El ayuntamiento colocará una placa en el entorno del Museo Nicanor Piñole
18 abr 2017 . Actualizado a las 15:18 h.El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Gijón se ha comprometido este lunes, en la Comisión de Bienestar Social, a colocar una placa-homenaje en el entorno del Museo Nicanor Piñole dedicado a las mujeres republicanas represaliadas y fusiladas por la represión franquista.
Así lo ha indicado el Grupo Municipal de Xixón Sí Puede (XSP), quien ha presentado el ruego en la citada Comisión, a iniciativa de la historiadora Enriqueta Ortega Valcárcel, autora del libro La represión franquista. Ejecutados y fallecidos en la cárcel de El Coto (1937-1949). El lugar escogido se debe a que en el entorno del Museo Nicanor Piñole por ocupar el mismo edificio que durante la II República albergó el Asilo Pola, del que era directora Eladia García Palacios, fusilada en 1937.
El portavoz de XSP, Mario Suárez, ha explicado que Ortega Valcárcel fue la que llamó la atención sobre la ausencia de reconocimientos a las mujeres republicanas. La iniciativa, además, se plantea en una fecha próxima al 14 de abril, día en que se proclamó la II República en 1931.
Junto a él, Ortega Valcárcel ha señalado que a las ocho mujeres fusiladas a las que se rinde homenaje se unen otras muchas represaliadas, humilladas rapándoles el pelo o con aceite de ricino, mientras otras fueron torturadas, paseadas o presas. «Estas ocho mujeres podrían ser el símbolo y el recuerdo de todas aquellas mujeres que sufrieron represión por ser republicanas, por ser mujeres libres y dueñas de su propia vida», ha enfatizado la historiadora.
En concreto, las ocho mujeres fusiladas fueron: Eladia García Palacios, Anita Vázquez Barrancúa, Estefanía Cueto Puertas, Anita Orejas López, Belarmina Suárez Muñiz, Juana Álvarez Molina, Teresa Santianes Giménez y Máxima Vallinas Fernández. Todas ellas están enterradas en la fosa común del cementerio de Ceares.
Ortega Valcárcel ha relatado la historia de cada una de ellas, como es el caso de Eladia García Palacios, maestra, militante de ATEA, sindicato de la enseñanza, directora del Asilo Pola durante la Guerra Civil y encargada de evacuar a los niños y niñas cuando se inician los bombardeos sobre Gijón, que fue condenada porque, de acuerdo a la sentencia, «inculcaba a las niñas el odio al fascismo» y las familiarizaba «con las ideas de libertad y emancipación».
De otra de ellas, Juana Álvarez, ha apuntado que su único delito fue ser la esposa de un republicano buscado por los fascistas, que se había marchado de España. Según la historiadora, la mataron «en revancha». Otras eran militantes de UGT o del PC y milicianas.