Un ambicioso proyecto de la UE permtirá la aplicación de innovadores tratamientos para la restauración y protección del hormigón en un programa de tres años que arranca en mayo
24 abr 2018 . Actualizado a las 22:46 h.Veintiocho años después de su inauguración, el Elogio del Horizonte es un monumento sano. Pero, como todos los monumentos, su vocación es durar. Si se aspira a que siga siendo el emblema de la Gijón y que los visitantes de la ciudad lo sigan admirando dentro de medio siglo como lo han hecho desde que Eduardo Chillida lo plantase frente al Cantábrico en el promontorio de Santa Catalina, hay que empezar a cuidarlo ya. Algo que no es en absoluto fácil dada la composición de su hormigón y su ubicación, expuesta al ambiente marino. De ahí la importancia de la actuación que hoy se ha presentado en el ayuntamiento de la ciudad: un proyecto que en los próximos tres años va aplicará al hormigón de la obra maestra del artista donostiarra un tratamiento de vanguardia basado en la investigación de nuevos materiales y tecnologías de conservación del patrimonio. Forma parte del Proyecto Europeo InnovaConcrete, inscrito en el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, respaldado por un consorcio de 29 socios de 11 países y dotado con 6,89 millones de euros; y el representante gijonés es la estrella.
De todo ello han dado detallada cuenta en el salón municipal de recepcionesla coordinadora de InnocvaConcrete, María Jesús Mosquera, catedrática de Química-Física en la Universidad de Cádiz; Luis Chillida, hijo del artista y presidente de la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce y el arquitecto Lorenzo Fernández-Ordíñez, hijo del arquitecto que colaboró con Chillida en varias de sus grandes obras, incluido el Elogio. La elección del monumento gijonés supone antes que nada, su reconocimiento como una de las piezas más destacadas del patrimonio europeo del llamado 'hormigón histórico'; el legado arquitectónico y artístico construido con «el material por excelencia del siglo XX». Los otros casos de estudio seleccionados de entre los 28 que concurrieron son dos referencias polacas-el Centennial Hall de Wroclaw y la Estación Ferroviaria de Varsovia-, otra española -el Instituto Torroja de Madrid y el Memorial de Guerra de Torricella Peligna, en Italia. A partir de esos casos ejemplares, se trata de concienciar a la sociedad de su valor, pero sobre todo de desarrollar materiales y procedimientos innovadores y avanzados destinados a su conservación, pero aplicables a la del hormigón histórico en general y comercializables a medio plazo.
Un sofisticado tratamiento
Pero, ¿qué se hará en Gijón en concreto (valga la expresión)? No será en absoluto una operación de cirugía plástica; siguiendo el símil médico, se trataría más bien un sofisticado tratamiento de nanomedicina destinado a regenerar y proteger el tejido de este gigante de hormigón armado con una forma de «restauración no visible y de protección que impida la corrosión o la penetración de agua», precisa María Jesús Mosquer, que recuerda con todo que el Elogio, a sus 28 años, está todavía «en sumás tierna infancia» como monumento, y que las miras están puesta en que sus condiciones «se mantengan dentro de 200 o 500 años».
En primer lugar, a partir del próximo mayo, se estudiarán a fondo el material y la estructura del Elogio en este momento de su vida. Después, se le aplicará un avanzado tratamiento con sustancias que, inyectadas en las grietas del hormigón, al contacto con el aire, se consolidan en forma de gel C-S-H (silicato de calcio hidratado), el que confiere al cemento sus propiedades ingenieriles.«Son líquidos algo más viscosos que el agua compuestos por monómeros que, al contacto con el aire, forman polímeros de silicato de calcio hitratado, con estructura de sólido», aclara María Jesús Mosquera.
Además de rellenar las grietas de esta forma, el tratamiento ofrece protección contra el agua y la corrosión causada por la peculiar ubicación del monumento en un ambiente de nieblas salinas que favorecen la oxidación de la estructura de acero que envuelve el hormigón. Al oxidarse, el acero se expande desde el interior y puede originar en la piel de cemento las grietas sobre las que ahora se va actuar; «pequeñas cicatrices» -tranquiliza Luis Chillida- que solo son visibles para el ojo «que las busca». También se ensayarán otros materiales más avanzados -bio-enzimas autorregenerativas o nanotubos inorgánicos- y técnicas de aplicación de última generación, como el plasma atmosférico.
En todo caso, Luis Chillida deja claro que no se trata de restituir al monumento un aspecto inmaculado. «Mi padre quiso expresar con el hormigón su forma de ver el arte y la naturaleza. Trabajar con hormigón era como la creación de una roca en la naturaleza, pero en un período mucho más rápido», ha recordado. Chillida «buscaba texturas específicas y colores que no eran los del hormigón corriente de obra», e introdujo en su composición elementos infrecuentes. Y, del mismo modo, quiso que «el paso del tiempo dejase mellas» y «cicatrices». Por ello, Luis Chillida habla de encontrar al cabo de todo este proyecto un «protocolo de mantenimiento» que mantenga el equilibro entre la conservación de lo esencial de la obra y la permanencia de las señales que vayan dejando en ella los años.
La primera fase
Mayo es el mes en el que el equipo encabezado por Lorenzo Fernández-Ordóñez se pondrá manos a la obra. Su labor es realizar una primera toma de datos para que el resto de los equipos puedan trabajar a partir de ellos y modelizarlos. Durante la última semana de mayo, según las previsiones, el entorno del Elogio quedará vallado mienrtas se realiza un escáner 3D para escrutar la armadura de acero y realizar análisis de superficie.
Después se instalarán 16 'mochilas' con cámaras de altísima precisión que medirán los cambios o movimientos de las grietas a escala casi microscópica. Finalmente, se accederá con andamios o plataformas a lo alto de la escultura para sacar dos pequeños testigos que posteriormente se examinarán en laboratorio, rellenando los huecos con mortero.
Proyección social
Respecto a la proyección social y cultural del proyecto InnovaConcrete, ha sido la Fundación Chillida-Belzunce la que se ha encargado de concebir un progama de actos que aún no tiene fecha y que incluirá una exposición con las fotos de Jesús Uriarte, colaborador habitual de su padre, que documentaron la construcción del Elogio y que aparecen en el libro conmemorativo editado tras su inauguración. Se realizarán también talleres para escolares y otros para alumnos de Ingeniería en el que se les iniciará en la creación de formas en hormigón; una actividad que quedará también filmada para la realización de un futuro documental. Y, finalmente, el coreógrafo y bailarín Jon Maya, de Kukai Danza, actuará en el Elogio con una coreografía concebida para el interior del lugar donde Chillida consiguió proyectar Gijón hacia el horizonte y embocar el horizonte hasta hacerlo entrar en la ciudad.