Así es como se ve la contaminación del aire en Gijón

GIJÓN

«Imágenes contaminadas», una instalación del asturiano Óscar Parasiego que puede verse este mes en LABoral, visibiliza los contaminantes ambientales con datos y escenarios reales mediante una aplicación informática

06 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Está presente en el 36% de las muertes por cáncer de pulmón, en el 34% de infartos cerebrales y en el 27% de enfermedades cardíacas. Es la asesina invisible y, de hecho, así se reflejaba en una campaña de concienciación que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzaba a finales de 2016 sobre la contaminación atmosférica, con porcentajes como los mencionados y bajo el lema «no siempre es visible pero puede ser mortal». ¿Y si fuera posible ver la realidad a través de los contaminantes del aire? ¿Cómo se vería la realidad si se tradujeran los datos de la contaminación ambiental?

Esta es la base del proyecto Imágenes contaminadas del artista asturiano Óscar Parasiego, con el que obtuvo este año una de las residencias artísticas de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial y con el que visibiliza la contaminación que se respira en Asturias a través de una aplicación informática que traduce datos reales de contaminantes, «a menudo opacos por intereses económicos», a códigos visuales fácilmente descifrables sobre localizaciones concretas de la región. Para ello, sobre la imagen real se aplican los valores de los contaminantes registrados en las estaciones de medición de la calidad del aire en forma de efectos visuales. Como si se tratara de una realidad aumentada que permite ver lo que se respira.

El resultado son imágenes, que primero fueron grabadas y a las que posteriormente se aplicaron los valores de los contaminantes registrados en el día de la grabación, completa y continuamente distorsionadas como se aprecia en el video que se muestra junto a estas líneas, en el que aparecen varias localizaciones de Gijón.

Las imágenes con los valores de contaminantes en Montevil, por ejemplo, son demasiado impactantes para cualquier retina, pero también las que fueron grabadas en varias localizaciones de la zona oeste -en la que el domingo se superaban con creces los valores saludables de partículas PM 10 al igual que en El Llano y La Arena- e incluso en la avenida de Castilla, así como en otras localidades asturianas con problemas históricos de contaminación del aire. Todas estas imágenes pueden verse hasta el 25 de noviembre en LABoral, en una instalación que permite activar y desactivar contaminantes sobre cada zona, identificando de esta manera cuáles son los más peligrosos en cada lugar.

Parasiego, que explica que su intención era precisamente hacer visible la contaminación del aire que se respira en Asturias para concienciar a la población sobre un asunto que al fin y al cabo afecta a su propia salud, llega a varias conclusiones: «En Asturias hay mucha contaminación, afecta a la salud de los asturianos y a las autoridades competentes no les interesa comunicarlo de manera clara a la población por conflicto de intereses».

Durante los primeros meses de su residencia investigó cómo se trataban los datos sobre los contaminantes ambientales, «que por ley son de libre acceso a la población y, de hecho, deberían ser de fácil acceso». Y ahí es cuando se percató de que no era posible descargar un histórico anual de los valores recogidos por la red pública de estaciones de medición de la calidad del aire. «Es algo interesante porque la Administración no te deja más que descargar cuatro días seguidos», indica Parasiego, que también considera curioso el hecho de que muchas estaciones no midan «según qué parámetros». Pone como ejemplo que en Avilés solo una de las estaciones públicas mide el benceno, uno de los contaminantes con peores valores en la zona. Al preguntar a qué era debido, le explicaron que por ley solo tiene que medirlo una estación por cada 250.000 habitantes pese a que «podría medirse en todas».

Por esta razón, no en todas las ubicaciones que se van viendo en su instalación aparecen los ocho contaminantes que ha tenido en cuenta: las partículas en suspensión PM 10 y PM 2,5, el benceno, el dióxido de azufre, el monóxido de nitrógeno, el dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono y el ozono. En todos ellos, la aplicación diseñada por Parasiego traduce los valores entre un rango que va desde cero, «que sería nada de contaminación», a un tope máximo que responde a los valores límite en los que, según la Organización Mundial de la Salud, «ya no estás a salvo en ese sitio».

«Los valores son generalmente altos y eso que cogí días al azar, en los que no eran especialmente altos», explica, indicando que grabó las imágenes en las diferentes localizaciones entre abril y septiembre. Pese a que grabó imágenes de la estación móvil del Lauredal indica que no pudo tener acceso a sus valores porque solo tiene registro en el mismo día. También considera que todos los valores recogidos por las estaciones de medición de la calidad del aire en general son relativos. «Hay diversas estrategias de la Administración para maquillar los datos», apunta, recordando que los valores recogidos en las estaciones asturianas no son definitivos en el momento en el que se recogen y se remiten al Centro Nacional de Calidad del Aire, en donde se tratan teniendo en cuenta valores atmosféricos externos «como por ejemplo la calima del Sáhara». 

Charla sobre los efectos de las partículas contaminantes en la salud

Para llevar a cabo la investigación previa también mantuvo entrevistas con activistas medioambientales, afectados por la contaminación y expertos como el neúmologo Félix Payo, que precisamente hoy en Gijón, a las 19 horas, ofrecerá una charla coloquio sobre cómo influyen en la salud de las personas las partículas en suspensión. Payo, jubilado en el Servicio de Fisiología Respiratoria del Instituto Nacional de Silicosis, ofrecerá esta charla invitado por la Plataforma contra la Contaminación de Xixón en el Ateneo de La Calzada.