Uvas singulares a lo largo del Río Miño, elaboraciones que imprimen el paisaje y tipicidad desde sus múltiples parcelas en el Condado do Tea
Representa la más arraigada tradición del Condado do Tea, zona histórica en la elaboración de vinos desde la época del antiguo imperio romano
Con 20 años de experiencia en mundo vitivinícola, Eidosela presume de ser la primera bodega gallega en hacer vino espumoso. Asentada en la parroquia de Sela (Arbo), toma su nombre de los topónimos Eido (terreno) y Sela, lugares que se sitúan en la base de la ladera del monte de San Fins. Arropada por este monte y acariciada por la influencia del río Miño, seduce a sus invitados en cada visita.
Fundada por varias familias de la zona en el año 2003, siempre buscó preservar el alma atlántica y vitivinícola de su zona, O Condado. Pioneros en espumosos gallegos, son la cuna del nacimiento de estos vinos, realizados siempre, con el máximo respeto en cada paso del método tradicional. El pilar de estas familias no es solo la unión y la deferencia entre ellas, sino también su propósito de defender y conservar siempre vivo el espíritu de su entorno, el alma del pequeño comercio, el carácter de aldea y el sentimiento de equipo.
La esencia de Eidosela se fundamenta en su sistema de trabajo. Todos sus vinos son veganos, es decir, clarificados con productos de origen vegetal o mineral. Compactan y envían a reciclar los residuos de cartón y plástico, y reciclan el vidrio, reduciendo al máximo el impacto medioambiental de su trabajo. En su afán por velar por la naturaleza, caminan siempre de la mano de empresas que tienen conciencia de conservación y cuidado del medio natural.
La vendimia la llevan a cabo de manera manual y se realiza, con cuidado, en las 60 fincas que aportan los socios, en pequeñas cajas de 18 kg. Trabajan Albariño, junto con las variedades loureira y treixadura, con las que realizan su vino Condado. Además de trabajar también Caíño y Torrontés, aunque en menor medida.
TURISMO
El lugar donde se asientan los cimientos de Eidosela, desprende un aroma gastronómico a lamprea, que junto con su patrimonio, su cultura y sus paisajes unido a sus vinos, hacen del enclave un lugar idóneo para visitar y disfrutar con los cinco sentidos.
Se podrá conocer y ver el proceso de elaboración y embotellado de sus vinos, conocer cómo se procesa la uva en visitas durante la vendimia y probar sus vinos en catas instruidas y catas especiales. Se podrá aprender de los vinos y sus múltiples maridajes en cursos bajo título homologado y hasta se podrá observar el método de poda en cada finca. Es el lugar perfecto para conocer la historia de las minas de oro donde se sitúan algunos de sus viñedos, paseando entre sus cepas a través de las laderas y lenguas de los restos de la antigua mina acompañados del río Miño.