«No vengo para encerrarme en el ayuntamiento sino para abrirlo a la calle»

J. C. Gea GIJÓN

GIJÓN

Álex Zapico
Álex Zapico Irene Lingua

Álex Zapico, que sustituirá a la dimitida Verónica Rodríguez en el grupo municipal de XsP, llega al ayuntamiento defendiendo una política de «no concesiones» a Foro y reivindicando el papel de las movilizaciones en la calle

25 jul 2018 . Actualizado a las 06:40 h.

Se suele presentar a Álex Zapico (Gijón, 1976) como un fotorreportero que también se dedica al activismo político. En realidad es justo a la inversa: el cuerpo a cuerpo político como activista estuvo antes, en Chiapas o en Irak, que el uso de la cámara como «una herramienta más» al servicio del compromiso social que asegura que forjó en aquellas experiencias. Ahora entra en un terreno desconocido,. Y seguramente no menos complicado, en muchos sentidos, para su concepto directo y callejero de la acción política que los territorios en conflicto donde ha disparado su cámara. La dimisión de Verónica Rodríguez de su cargo de concejala por Xixón Sí Puede ha hecho correr turno; y en la siguiente casilla de la lista estaba Zapico. Se lo ha pensado y finalmente ha decidido aceptar el cargo. Tomará posesión en un clima enrarecido dentro y fuera de Podemos: dentro, tras unas duras primarias y un considerable remanente de contestación a su renovado secretario general, Mario Suárez del Fueyo, y al grupo municipal que también encabeza; fuera, tras el fracaso de la moción de censura que ha vuelto ha distanciar los acercamientos con IU y ha reiterado los existentes con el PSOE. En todo caso, Zapico tiene claro que entra en el grupo de XsP con intención de esquivar cualquier tentación de acomodo institucional, con la noción clara de la confluencia Unidas Podemos como plataforma para construir una mayoría de izquierdas y con una idea aún más clara de cuál es el objetivo a corto plazo: «Acabar con el gobierno de la derecha de Foro Asturias en Gijón». Su toma de decisión está impregnada de las posiciones de la dirección estatal de Podemos, con quien guarda una estrecha cercanía como miembro de la secretaría de Sociedad Civil. Y también de quien es su referente y compañero hombro con hombro en la actividad política, el exsindicalista de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) Cándido González Carnero. Tanto es así que la decisión de aceptar la concejalía -subraya Zapico- es «una decisión conjunta a todos los efectos» de ambos»; algo que sin duda se va dejará notar en lo que XsP haga o deje de hacer en el año escaso de mandato que resta hasta las elecciones de 2019.

-¿Una breve autobiografía política de presentación?

-Mi primera experiencia política fue en Chiapas en el 99-2000. Allí me di cuenta de que había que estar con los colectivos sociales, trabajando con ellos, acompañarlos. Había ido a Cuba ya a ver cómo trabajaban las brigadas y el Estado, y a partir de ahí me fui a Chiapas a apoyar a los zapatistas, trabajando con los 'cinturones de mujeres' que evitaban la entrada de los paramilitares. Pero fui como activista, no como fotógrafo. Eso vino a partir de Irak, adonde fui como escudo humano. Después, aquí en Asturias, siempre milité en la Corriente Sindical de Izquierdas. Y con el paso del tiempo, me presenté con Mario Suárez del Fueyo al primer Consejo Ciudadano, que ganamos. Y hasta ahora.

-Un «ahora» inesperado que le ha obligado a pensárselo. ¿Qué razonamientos se ha hecho estos días? ¿Qué le ha decidido a aceptar?

-Desde hace casi cinco meses con una red estatal en la que soy gestor de la secretaría Sociedad Civil de Rafa Mayoral en varios territorios: Navarra, Cantabria, País Vasco y me he dedicado a viajar mucho por todo el país y acercarme a muchos conflictos junto a Cándido [González Carnero]. Cuando Vero [Rodríguez] dimite y se me presenta esta opción, yo tengo que hablarlo con el resto del equipo, el equipo de Sociedad Civil estatal y la gente con la que trabajo en Asturias, con la que comparto otra visión de la política municipal; Cándido y mucha más gente. Por eso nos dimos dos días, viajamos a Madrid y nos reunimos con parte del equipo estatal. No teníamos claro que fuéramos a decir que sí. Yo hubiera deseado que Vero hubiera seguido. Creo que no es el mejor momento ni es una buena opción. Pensamos que tenía que haber agotado el mandato, que hubiera tenido que seguir, y así se lo he dicho siempre que hemos hablado de eso.

-¿Qué le ha dicho?

-Bueno, ella tiene su forma de hacer política. En unas cosas estábamos de acuerdo y en otras no tanto, como sucede también con Mario. No pasa nada, creo que eso es bueno. Y ella marcaba esa pluralidad. A lo mejor tendría que haberse discutido más y una parte y la otra, tenían que haber facilitado más el encaje. Creo que hay que reflejar los diferentes enfoques que tiene la militancia sobre la política, tanto municipal como la de partido. Pero quiero dejar una cosa muy clara:  yo no soy Anticapitalista, como alguna vez se dijo. Vero sí está ahí. Yo estoy en una corriente que opina que el partido hay que estructurarlo desde lo estatal, y luego en lo local, pero con una dirección estatal donde tengamos un proyecto claro.

-¿Y eso tiene alguna etiqueta, para que le ubiquemos?

-Eso es lo que ganó en Vistalegre. Estoy en esa línea: Unidas Podemos.

-Ya que estamos en Madrid, ¿qué visión se tiene desde allí de lo que ha sucedido y está sucediendo en Gijón?

-Madrid cree que tenemos que marcar una clara diferencia con la alcaldía de esta ciudad, y que todo el mundo tenga claro que esto es otro proyecto: que estamos en lo institucional, que aquí está gobernando la derecha y que nuestro enemigo a batir es Foro. Eso lo tenemos que marcar más todavía. Esa es la visión estatal.

-Sin más concesiones.

-Sin concesiones.

-¿Aceptó ser concejal, entonces, para llevar esa visión al grupo municipal?

-No es que la manera de hacer política de ellos sea totalmente errónea, para nada. A lo mejor es más difícil, trabajar institucionalmente en el terreno municipal te hace llegar a otro lado -espero que no-,pero tenemos que definir de una manera muy clara la diferencia entre izquierda y derecha. De una ruptura total. Lo que no puede suceder es que trabajemos en un 80 por ciento dentro de la institución y en un 20 o un 30 en la calle. A lo mejor tenemos que apartar la institución y trabajar en la calle. Lo que no puede ser es que Foro esté incumpliendo todos los acuerdos continuamente y nosotros estemos constantemente diciendo: «Bueno, es que los incumplen». «Es que los incumplen», no: habrá que hacer algo más. Hay que dar un puñetazo en la mesa, pero también levantarse, tomar otro tipo de decisiones.

-¿Cuáles?

-Dar el puñetazo en la mesa y actuar fuera. Fuera de las instituciones.

 -¿Es eso lo que diferenciará con claridad derecha-izquierda, entonces?

-Sí. El juego fuera, el juego en la calle. Eso es lo único que va a empujar el cambio en política. Al PSOE, o le empujamos o no va a girar. O nota una fuerza en la calle brutal que le obligue a estar con nosotros y con lo que queremos cambiar, o si no girará hacia el otro lado porque el tirón de lo institucional es muy fuerte. Hay que empujarle para que no tenga opción B. Es lo que están haciendo los pensionistas en el País Vasco. Están empujando y siguen empujando. No van a dejar que el PSOE tome las decisiones solo, van a seguir presionando para que tome las decisiones correctas. Tienen muy claro que es lo que va a hacer que el PSOE gire y no pase por cualquier otra alternativa. Pues aquí, lo mismo. Hay casos sangrantes.

-¿Por ejemplo?

-Que se abstengan aquí o que el presidente del Principado se levante en el caso de las viviendas de La Camocha. No hace mucho, expulsaron a un activista antidesahucios del pleno. Pues ahí, yo esperaría que todos nos levantáramos y nos fuéramos. Estos concejales y este ayuntamiento como institución tienen que entender que aquella persona que está sufriendo tiene derecho a perder los nervios. Y tienen que entender que tiene derecho a insultarte. No debe hacerlo, pero tienes que entenderlo. Cuando a alguien le echan de su casa tiene derecho a llamarte «hijo de puta» aunque no deba hacerlo. Muchas de las decisiones que un concejal toma como tal afectan directamente a las personas. Lo que no puedes desde la institución es decirle que está faltando al respeto. No, es al revés. Son los concejales y la institución los que están faltando al respeto y al derecho de esta persona de que no lo pongan en la calle. Yo espero que mis concejales, si esto se vuelve a dar, se levanten y se vayan. ¿Qué es esto de «abrir las ventanas»: las abrimos un rato y luego las cerramos? No solo se trata de que entre el aire fresco, se trata de que entre la gente, y la gente entra por la puerta. No he venido a este ayuntamiento para encerrarme, sino para abrirlo. Si no nos posicionamos en ese lado, va todo a lo institucional. Ojalá los plenos se hicieran en el palacio de deportes.

 -¿Por qué sucede eso? ¿No es esto algo de lo que denunciaba Verónica Rodríguez?

-La vida institucional puede ser muy tóxica. Asumo que éramos inexpertos, que acabamos de llegar y que nos ha comido el terreno la vida institucional. Realmente, ahora tenemos que replantearnos lo que somos y para qué estamos.

-¿Y va a ser usted va a ser la voz que lo recuerde al grupo municipal?

-Espero que no nos lo tengamos que recordar: que, simplemente, lo hagamos. Tengo una cosa muy clara, algo que hemos hablado a lo largo de esta semana y estamos viendo cómo gestionar: odio los personalismos y tenemos que huir de eso. Somos un equipo de trabajo, me da lo mismo si somos seis concejales o uno con un equipo, eso no me importa. La cuestión es que tenemos que dejar muy clara la línea de lucha contra la derecha, que es el enemigo a batir, y fortalecer Unidas Podemos que es la única alternativa que hay dentro del marco estatal. Y si los líderes de ambas formaciones no lo ven, habrá que trabajarlo con las bases. Punto.

-Algo que suena con especial intensidad sobre el trasfondo de una recién fracasada moción de censura en el que ese fue el arguento principal de XsP. 

-Se han sacado muchas cosas adelante con IU, pero no son cosas en las que nos tengamos que poner a trabajar ahora sino desde el minuto cero. En esto hay una responsabilidad de IU. Yo estuve en la primera reunión y en las sucesivas que se hicieron para intentar alcanzar un acuerdo con IU y el PSOE después de las elecciones de 2015. No hubo manera de que IU viera entonces que éramos una fuerza de cambio. Es verdad que luego fueron viéndolo. Y ahora hemos vuelto a un momento en que otra vez no lo ven. Pero tenemos que buscar una fórmula para que todo el mundo entienda que, o vamos juntos, o morimos y la derecha va a gobernar esta ciudad otros 12 o 15 años… o a saber.

-¿Es eso un diagnóstico sociológico y político sobre la ciudad? ¿Es Gijón hoy una ciudad que tiende a votar a la derecha?

 -Efectivamente. Es que la han convertido en una ciudad gris. Nosotros tenemos que cambiar eso de alguna manera. No puede ser una ciudad en la que hablemos exclusivamente de las aceras. Tiene que ser otro tipo de ciudad. Yo sueño con éxitos pequeños para construir éxitos grandes. La gente tiene que darse cuenta de que movilizándose podemos conseguir cosas. En Ciñera el otro día cuatro mujeres empezaron a movilizarse y consiguieron que aquellas casas no las comprasen y no echasen a la gente. Pues nosotros, aquí en Gijón, tendremos que hacer lo mismo: empezar a movilizar a la gente para conseguir retos. Y a partir de ahí, la gente se va a ir sumando porque sabrá que movilizándose se puede ganar. Tenemos que intentar una ciudad que se movilice, que esté en constante movilización, que sepa luchar. No puedes dejar exclusivamente en manos de estos políticos el cambio; el cambio, entonces, no va a existir.

-Pero también se necesitan los votos...

-Y la inercia va por otro lado, efectivamente. Pero nosotros no deberíamos movernos solo por el voto. La gente a veces te dice: «Si hacéis las cosas así no vais a ganar las elecciones en tal barrio o en tal sitio». Me da igual. Nosotros tenemos que movernos en otro escenario. Si nosotros estamos pensando en esos términos, en qué medidas hay que tomar para conseguir votos en las próximas elecciones, basemos todas nuestras políticas en el fútbol. Entonces esta ciudad la ganaríamos. Pero no es esa línea la que tenemos que seguir. Probablemente estemos condenados a perder, pero también a ser un elemento que cambie cosas en vez de ganar la ciudad en las urnas sin más.

-O sea, que ganar la alcaldía es algo que contempla en un horizonte más lejano.

-Nuestro objetivo no puede ser ganar la alcaldía. No exclusivamente, quiero decir. Nuestro objetivo tiene que ser ganar el poder para transformar cosas. Pero mientras eso no sucede, tenemos que intentar ganar cosas desde la calle. El objetivo no puede ser ganar la alcaldía a costa de nuestra manera de ver la política. Nosotros no podemos estar en una mesa calculando los votos que vamos a conseguir si hacemos esto, esto y esto otro. No entiendo la política así. Probablemente, en lo personal, hasta me perjudiquen las cosas que hago, pero hay que hacerlas. Nuestro cálculo es saber qué es justo y luchar por ello, me da igual si hay un 80 por ciento de personas que piensan que no lo es.

 -De la visión de satélite a lo concreto. ¿Qué le quema en su agenda de prioridades como concejal?

 -La Camocha. Tengo un objetivo concreto: salvar las viviendas de La Camocha. Sé que lo podemos hacer. Son treinta y dos viviendas. Es algo pequeño. Pero puede dar un ejemplo a la ciudadanía de qué se consigue con la movilización. Y la cuestión de remunicipalizar Ayuda a Domicilio. No puede ser. No puede ser que el pleno aceptase algo y que se esté incumpliendo.

-¿Y cómo se consigue que Foro ejecute lo que el pleno aprobó?

-Ocupando el ayuntamiento. Llevo un año diciendo a las mujeres de Ayuda a Domicilio que si el gobierno de Foro no respeta las decisiones del pleno, a lo mejor tenemos que ir al pleno y ocupar el ayuntamiento. Si ellos se están riendo de nosotros y de nosotras, tenemos que tomar una decisión. Cuando digo eso quiero decir que no puedo permitir que el gobierno de esta ciudad tome decisiones que luego no cumple y que no pase nada. La ciudad debe pedir responsabilidades. Y eso no se pide solo votando cada cuatro años. A lo mejor hay que entrar en el ayuntamiento y decirles: «Cumplan ustedes lo que han pactado y han firmado en este pleno».

-Usted está dentro ya...

-Sí, pero no se trata de que esté solo yo. Porque se están riendo de la ciudadanía y de los políticos que están ahí dentro. Y los políticos por sí solos parece que no van a hacer nada, nada más que ir a votar al pleno, y si las cosas luego no salen a poner excusas para explicar por qué no funciona.

-¿Cree que estos tres años y el asunto de la moción fracasada pueden desmoralizar a militancia, a las bases de Podemos, al votante de izquierda, a la gente en general?

-A lo mejor no hemos sabido o no nos han dejado explicarnos bien, pero solo cabía una moción de censura en el marco de Unidas Podemos. Sola y exclusivamente. Me pregunto, y esto lo he discutido con amigos del PSOE, por qué nosotros hicimos lo que hicimos en Oviedo y no pasó nada, cuando el PSOE era capaz de dar la ciudad a la derecha, y aquí no son capaces de ser solidarios y generosos con la ciudad y darnos la ciudad; no a nosotros: Mario ha dicho, y estoy de acuerdo con él, que IU. ¿Por qué no pueden ser generosos y dar un gobierno de cambio en Gijón como nosotros hemos hecho en Oviedo? Y como lo hemos hecho en España hace cuatro días. ¿Cuál es el problema? Que quieren gobernar a costa de todo. Ese es el problema. Y no podemos pasar por ahí. Ofrecimos el acuerdo para que encabezara IU. ¿Qué más quieren? El PSOE es una maquinaria de guerra que tiene muy clara su estructura y tiene muy claro adónde se va a mover.

-En términos orgánicos, y hablando de Podemos, ¿me traza un mapa de situación tras las primarias, la moción, la dimisión de Verónica Rodríguez?

-Es complicada. Hay una rotura clara que hay que ver cómo cosemos. Ese será un trabajo que tendrá que hacer el Consejo Ciudadano. Habrá que trabajar por que todas y todos estén metidos en el mismo proyecto, y el que no lo entienda, mejor que se vaya, sea quien sea. Pero es mi opinión personal. Yo no represento a la dirección del partido al decir esto.

-¿Quién tiene que tomar la Iniciativa?

-El Consejo Ciudadano con Mario a la cabeza.

-¿Son heridas profundas las que han quedado?

-Hay heridas profundas porque ha sido una campaña dura. Lo son en las primarias de cualquier partido: ahí sí que no hay diferencias. Ahora toca remar con Mario. Porque, o nos unimos todos, o esta ciudad la gana la derecha. Esa es la historia. Yo lo dije en la asamblea ciudadana: apoyo ese Consejo Ciudadano. A lo mejor no es el mío, a lo mejor yo hubiera votado otro, pero tomó una decisión política que yo apoyé. Ahora toca que trabaje con libertad e integrar, y creo que es lo que van a hacer porque no les queda otra.

-¿Y las bases? ¿Están tambien divididas, como se deduce de los resultados de las primarias, o a pesar de eso empujan hacia la unidad?

-Quiero pensar que sí. La gente nos reclama la unión. En las cosas más importantes hay entendimiento. No nos diferencian tantas cosas. Lo vi el otro dia en la asamblea. Es más bien cuestión de matices.

-¿«Las cosas más importantes»?

-Sí: que en esta ciudad tiene que gobernar IU con Podemos. Se vio en la asamblea, con un apoyo de un tanto por ciento muy alto de la militancia. El votante tendrá que definirse.

-IU también, supongo. Y las consultas en Asturias van en otra dirección...

-¿Preguntamos a las bases? Hay dos resultados. No me atrevería a hablar de IU, pero yo sí les pediría que pensemos que vamos de la mano. Hay un proyecto estatal: ¿vamos a diferenciarnos de él? Somos más fuertes de la mano. Además son nuestros hermanos. Me acuerdo de la primera reunión que tuvimos para negociar el tripartito, cuando se sentaron allí y no veían que pudiéramos presentar esa opción conjunta al PSOE. Le dije a Aurelio: «Yo, cuando nos sentamos aquí, pensaba que érais mis hermanos y hermanas y que al menos durante media hora íbamos a soñar que podíamos cambiar a la ciudad; no que te sentaras y a los dos minutos me dijeras: 'Hay que votar al PSOE'», y más después de un resultado tan acojonante como el que habíamos tenido.

-¿Y el PSOE? Lo dejan definitivamente fuera de lo que llaman «fuerzas del cambio». ¿También de la izquierda?

 -El PSOE está girando. Muy poco, y a la mínima vuelve a su sitio. Por eso tenemos que ser el contrapeso desde el otro lado. Para que no vuelva. Porque si vuelve, va a ganar la derecha. Nuestro trabajo es presionar mucho en la calle para eso. Yo estaba al día siguiente de ganar Pedro Sánchez en la manifestación de pensionistas en el País Vasco y la manifestación fue brutal, impresionante, diciendo: «No vamos a parar». Esa es la actitud. Como perdamos la calle, gobierne quien gobierne, como si ganamos nosotros, no se va a conseguir nada. Tenemos que encontrar la fórmula para volver a activar eso. Podemos es un partido donde siempre estamos golpeándonos, diciéndonos que no lo hemos conseguido. Mentira: hemos conseguido millones de cosas. Nadie se planteaba que en este país iba a dimitir gente que aquí era imposible. Este país ha cambiado su forma de hacer política en el día a día. A los diputados o a los concejales se les mira con lupa, si hay algo poco ético tienen que acabar dimitiendo… Creo que hemos hecho muchísimas cosas.

-¿También en Gijón?

-Es insuficiente. No me vale solo eso. Quiero gobernar esta ciudad y que la gente entienda que hay otra manera de hacer política. Pero la única manera de hacer política es que la gente presione. ¿Es una frase vacía? No. Es lo que decía antes: si el pleno incumple, hay que tomar decisiones. Y no políticas. No institucionales. ¿Qué mi grupo político pida la dimisión? No. No hay que dejarse envolver por todos los legalismos de la institución. Estoy harto de escuchar «no se puede hacer». Mentira. Habla con la gente de la PAH, cuando los abogados te decían que no se podía hacer. Se puede. Pero se necesita presión.