La ciudad gijonesa conserva multitud de construcciones históricas cargadas de elementos decorativos que, en ocasiones, puede pasar desapercibidas
28 sep 2024 . Actualizado a las 10:27 h.Hay muchas formas de conocer la historia de la ciudad, a través de sus monumentos, de sus museos o de gente. Pero también se puede escribir la historia a través de los edificios y los movimientos arquitectónicos que están aguardan en su interior. Hay ciudades en las que un simple paseo sirve para toparse de frente con su imponente arquitectura, el coliseo de Roma, Notre Dame en París, o el Big Ben en Londres. En otras, sin embargo, hace falta ir un poco más atento para poder descubrir todos los secretos se esconden los edificios y sus fachadas.
Gijón alberga en su interior multitud de edificaciones que caracterizan la ciudad. Entre su arquitectura civil destaca el edificio de la Universidad Laboral de Gijón, considerado el edificio más grande de España. No dejan a nadie indiferente tampoco el palacio de Revillagigedo, del siglo XVIII, la casa consistorial, una obra de Andrés Claudio Coello Roldán, o La Escalerona, diseñada en 1926 por Miguel García de la Cruz, que se ha convertido hoy en día en un punto de referencia del paseo del Muro. Su arquitectura religiosa tampoco se queda atrás con edificaciones como la iglesia de San Pedro, la de San José, o la de San Lorenzo, que recuerda inevitablemente a la catedral parisina.
Sin embargo, una ciudad completamente urbanizada y adaptada a la vida moderna aún esconde en sus calles una larga historia arquitectónica. Sus fachadas son discretas pero imponentes, pasan desapercibidas, pero solo hasta que te fijas. Una vez las ves, no puedes parar contemplar sus miles de detalles. Como no es fácil identificar estas maravillas arquitectónicas, David Alonso Medina, geógrafo e investigador gijonés, lo pone fácil a través de su cuenta de X (@DavidAlonsoMed).
David Alonso Medina recopila desde hace años en sus redes sociales una auténtica guía de edificios ubicados en la ciudad de Gijón. Obras llenas de historia y detalle que se pierden entre el modernismo actual y una infinidad de edificaciones que recogen entre sus cuatro paredes parte de la historia de la ciudad. Destacan edificios como el situado encima de la mítica tienda de discos, Mundo Sonoro. Una edificación de 1930, obra de Juan Manuel del Busto que, según explica el experto, refleja la combinación perfecta entre los principios simétricos y funcionales del racionalismo junto al acabado decorativo propio del Art Déco. Destaca, además, su puerta de entrada, una de las «más guapas de todo Gijón».
Pero este no es el único edificio que capta la atención del geógrafo. Construido en 1910 y caracterizado por su llamativo color amarillo, destaca por mantener aún elementos decorativos ecléctico-modernistas «de primer nivel» a pesar de las modificaciones que ha sufrido su fachada a lo largo de los años. La historia no se libra de la irrupción del urbanismo actual, pues según lamenta el autor, el edificio tiene, desde 20129, autorización para un recrecido de dos plantas más. Un hecho que ya han sufrido otras edificaciones gijonesas.
El Museo Nicanor Piñole no solo alberga la historia en su interior. Tanto valor tienen sus obras como el edificio que las salvaguarda. Esta construcción de 1908, obra de Luis Bellido que era anteriormente el Asilo Pola, conserva aún hoy su elegancia gracias a la proporción y «perfecta colocación» de sus elementos decorativos. Si hablamos de grandes edificios de la ciudad, no podemos obviar lo que en 1935 se convirtió en la nueva sede del Banco de España en Gijón. Se trata de un edificio neoclásico que cuenta con un aspecto «rotundo y monumental», en el que destacan especialmente las columnas de su pórtico de entrada y que, hoy en día, cumple la función de biblioteca pública.
Pocos podrían pensar que un garaje estuviera lleno de encanto, acostumbrados a las edificaciones subterráneas, oscuras y, en ocasiones, lúgubres. No es el caso del Garaje Asturias y el Garaje Sporting, que están dotados de «singularidad y belleza». Se trata de dos obras de épocas distintas, el primero de ellos data de 1910, y el segundo es una reconstrucción de 1948. Ambos son considerados por el experto David Alonso Medina como los supervivientes de un modelo constructivo adaptado a un fin comercial.
Gijón aún conserva un escaso patrimonio industrial en un estado aceptable como por ejemplo, el antiguo Parque de Bomberos. Esta construcción de 1939, obra de José A. Díaz Fernández Omañan, es un ejemplo perfecto de «esa arquitectura de línea y curvas que representan fielmente su estilo racionalista».
Aunque no es lo más común, entre los altos ediciones que se aglomeran en la ciudad, aún quedan algunas casas particulares, como la situada en la calle Cabrales, fácilmente reconocible por la gran palmera que adorna su pequeño jardín. Se trata de una construcción reformada en 1913 por Luis Suardíaz, quien la dotó de un aire moderno, en la que se incluyó, una «rica y aún visible decoración exterior e interior de la vivienda».
Salir de compras por el centro de Gijón se puede convertir en el recorrido turístico perfecto para conocer y entender la arquitectura de la ciudad. Por ejemplo, la tienda de ropa Mango, en la calle Corrida, se ubica en el edificio del antiguo Banco Español de Crédito. Esta construcción, obra de Mariano Medarde, se construyó en 1892 y fue reformada en 1920, por Manuel del Busto. Su presencia, color y singularidad continúan reflejando la esencia de la fachada. Otro caso es el del edificio en el cruce previo a la plaza del parchís, que alberga en sus bajos una conocida óptica. Esta obra de 1980 está algo escondida, pero se encuentra llena de detalles como sus miradores, aleros o cornisas. En esta ocasión David Alonso ha querido también destacar sus puertas y antepuertas que son, posiblemente, las «más espectaculares de la ciudad».
Mientras tomas algo por el centro de la ciudad también puedes descubrir la historia de Gijón. Por ejemplo, al principio del paseo de Begoña, haciendo esquina, se encuentra una obra de Miguel García de la Cruz de 1925. Este edificio de estilo regionalista, destaca por sus miradores que «enmarcan una rotunda fachada». También llama la atención su característico alero.
Situado frente al paseo del Muro, el bar Varsovia llama la atención de cualquier viandante por su característica decoración, pero solo hace falta levantar un poco la mirada para de contemplar una maravilla arquitectónica de 1902, obra de Manuel del Busto. David Alonso Medina lo define como «un pastel del Modernismo en su máxima expresión donde destaca todo: arcos, pináculos, frontones».
Estos son solo algunos de los curiosos edificios que llenan Gijón. Para conocer más la mejor forma es dar un paseo por la ciudad con móvil en mano y el perfil de X de David Alonso Medina para conocer todos los detalles.