La limpieza de registros, conducciones y ríos: una tarea en entredicho

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

Inundaciones en La Calzada
Inundaciones en La Calzada

La gestión del mantenimiento y vigilancia de estos puntos cruciales durante las crecidas concentra críticas y enfrenta a Ayuntamiento y Confederación Hidrográfica

27 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Gijón llueve. Y con cierta frecuencia, lo hace con abundancia. Pero hasta ahora ninguno de los episodios de fuertes precipitaciones había pintado la bahía de marrón con la extensión y la intensidad de los días pasados. Por otra parte, la «excepcionalidad» de las lluvias de finales de mayo y principios de junio invocada por la alcaldesa como la causa última de lo sucedido fue desmentida la pasada semana por el delegado en Asturias de la Agencia Estatal de Meteorología, que no considera de excepción la lluvia caída en los días de mayor intensidad, cuando los vertidos hicieron su aparición. Incluso en episodios mucho más intensos, como las inundaciones de junio y septiembre de 2010 -hasta 75 litros por metro cuadrado en una hora- respetaron la playa.

Un factor importante, al que apuntan quienes conocen bien la dinámica del tratamiento de aguas en Gijón, es el de la limpieza de las conducciones y registros, cuya obstrucción convirtió, por ejemplo, durante las tormentas de septiembre de 2010 la Puerta de la Villa en una laguna, Su mantenimiento es imprescindible para evitar el arrastre de materiales que pueden acabar, como en las pasadas fechas, flotando en San Lorenzo o dispersos por la arena. En la época socialista, del mantenimiento de los registros se ocupaban dos contratas; bajo Foro, y en nombre de la austeridad presupuestaria, las realizan exclusivamente operarios de la EMA, incluso oficiales destinados, en principio, a trabajos más especializados.

Es un cometido que también desempeñaba en su momento la Sección Medioambiental de Voluntarios Auxiliares en Emergencias y Medio Ambiente (Vaema) antes de que el pasado año Foro decidiera rescindir el convenio con la entidad y asumir el servicio de Protección Civil. Fuentes próximas al voluntariado consideran que desde entonces se ha descuidado esa tarea y otra que también desempeñaba la rama medioambiental del servicio: la vigilancia de incidencias y vertidos, y ocasionalmente la colaboración en la limpieza de las riberas y cauces de los ríos y arroyos del concejo, entre ellos los que mayor caudal extra aportan durante las crecidas, Piles, Llantones o Peñafrancia.

Esta última tarea, en principio es competencia de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, que sin embargo ha mantenido un rifirrafe con el ayuntamiento, y con la alcaldesa en persona como encargada del área medioambiental,  a cuenta de la dejación de responsabilidades por parte de la Confederación en la limpieza de los cauces del concejo. Ese cometido contaba en su momento con el refuerzo de los efectivos municipales que limpiaban y mantenían las sendas del Arco Ambiental, una parte de ellos adscritos al desaparecido programa de empleo Plan Piles.