ya lo estaba antes con mis alumnos de ESO y Bachillerato. Nunca tuve ningún problema con ellos, ni de disciplina, ni en clase ni nada, por eso a lo mejor de ahí parten un poco los celos y las envidias», asegura.
Impartir materia en la Formación Profesional es un «pequeño reto» para él pero también es un «plus» de satisfacción. «Ves que los alumnos tienen una salida más inmediata al mundo laboral y es gratificante que el conjunto del profesorado participe en esos logros. En esta escuela se está trabajando mucho y bastante bien en este sentido», confirma. A las aulas del centro gijonés, por lo general, acuden personas que «no han tenido vidas plácidas», por lo que el hecho de ver que prosperan para el docente asturiano es también una recompensa.
«¿Por qué esa gente no van a ser de 10 cuando estudian y trabajan? Estuve 20 años escuchando que la juventud ni estudiaba ni trabajaba y ahora solamente veo a jóvenes que estudian y además trabajan. Por eso, no voy a participar en esa depresión, en esa negatividad de que a los jóvenes no les gusta nada, porque desde mi punto de vista, mi prisma y mi pupitre esa premisa es totalmente falsa», manifiesta.
Es por este motivo que Yván Pozuelo defiende a capa y espada su método de evaluación que consiste en dar «siempre» un 10 a quien progresa. «La nota al fin y al cabo motiva. No descalifica, no devalúa y, sobre todo, no ayuda al alumno a abandonar», recalca, antes de dejar claro que, las tres últimas leyes educativas —LOMLOE, LOMCE y LOE— «se basan en premiar el progreso del alumno».
«¿Por qué voy a tener, entonces, que echar todo para atrás solamente para poder vivir, entre comillas, más tranquilo? Sería aceptar una represión que además es totalmente injusta. Yo no pongo un 10 al que no trabaja, al vago, al contrario. Si en otras asignaturas no trabajan no es mi problema pero en mi aula hay que trabajar, sí o sí, no hay escapatoria», dice el docente que se sirve de «trucos pedagógicos, didácticos y dialógicos» para conectar «más y mejor» con el alumnado.
Califica por tanto de «barbaridad» la apertura de su expediente. «Viendo y sabiendo todo lo que pasa en los institutos, donde familias denuncian que hay profesores que están ahí para pasar el rato e incluso de manera que se castiga a quien está comprometido con la enseñanza y no tiene ninguna denuncia ha sido y es raro, pero algún día sabremos toda la verdad».
«Deberían de saber que realmente en el mundo académico lo que se tiene que sobrellevar es el diálogo, y aquí no vinieron a dialogar nunca jamás sobre mi método. Lo dieron como un fallo en mi sistema y al cual poder agarrarse para castigarme. Pero bueno allá ellos si están contentos con eso», dice Yván Pozuelo, quien lo único que quiere es trabajar tranquilamente.
Se plantea, por tanto, recurrir al Tribunal Supremo para parar esta «comedia» que lo está «castigando y sigue sancionado». «Tenemos la duda de si merece la pena seguir con esto o no porque creo que la gente ya se ha dado cuenta de que aquí huele fatal, por parte de la administración. Por mi parte solamente hay una persona que es trabajadora, simple y llana, que ha hecho esfuerzos y méritos suficientes para ser además catedrático de 10», sentencia.