Las trabajadoras de las dos cafeterías de Viesques, en huelga indefinida, reparten bebidas calientes y pinchos mientras esperan que el Consejo Consultivo ponga fin a sus cuatro meses de conflicto laboral. «No íbamos a dejar a los chavales sin nada», dicen
02 feb 2017 . Actualizado a las 19:19 h.Begoña González lleva 27 años trabajando en la cafetería de la Escuela de Marina Civil. María José Álvarez, 24 años. Mari Carmen Buján, 25. Blanca Riego, 23. Cumplen dos semanas en huelga indefinida y, pese al desánimo y la incertidumbre que arrastran desde que la concesión de las dos cafeterías del campus de Gijón empezó a torcerse, acuden a diario a las instalaciones universitarias para atender el puesto en el que sirven café, chocolate, caldo, bizcocho casero, pastas y pinchos a profesores, estudiantes y todas aquellas personas que acuden a apoyarlas. «Empezamos este pasado lunes con el café solidario aquí», explica Begoña González, «después de haberlo montado también en el aulario. Decidimos incorporarlo también a Marina Civil porque los chavales estaban sin nada».
Las cafeterías llevan cerradas desde el 24 de enero, casi desde que se inició la huelga en protesta por los incumplimientos del empresario que obtuvo la concesión del servicio. En la de Marina Civil, son cinco trabajadoras. En la foto falta Mercedes Nogueiro, que lleva 27 años trabajando en la cafetería de Marina Civil y se encuentra de baja. En la del Aulario Sur, también Maribel Feito cumple 27 años de antigüedad; Marga Pérez, 24; Meli Rodríguez, 22 y, Celine García, 11. «Montamos el café solidario para dar un servicio a la gente ya que no íbamos a dejarles sin nada. Tampoco entraban en la cafetería, así que decidimos darles este servicio y a la gente le presta porque no tienen nada cerca», dice Feito. El café caliente y los pinchos comparten espacio con las pancartas reivindicativas en las que exigen una solución a un conflicto laboral, con situaciones de acoso y la amenaza de un ERE, por el que llevan sin cobrar sus salarios desde noviembre. La nueva empresa que obtuvo la concesión de las cafeterías empezó su gestión el 17 de octubre.
«La universidad siguió los pasos que tenía que dar, pero queremos que se agilice el proceso»
Las bebidas calientes y los pinchos que tienen en los puestos de ambos edificios universitarios son gratuitos. «Ponen la voluntad, no se cobra nada», explica González. Existen unas huchas para quienes deseen colaborar con la lucha de estas trabajadoras, que tienen el permiso de la Universidad de Oviedo para desplegar las mesas en los soportales del Aulario Sur y de Marina Civil. Y el apoyo de toda la comunidad universitaria.
El asunto está ahora mismo en manos del Consejo Consultivo del Principado de Asturias, después de que la Universidad de Oviedo diera los pasos necesarios para rescindir el contrato con la empresa concesionaria del servicio. «La universidad siguió los pasos que tenía que dar, pero queremos que se agilice el proceso», indican. El pasado 20 de diciembre se inició esa rescisión del contrato, pero el proceso, según se temen, podría prolongarse hasta marzo. «La universidad ya mandó la documentación y está en el Consejo Consultivo, en donde tienen que reunirse para estudiar los informes de una y otra parte. Nuestra lucha es que consideramos que es inhumano que tengamos que estar aquí de 8 a 5 de la tarde», dice, aterida de frío, Begoña González. Los soportales de Marina Civil no protegen de los fríos vientos de la jornada.
La empresa no solo no les ha pagado los salarios de noviembre, diciembre y enero, además de la paga extraordinaria de Navidad, sino que tampoco cubre las cuotas de la Seguridad Social. «En la reunión que tuvimos en el Sasec (el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos) el empresario había dicho que quitaba las sanciones y que nos iba a pagar lo que nos adeudaba, pero no cumplió nada», añaden. Esta misma semana se celebro el juicio de conciliación por las sanciones que la empresa le impuso a una trabajadora, completamente injustas según sostienen sus compañeras, pero de la concesionaria de las cafeterías no se presentó nadie. Tampoco ha pagado a los proveedores. «Pedimos a quien lo considere que muevan este proceso», indica González, que recuerda que en los 27 años que lleva en la cafetería de Marina Civil nunca se había tenido problema alguno con las empresas que se hicieron cargo del servicio.
La Universidad les ha dicho que va a intentar que se agilicen los trámites burocráticos para que esta situación no se prolongue hasta marzo. La gerencia de la institución universitaria remitió justo ayer la documentación que les fue solicitada desde el Consejo Consultivo para decidir si se rescinde el contrato o no. Desde el inicio del conflicto laboral, las nueve trabajadoras de las cafeterías del campus han contado con el apoyo incondicional de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), desde donde explican que «la presión y el desánimo a las que están sometidas estas compañeras no nos permiten más que darles todo el apoyo y ayuda que desde este sindicato podamos brindarles, tanto acompañándolas día a día desde las 8 de la mañana a las 17 de la tarde como en las concentraciones», que tienen lugar todos los días delante de la cafetería del aulario entre las 11 y las 12 de la mañana.
«Estamos delante del drama de las subcontrataciones, licitaciones y subrogaciones y por desgracia no es el único conflicto en el que nos vemos inmersos, tenemos la plantilla de la cafetería del Grupo Covadonga, inmersa también en un problema parecido, motivado por una subrogación incumplida», recuerdan desde la CSI. Las plantillas de las cafeterías del campus y del Grupo unirán sus reivindicaciones el próximo 10 de febrero, durante un pasacalles que se iniciará a las 19.30 horas y en el que explicarán a los ciudadanos por lo que están pasando.