Una chispa podría haber profocado el fuego al extenderse a unos neumáticos. El Principado ha activado el Plan Territorial de Protección Civil en fase de alerta
04 ene 2018 . Actualizado a las 21:31 h.Entró de golpe, de oeste a este, pasadas las cinco de la tarde: una densa franja de humo negro que empezó a cruzar los cielos del concejo desde algún punto (¿Tremañes? ¿Serín?) hasta La Providencia, despertando más curiosidad que alarma. Los bomberos confirmaban pronto la ubicación exacta: el gran desguace de Riestra, en San Andrés de los Tacones, muy cerca de las instalaciones de Arcelor. Al seguir el origen de la columna de humo, los no pocos gijoneses que se acercaron con sus coches para averiguar lo que sucedía se encontraron con un espectáculo dantesco: las instalaciones de la empresa completamente devoradas por las llamas y un constante tráfago de camiones de bomberos en plena batalla con e fuego. Las primeras informaciones apuntaban a una chispa producida durante el prensaje de un automóvil que habría prendido rápidamente en unos neumáticos desencadenando el siniestro.
«Es el mayor depósito de neumáticos de Asturias», comentaba, pegado a la verja desde el primer minuto, el concejal de Medio Ambiente de Xixón Sí Puede, David Alonso; el único representante político que hizo acto de presencia inmediatamente en el lugar de los hechos. Por fortuna, se descartaban desde el primer momento daños personales. Riestra es bastante más que un simple desguace o una chatarrería. Sus servicios -según la web de la propia empresa- comprenden «el reciclaje, la recuperación y la valorización de diferentes materiales, consiguiendo que pasen de ser simples residuos a nuevas materias primas».
Falta de agua
Pronto se hizo evidente que la frecuencia de la entrada y salida de camiones de bomberos del recinto del desguace era inusual. Tenía un motivo muy preciso: la falta de agua. Las conducciones de la empresa -en teoría y por ley, preparadas para una eventualidad de este tipo- no suministraban la cantidad adecuada para afrontar la magnitud, absolutamente desbordante, de las llamas. Mientras llegaban refuerzos de Bomberos de Asturias, los efectivos de la vecina factoría de Arcelor se sumaban al operativo. Hacia las siete de la tarde, responsables de la Empresa Municipal de Aguas aparecían en el escenario del siniestro para pinchar una tubería cercana con diámetro y flujo suficiente como para resolver una situación apurada. También se esperaba la llegada de una unidad capaz de suministrar espuma para reducir el oxígeno y sofocar las llamas. Mientras, en una imagen dantesca de pelicula de ciencia-ficción, varias gruas-pulpo de la empresa se aproximaban a los focos del fuego para remover montañas de chatarra, despejar el terreno y evitar la propagación de las llamas a nuevas áreas.
La información sobre las reacciones de los responsables municipales y la posible activación de los protocolos de seguridad era, como poco, confusa. Mientras que la alcaldesa anunciaba en su cuenta de Twitter que estaba «activado el protocolo medioambiental» a las 18,43, su concejal de Seguridad, Esteban Aparicio, manifestaba lo contrario y descartaba la toxicidad de la nube, refiriéndose tan solo a los problemas que pudiera causar su intensidad «olorosa» a la población. Los responsables autonómicos de Medio Ambiente también confirmaban que no se había producido la activación del protocolo. Y mientras tanto, desde la consejería de Presidencia, Guillermo Martínez activaba a las 18.30 el Plan Territorial de Protección Civil del Principado de Asturias (Platerpa) en fase de alerta, como medida previa a una hipotética situación de emergencia ante acontecimientos que «por su evolución desfavorable pudiesen generar emergencias donde tuviesen que aplicarse medidas de protección civil».
En ese momento, hacía ya más de media hora que operaban junto a los bomberos gijoneses dos vehículos nodriza -uno con base en el parque de Avilés y otro en el parque de La Morgal- y espumógeno, además de una autobomba forestal del Servicio de Emergencia del Principado de Asturias (SEPA). A esta hora las llamas siguen activas y, aunque la columna de humo se ha reducido, se está muy pendiente del cambio de viento que se espera para esta madrugada, que podría cambiar la dirección de la humareda hacia el interior de la región. A esa hora, sople de donde sople el viento, es más que seguro que los bomberos tendrán que seguir trabajando en un siniestro cuya extinción -se daba por hecho- va para largo.