El nuevo local cuenta con siete dianas a las que arrojar objetos punzantes de todo tipo
29 oct 2024 . Actualizado a las 13:22 h.Gijón es una ciudad llena de actividades de ocio, desde museos hasta conciertos, exposiciones o actividades deportivas, pero había una que aún se le escapaba. Puede que las pelotas antiestrés se te hayan quedado cortas, o que el sueño de tu vida sea sentirte como un auténtico vikingo. Lanzar hachas es el ejercicio perfecto para desestresarse y sentirse un personaje digno del Valhala, pero hacerlo al aire libre o en casa podría resultar peligroso. El nuevo local que ha abierto sus puertas en la ciudad trae consigo una nueva alternativa de ocio dando cabida, precisamente, a este ejercicio de lanzamiento. El Hachódromo de Gijón, situado en la calle Ribadesella, celebró su inauguración el pasado 21 de septiembre con un «recibimiento increíble».
Ysrael y Yeraldine, propietarios de este nuevo negocio, comenzaron a plantearse la apertura del nuevo local en el año 2020. Ambos venían de mundos laborales muy diferentes, él ingeniero mecánico y ella, asociada a la ONU, sin embargo, «la idea de este negocio surgió en plena pandemia, en una reunión con amigos. Es una actividad que iba acorde con mi personalidad», explica Ysrael. Pero no fue hasta el año pasado, cuando ambos visitaron otro local de este tipo en Santander. La idea resurgió e Ysrael y Yeraldine decidieron hacer su sueño realidad. «Fue entonces cuando se me reanudó la idea de traer uno de estos locales a Gijón».
Una nueva actividad enfocada al ocio que hasta ahora no se había cubierto ni en Gijón, ni en Asturias. «Me pareció que esta ciudad era un buen punto de partida para el negocio. Mi socia estuvo de acuerdo conmigo y en enero decidimos ponernos manos a la obra». Los comienzos no fueron sencillos. «Primero contactamos con la franquicia con la que estamos ahora mismo, El Hachódromo, que ya cuenta con un local en Madrid y uno en Sevilla. En enero fuimos a verlos en XMadrid para conocer la franquicia y cómo trabajaban».
Finalmente, el pasado 21 de septiembre, El Hachódromo de Gijón abrió sus puertas. Desde el primer momento el local ha contado un «recibimiento increíble». Esta buena acogida no ha sido solo por parte de los gijoneses, el local también ha triunfado en redes sociales. Con su segundo vídeo en Tiktok ya han superado las 130.000 visualizaciones y, en Instagram, con tan solo tres publicaciones, han sobrepasado las 30.000 reproducciones.
La actividad consiste concretamente en el lanzamiento de hachas, un deporte emergente que cuenta ya con su propia liga nacional y que se originó a raíz de los precisos movimientos de los leñadores. Aunque si retrocedemos en la historia, según cuenta El Hachódromo en su propia página web, los campeonatos de lanzamientos de hachas ya existen desde la época de los celtas.
Este nuevo local gijonés, ofrece un total de siete dianas en la que podrán jugar un máximo de cuatro personas. Para garantizar la seguridad de los asistentes, las dianas están creadas y construidas a través de sistema de jaulas de metal que no permiten que un hacha pueda ir a otra diana. «Por supuesto, hay líneas de seguridad y fuera de ellas los clientes no pueden jugar con las hachas. Además, la actividad está dirigida por un monitor. Mi socia o yo nos quedamos con el cliente hasta que logra tener la técnica para el lanzamiento correcto del hacha para que pueda disfrutar por completo de la actividad».
El horario de apertura del local es de 13.00 a 23.00 horas y los precios varian en función de la duración de la actividad. «Ahora, por ser el mes de apertura los tenemos reducidos a mitad de precio: 9 euros la hora y 7 euros la media hora».
El lanzamiento de hachas no es la única actividad que ofrece este local gijonés. El Hachódromo de Gijón cuenta además con un servicio de bebidas. Entre ellas, destaca su propia edición de la hidromiel realizada en colaboración con Zángana, una empresa asturiana ubicada en Santo Adriano.
Aunque tan solo han pasado unos días desde su apertura, Ysrael y Yeraldine ya tienen nuevos proyectos entre manos. Entre ellos, la ampliación del local para crear una Rage Room, o cuarto de la ira. «Tenemos pensado abrirlo a finales de año, si todo va bien. Se tratará de un cuarto de destrucción de objetos, botellas, televisores, microondas, emisoras, equipos de sonido, etc. Todo esto, por supuesto, con la seguridad necesaria para que la actividad sea lo más segura posible», explica el propietario. Pero mientras tanto habrá que conformarse con descargar la ira con las hachas y las dianas.