Las «circunstancias» que Marlaska considera que «se deben esclarecer» en el caso Julen

M. C. C. REDACCIÓN

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REUTERS | JON NAZCA

La investigación judicial deberá resolver incógnitas como el tapón de tierra aparecido en un pozo no sellado

28 ene 2019 . Actualizado a las 16:17 h.

Catorce días después de la desaparición del pequeño Julen, ¿estamos ante un caso resuelto? Parece que no, porque quedan todavía algunas incógnitas por resolver. El ministro de Justicia, en su comparecencia del pasado sábado, fue especialmente precavido. Tras finalizar el monumental rescate que supuso recuperar el cuerpo de Julen del pozo donde se encontraba, Grande-Marlaska dijo que quedaban «circunstancias que se deben esclarecer» con una actuación judicial que canaliza el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga, que ha decretado el secreto de sus actuaciones.

¿Qué hacía el niño tan cerca de un pozo?

La familia de Julen disfrutaba de una jornada dominical con pícnic incluido en una finca de su propiedad. El niño se movía libremente por la zona hasta que cayó por un pozo que estaba al descubierto, sin ningún tipo de señalización, con una boca de 25 centímetros de diámetro. Su familia fue la primera que intentó sacarlo del agujero cuando fue consciente de que había caído por él.

¿Cómo se ha calificado hasta ahora lo sucedido?

El ministro de Justicia habló de «trágico suceso» y obvió calificar de accidente lo ocurrido, para evitar cualquier tipificación legal de lo sucedido, que está siendo investigado por el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga. La Guardia Civil sigue recogiendo pruebas, a la espera de los informes definitivos de la autopsia. El preliminar indica que el niño falleció por un traumatismo craneoencefálico y politraumatismos en todo el cuerpo. Y aquí el ministro volvió a ser meditadamente ambiguo al señalar que la causa de la muerte sería compatible con una caída de 70 metros en un pozo, aunque «necesariamente», esta no tiene por qué ser la explicación de la muerte de Julen. Grande-Marlaska dejaba todas las puertas abiertas, pendientes de la investigación judicial.

¿Cómo se ha formado el tapón de tierra que impidió llegar por el pozo hasta Julen?

Una de las mayores incógnitas todavía por resolver del caso. La Guardia Civil se esfuerza por recabar pruebas para aclarar un punto sobre el que se han generado mayores especulaciones. Al inicio de las tareas de rescate, los operarios se encontraron con un tapón de tierra a unos 70 metros de profundidad que impidió el acceso directo a Julen y llevó a buscar otras alternativas que retrasaron el rescate del niño. La Guardia Civil ha tomado muestras del tapón para analizar su composición aunque mantiene como principal hipótesis que se formó como consecuencia del desprendimiento de tierra de las paredes «imperfectas y arenosas» del pozo.

Además, cuando se produjo el trágico suceso, varios familiares se acercaron al agujero e intentaron rescatar al pequeño Julen, lo que podría haber provocado que cayese más tierra por un hueco con un estrecho diámetro. La profundidad y la gran humedad existente en esos 70 metros habrían ayudado a compactar un terreno, con el que no pudo la máquina succionadora. El resultado del análisis de la tierra encontrada será determinante para cerrar especulaciones como la realizada por el delegado en Málaga del Colegio de Minas, Juan López Escobar, quien dijo que no se explicaba cómo se podía haber formado ese tapón y apuntó a que podía ser tierra que no procediese de la prospección.

¿Por qué el pozo no estaba sellado?

Antonio Sánchez aseguró que hizo la perforación del pozo tras solicitar los pertinentes permisos para la obra y que cuando la concluyó la había tapado. La Junta de Andalucía lo desmintió y dijo que no le constaba ningún documento que avalase esa tesis. Además, todos los sondeos deben acometerse con un proyecto previamente visado y autorizado, lo que no ha ocurrido en este caso. Sánchez dijo que lo contrataron en diciembre y que no llegó a terminar el trabajo, aunque afirmó que cerró el pozo para evitar percances. En cambio, el primo de Julen, propietario de la finca, aseguró que el agujero estaba abierto. El alcance penal de este hecho está en manos del juzgado que investiga el caso.

Más de un millón de pozos ilegales en España, según estimaciones de varias oenegés

La construcción de pozos ilegales, como en el que cayó el pequeño Julen es una práctica habitual y generalizada. Aunque no existen cifras oficiales actualizadas se estima que hay más de un millón de pozos y captaciones para el aprovechamiento de las aguas subterráneas, similares al de Totalán (Málaga), aunque esta cifra podría ser superior según varias organizaciones ecologistas. En el año 2006, el Ministerio de Agricultura reconocía la existencia de 510.000 pozos ilegales en el territorio nacional, suficientes para el bombeo de «3.600 hectómetros cúbicos anuales y abastecer a 40 millones de personas», recordaba recientemente el coordinador del área de agua de Ecologistas en Acción, Santiago Martín Barajas. «El propio Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en el 2017 de forma no oficial, elevaba esta cifra a más de un millón de pozos ilegales, que podrían estar extrayendo al menos 7.000 hectómetros cúbicos al año», según señala Greenpeace.

Aunque la actual Ley de Aguas es una «buena herramienta» para hacer frente a este asunto, a juicio de los ecologistas la Administración pública «decide mirar para otro lado», criticaba recientemente el responsable de la campaña de agua de Greenpeace, Julio Barea. De hecho, según datos de esta oenegé recogido por Efe, en los últimos cinco o seis años tan solo se han cerrado cinco de estas prospecciones ilegales.

Esta práctica, extendida por todo el territorio, ha sido especialmente denunciada en el Parque Nacional de Doñana, donde varias oenegés ambientalistas como WWF han estimado «más de 1.000 perforaciones ilegales».