¿Cómo es encontrar un piso de estudiantes en Gijón? Precios, barrios más demandados y cláusulas de alquiler

María Sánchez Condado
María S. Condado REDACCIÓN

GIJÓN

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Los estudiantes Erasmus y los residentes sanitarios son los que menos dificultades encuentran a la hora de buscar pisos según las agencias

10 sep 2024 . Actualizado a las 09:31 h.

Con la llegada del nuevo curso escolar miles de alumnos universitarios se ven obligados a trasladarse a otras ciudades, bien porque sus lugares de origen no cuentan con una universidad propia o porque las que hay no imparten el grado deseado. Aunque en Asturias la ciudad universitaria por excelencia es Oviedo, el campus de Viesques de Gijón también atrae a la ciudad a multitud de estudiantes que esperan pasar aquí los próximos nueve meses.

Buscar piso nunca es una tarea fácil, pero se complica aún más si el tiempo de duración del contrato es determinado o si el presupuesto no es excesivamente alto. Por ello, algunos estudiantes deciden acudir a las agencias inmobiliarias especializadas en el sector, aunque también hay quienes optan por mirarlo por cuenta propia.

A diferencia de ciudades como Madrid, en Gijón el sector de alquileres de estudiantes «cuenta con una situación muy estable», explican desde la inmobiliaria Oliva. Aunque «siempre hay más demanda que oferta, la ciudad tiene un parque de viviendas bastante amplio». En una ciudad que tan solo cuenta con un campus universitario, «la demanda es contenida», corroboran desde la Agencia Álvarez. Aunque eso no implica que los estudiantes no se encuentren con ciertas dificultades a la hora de encontrar vivienda. Los principales problemas, explican desde esta inmobiliaria, «son las subidas de los precios». Actualmente, las rentas de los pisos para estudiantes se encuentran entre «800 y 900 euros», pero la solución es clara: compartir piso. «Normalmente, buscan compartir pisos en los que quepan de dos a cuatro personas».

Los pisos de estudiantes en Gijón se encuentran además agrupados por zonas. Los barrios que cuentan con más pisos de temperadas son El Coto y el barrio La Arena, no solo por los estudiantes, sino porque «son pisos que en verano se emplean para uso vacaciones. Un contrato de arrendamiento de septiembre a junio es porque, normalmente, en julio y agosto se usa para otro tipo de actividad», explican desde Oliva.

Las condiciones de los caseros son otros de los aspectos a tener en cuenta a la hora de encontrar un piso. Por un lado, «los propietarios buscan garantías. En el caso de los estudiantes, normalmente los padres aparecen como avalistas del alquiler». Además, la división por géneros es otro de los requisitos que se exigen en ciertas ocasiones, aunque en Gijón «no es lo más habitual».

No fue el caso de Claudia, original de Cangas del Narcea y estudiante de Trabajo Social, quien lleva cuatro cursos viviendo en Gijón y a quien la búsqueda de piso este año se le ha dificultado especialmente. «Está siendo una experiencia difícil»,afirma. En más de una ocasión, la canguesa ha perdido «buenas oportunidades de pisos» debido al sesgo de género. «Me han dicho que no por ser chica para entrar a compartir un piso con chicos. En ocasiones es el propio propietario el que no quiere y otras veces es la propia gente que ya vive en el piso». El resto de cláusulas, asegura, se encuentra «dentro de lo normal»: un mínimo de seis meses de contrato y un mes de fianza. Además, aunque los alquileres han subido mucho estos últimos años, «este curso ha sido en el que más se ha notado. En la zona centro es imposible encontrar algo que ronde un precio medianamente asequible para un estudiante. Todos superan los 350 euros por habitación y, en las zonas más alejadas, es raro encontrarlos por menos de 300».

Al preguntarle al responsable de la inmobiliaria Álvarez si los estudiantes prefieren permanecer en el mismo piso durante todos los años que dure el grado, no lo tiene claro. «Depende de muchos factores. Depende de la experiencia que hayan tenido con sus compañeros, de si aprueban o lo dejan». Una opinión que suscriben desde la agencia Oliva. «Tengo clientes que empiezan y acaban la carrera en el mismo piso, pero puede darse el caso de que sean tres, uno se quiera ir y los otros dos solos no se lo puedan permitir. Pero, a grandes rasgos, la mayoría de la gente sí prefiere seguir».

¿Acoge Gijón cada año más estudiantes?

El aumento del número de estudiantes en la ciudad de Gijón «no ha aumentado significativamente», explican desde la agencia Oliva. Entre los factores principales de este estancamiento, señala, se encuentra la falta de natalidad. «Tenemos un crecimiento vegetativo negativo. Está claro que si en los colegios hay menos niños y en los institutos hay menos niños, habrá menos gente que vaya a la universidad».

Donde sí se ha notado en el crecimiento es en el caso de los estudiantes extranjeros. «El tema del Erasmus nos abre las puertas a muchos países y puede ser que España ahora esté más solicitada». En su caso, la contratación de un piso de alquiler «funciona diferente», ya que en muchas ocasiones, son las propias universidades las que les proporcionan una lista con viviendas específicas de intercambio.

¿Llegó el fenómeno MIR a Gijón? 

Mientras que Oviedo es considerada la ciudad MIR por excelencia, la situación en Gijón es diferente. La capital asturiana recibe cada año un millar de recién graduados en Medicinas para preparar los exámenes MIR. Los futuros trabajadores médicos han supuesto una revolución para el mercado del alquiler en Oviedo. La ciudad cuenta incluso con residencias universitarias exclusivas para este tipo de estudiantes.

«Los estudiantes MIR buscan estar lo más cerca posible de donde les preparan. Además, buscan venir con todo cerrado, es decir, vienen 100% a estudiar. Quieren que les hagan la comida y les laven la ropa, por lo que las cuotas suelen ser bastantes altas», explican desde la agencia Álvarez. Un caso muy diferente a los que ya han conseguido su plaza.

Los médicos residentes sí copan el mercado inmobiliario de Gijón y se han convertido en los inquilinos perfectos para los propietarios. «Primero, porque están bastante tiempo, tres o cuatro años, y luego, porque suelen ser chicos que no dan mucho que hacer, la mayoría de las veces se pasan el día en los hospitales», comentan desde Oliva. El sueldo fijo es otro de los aspectos que los convierten en clientes «muy aceptados».