Este es el relato de un habitual en la prueba navideña de natación en el puerto deportivo, que decidió no participar en vista de las condiciones: «Llevo 25 años participando en estas pruebas y el show de esa mañana no lo había visto nunca»
27 dic 2018 . Actualizado a las 12:06 h.«Por favor, que nadie se tire de pie… El que tenga que tirarse de pie que baje andando. Hay muy poquita agua», se escucha, mientras los participantes de la Travesía a Nado de Navidad que se celebraba el pasado martes en el puerto deportivo de Gijón aguardan el inicio de la prueba en la rampa de salida.
El vídeo ha sido grabado por Guillermo Suárez, un nadador habitual en esta tradicional prueba gijonesa que el pasado día de Navidad se trasladó desde Nava hasta Gijón con su hermano como todos los años para participar en ella. «Aunque sabíamos que esta edición iba a estar marcada por el bajo nivel de la marea, al coincidir con un de las bajamares más pronunciadas del mes de diciembre, lo que nos encontramos al llegar superaba nuestros peores presagios».
Por un lado, indica, «apenas había agua para hacer una actividad física parecida a la natación» y, a ello se añadía además el hecho de que «tanto la rampa de salida como la de meta se encontraban cubiertas de cristales de vasos arrojados desde la zona de pubs anexa», como se muestra en la fotografía que acompaña estas líneas.
Guillermo Suárez y su hermano, viendo el panorama, decidieron comunicar en el puesto de recogida de dorsales que no participaban. «Les advertimos al mismo tiempo de que, en esas condiciones, la travesía se convertiría en una auténtica carnicería, pero ya era demasiado tarde para hacer entrar en razón a los responsables así que nos quedamos viendo los toros desde la barrera».
Suárez explica que lleva 25 años participando en este tipo de pruebas deportivas y «el show que presencié esa mañana en Gijón no lo había visto nunca: hasta el punto de tener a los participantes más de diez minutos en el agua antes de dar la salida, muchos de ellos de avanzada edad, como es costumbre en este tipo de pruebas populares, y otros muy jóvenes».
También relata que se obligó a dar la vuelta a algunos participantes «que hartos de esperar decidieron completar el trayecto por su cuenta» y que «la guinda la puso, ya en meta, el speaker de la prueba« al «obligar a los nadadores a quedarse en la rampa para entonar el Asturias Patria Querida, mientras alguno de ellos chorreaba sangre por la planta de los pies».
Por todo ello, este nadador considera que el concejal de Deportes, Jesús Martínez, miente al decir que no hubo negligencias ni mala organización. «La imagen definitiva y que retrata una organización lamentable e indigna para el Ayuntamiento de Gijón, que dispone de todos los medios a su alcance, fue la cola de participantes que se formó para ser atendidos de sus múltiples cortes en la única ambulancia que cubría el evento», considera Guillermo Martínez, que reconoce el esfuerzo de organizar una prueba deportiva de «tanto prestigio y tradición» pero aconseja a la organización «centrarse en conseguir que se pueda realizar en unas condiciones de seguridad mínimas».
«Somos deportistas populares, no vivimos de esto, no queremos una medalla ni una camiseta conmemorativa. Queremos disfrutar practicando nuestro deporte favorito en un lugar tan bonito como la ciudad de Gijón y volver a casa sin poner en riesgo nuestra integridad física», dice Guillermo Suárez, que pide por favor que se tomen medidas en próximas ediciones para que la travesía a nado de Navidad «siga siendo una fiesta y no una carnicería».
El concejal de Deportes consideraba también ayer que lo principa es seguir concienciando a la ciudadanía de que no tire nada al puerto deportivo, cuyo fondo quedaba al descubierto durante una bajamar en septiembre completamente saturado de vasos de cristal y plásticos. En octubre voluntarios limpiaban la zona y extraían 580 kilos de basura.