El videoclub gijonés que sobrevive a la era del «streaming»: 35.000 cintas en alquiler y proyecciones privadas
GIJÓN
A punto de cumplir 40 años, Video85 sigue resistiendo gracias a una clientela fiel y un vasto catálogo de películas: «La gente nos llama por teléfono para preguntar si tenemos X título, y además te dicen 'es que en internet no la encuentro'»
10 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Tras la irrupción de las gigantes plataformas de streaming en el mundo de la producción audiovisual, casi todos los cinéfilos dieron por muertos a los videoclubs. Quizás el público más joven ni siquiera haya oído hablar de estos locales, que se popularizaron durante los años ochenta y noventa, hasta ir poco a poco extinguiéndose al avance del nuevo milenio. Las cintas de alquiler eran el plan perfecto para cualquier tarde de domingo con amigos, en pareja o en familia.
Las últimas décadas no han sido sencillas para estos negocios. Primero fue la piratería, las descargas ilegales y el top manta, y después la distribución digital, el streaming, con las grandes compañías como Nextflix, HBO o Disney dominando el mercado. Reinventarse o morir. Y a base de adaptarse a los tiempos, existe un videoclub en Gijón que sigue ganando la batalla.
Se trata de Video85, un clásico para los cinéfilos de la ciudad que, a punto de cumplir los 40 años desde su apertura, sigue en plena forma. Ubicado en el barrio del Llano, es uno de los pocos locales de este tipo que resisten en la actualidad, algo impensable cuando los videoclubs se contaban por decenas a principios de los 2000.
Fue en ese año cuando José Fermín Gordo, el actual propietario, se puso al frente del negocio. «La clave de esta supervivencia es la gente, aún tenemos una clientela que es fiel», explica. Muchos siguen prendidos del ritual de pasear entre las cintas, dejarse sorprender por un título o una carátula e intercambiar opiniones con otros clientes. Otro de sus puntos fuertes, la impresionante oferta cinematográfica. Casi cualquier película lanzada desde 1985 hasta la actualidad tiene su copia en Video85: «La gente nos llama por teléfono para preguntar si tenemos X título, y además te dicen 'es que en internet no la encuentro'».
Pero sin duda, lo que hace único a este videoclub es su sala de proyecciones, siendo uno de los pocos locales en todo el país que cuentan con una. Fue una idea de su propietario, poco antes de la pandemia, y ha resultado todo un éxito. Se trata de una sala privada, con catorce butacas y perfectamente insonorizada: «Vienen grupos de amigos y eligen la peli que quieren ver», cuenta José Gordo. Un cine a la carta del que también disfrutan los más pequeños, siendo habitual que muchos padres opten por esta alternativa para las fiestas de cumpleaños.
Tampoco resulta raro que la sala se alquile para dar sorpresas a seres queridos, o expresar sentimientos a través del séptimo arte: «El otro día vino un hombre que le quería dar una sorpresa a su padre, de 82 años, y reservaron la sala para ver El circo, de Charles Chaplin, porque el señor la había visto de joven». Fuera de los eventos privados, el local cuenta con su propia cartelera y dos proyecciones diarias, que ponen en conocimiento de los socios con anterioridad, alternando cintas clásicas con cine de los ochenta o estrenos recientes.
Sus 35.000 títulos en oferta para alquilar convierten este negocio en toda una filmoteca, en un templo de la cultura audiovisual que tampoco pasa desapercibido para quienes visitan Gijón y, por casualidad, dan con Video85. Tanto es así que, hace escasos días, el cineasta Edgar Burgos, de paso por la ciudad, llegó hasta este videoclub y le dedicó un tuit en sus redes sociales. Publicación que rápidamente se hizo viral por la estética nostálgica de las estanterías llenas de cintas, que causaron sensación entre los usuarios de la plataforma: «Envidio fuerte a todos los gijoneses», confesaba otro perfil. Lo cierto es que, seguir disfrutando de un videoclub en los tiempos que corren, es una gran noticia.