Falleció Manuel Busto, histórico directivo de la entidad Hijos de Zas y promotor de una gran labor social
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OBITUARIO | Emigró a los 19 años de la aldea de Romelle y fue empresario de éxito
19 oct 2021 . Actualizado a las 22:42 h.Manuel Busto Moreira falleció ayer en Buenos Aires a los 84 años. Era natural de Zas, del lugar de Romelle, en la parroquia de Loroño, de donde partió a América con 19 años. En Argentina trabajó primero en la hostelería y después, con otros socios, montó un negocio frigorífico de embutidos y carne en general, Frigoríficos Riosma, que tuvo (o tiene aún) hasta medio millar de empleados.
Manuel Busto fue presidente varios años (1981-82, y 2000-2011), además de directivo casi toda su vida, de la entidad Hijos de Zas, fundada hace 98 años (se cumplieron en febrero, con solo seis meses de diferencia con la ABC de Corcubión), nacida, como las demás sociedades, para ayudar a los emigrados, y esta lo hizo en innumerables ocasiones. Incluso se involucraba personalmente: «Esta asociación ayudó a muchísima gente emigrante con comida, medicinas, repatriando personas fallecidas... Y Manolo siempre estaba detrás y ponía de su dinero», señalaba hoy una familiar. Pese a que su vida quedó ligada a Argentina, vino varias veces a Galicia. La última, en el 2014, con las nietas. Hace veinte años organizó un viaje a Zas con muchos de los socios. El actual alcalde, Manuel Muíño, participó en un viaje diez años más tarde, en el 2011, para la conmemoración del 88 aniversario de la entidad y la presentación del libro Yo, emigrante, en el que se narra la vida de muchos paisanos y también de Santa Comba.
Manuel Busto estaba viudo de Cándida Miranda Varela, natural de Gándara, también parroquia de Zas, con quien tuvo dos hijos y, en la actualidad, siete nietos. Hace diez años, en una entrevista en La Voz, recordaba el momento de la partida y las dudas que siguieron en los primeros tiempos de su nueva vida: «Yo no sabía a lo que iba ni qué iba a hacer, me fui con una preparación precaria, como el 80% de los emigrantes. Después de tres meses en Buenos Aires pensaba en Romelle y me entraban ganas de volver. Pero el gallego, yo no se si por cobardía o por orgullo, no quiere volver fracasado». Y también de su primer trabajo, de camarero, antes de adentrarse en la vida empresarial: «Para mí era como un juguete ponerse a trabajar de camarero. Te pagaban y comías bien. Después te casas, compras un negocio, y cuando te das cuenta has logrado aquello que pretendías».
El entierro es hoy a las 14.00 horas, hora argentina.