
Amigos del Perro intenta, a través del programa Senior, facilitar la adopción de una treintena de perros y gatos de edad avanzada
03 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Se llaman Yoko, Mati, Lunna, Afrodita, Hermi, Onís, Valle, Rody, Pipi, Chiki, Cron y así hasta más de una treintena de nombres. Todos ellos son la veintena de perros de más de diez años y la decena de gatos de más de ocho años que se encuentran en el albergue municipal de animales de Serín a la espera de un hogar definitivo. Los abuelos y las abuelas del albergue de Gijón, en el que este año entraban más de 320 perros y gatos, en su mayoría, abandonados.
En la fotografía que acompaña estas líneas aparecen dos hermanos de cruce de husky, Colmillo y Furia, que tienen 11 y 12 años, respectivamente, y entraron en el albergue cuando eran cachorros. La mayoría de estos abuelos llevan casi toda su vida en el albergue. Como si fueran invisibles.
Por ello, la Fundación Amigos del Perro, que gestiona el albergue de Gijón, puso en marcha el proyecto Senior hace al menos siete años. «Para facilitar que las personas o las familias que estén concienciadas con la adopción opten por un perro o un gato senior, sabiendo que les van a suponer un gasto extraordinario en alimentación y cuidados, decidimos que su adopción sea totalmente gratuita», explica Lola Moreno, presidenta de Amigos del Perro.
Los adoptantes que integran en su hogar a un animal del albergue de Gijón aportan una cantidad máxima de 90 euros, que se corresponde con los cachorros de hasta seis meses. «Todos los animales se entregan exactamente igual, los perros castrados, con las vacunas y las desparasitaciones al día, con su revisión veterinaria, su chip y su pasaporte. Esterilizar a un perro a precio de protectora son al menos 70 euros, por lo que es una aportación simbólica para ayudar a los que vienen detrás y a los que se recogen con problemas como enfermedades más graves o heridos en atropellos», indica Moreno, que explica que «a quienes tienen esa conciencia, esa solidaridad, de adoptar un abuelo, no les incrementamos los gastos por la puesta a punto para la salida del albergue y los asumimos nosotros».
Moreno indica que la intención inicial del proyecto Senior era que las personas de edad adoptaran perros de edad. «También por pura lógica. Un perro de más de 10 años, por lo general, es tranquilo, es el típico perro de sofá y da igual que sea un mastín que un perro de cinco kilos», asegura. «Prácticamente ya están educados, no van a darte ningún problema. Al adoptar un perro de cierta edad sabes lo que te llevas. No va a crecer más y podemos decirte el carácter que tiene, cómo se lleva con otros perros, con gatos, si le gusta jugar o prefiere pasear. No tienes que andar haciendo quinielas», añade.
Y, en el caso de que fueran personas mayores quienes adopten a estos perros mayores, Moreno asegura que les vendría bien «porque salen y se relacionan a todos los niveles. Hay un nivel de sociabilidad en tener perro que la gente no valora lo suficiente y, para las personas de edad que muchas veces viven solas, no solo les obliga a relacionarse, sino que además se sienten útiles». Y harían felices, al menos en sus últimos años de vida, a unos cuantos abuelos y abuelas que esperan en Serín que alguien se fije en ellos.