De las aulas a la acción: la oportunidad portuguesa de un estudiante de ingeniería
EMIGRACIÓN
Al avilesino Marcelo Álvarez le ofrecieron un empleo, antes de graduarse, y con apenas una semana de antelación, y no dudó en hacer las maletas y adentrarse en esta aventura
25 may 2020 . Actualizado a las 12:25 h.Todo comenzó en febrero. El avilesino Marcelo Álvarez, estudiante del doble grado en Ingeniería Civil e Ingeniería de los Recursos Mineros y Energéticos en la Universidad de Oviedo, acudió a clase como cualquier otro día, sin saber que su primera oportunidad laboral como ingeniero a la vuelta de la esquina. Su tutora para el trabajo de fin de grado le ofreció una gran oportunidad: ¿Te irías a trabajar a Portugal en la construcción de una presa? La respuesta fue clara y rápida por parte del estudiante, sí.
A partir de este momento todo fue muy rápido. Álvarez tuvo tan solo una semana para preparar su marcha. Su destino sería Ribeira de Pena, un pequeño pueblo al norte de Portugal. Llegó al pueblo de sábado, donde un compañero de trabajo le ayudó a buscar una casa donde alojarse, y comenzó a trabajar en el proyecto al lunes siguiente.
En Ribeira de Pena trabaja en la construcción de una presa, lo que se ha convertido en su primera experiencia laboral en su ámbito. «Tener la oportunidad de trabajar antes incluso de graduarme, en algo para lo que me estoy formando. Además, al estudiar un doble grado mis prácticas son extracurriculares, es decir, no son necesarias para obtener el graduado, pero es una suerte y una oportunidad que no podía dejar pasar», explica el avilesino.
Su incorporación fue bastante sencilla, ya que el grupo de trabajo se compone de empleados portugueses y españoles. «La mitad de mi equipo es del país vasco, incluso mi jefe es asturiano, así que la comunicación no ha sido un problema y me ayuda a aprender mucho más rápido», cuenta Álvarez. El buen ambiente laboral también ayuda a que el estudiante se encuentre más cómodo en esta experiencia, ya que como él mismo dice, «mis compañeros son estupendos».
Y aunque la experiencia, sin duda, está siendo satisfactoria, Marcelo Álvarez ha de combinar el trabajo con los estudios. «Me fui en mitad del segundo trimestre del último año, tengo dos trabajos de fin de grado pendientes, uno por cada carrera, pero desde el principio mis profesores fueron muy comprensivos con mi situación. De lunes a viernes estoy en la obra, y los fines de semana los dedico casi al 100% a la universidad», cuenta el avilesino. Sus profesores entendieron que esta oportunidad no podía perdérsela, y le pidieron que se trasladase al Principado para los exámenes, pero dada la situación actual con el coronavirus, las cosas han cambiado.
«Al principio estudiaba desde aquí, y se suponía que debería ir a casa para examinarme, pero ahora, con la pandemia, todo es telemático, así que al final me ha favorecido en ese sentido», explica el asturiano. En su caso, esta lucha contra el covid-19 ha sido posiblemente más relajada que la de muchos españoles. Al encontrarse en un pueblo portugués, en un país en el que se comenzaron a tomar medidas con bastante antelación, su confinamiento ha sido un tanto relajado. «No he sentido ese encierro total que en España se ha dado. Ribeira de Pena está entre montañas, y podíamos salir a dar paseos, hacer deporte o algún recado. Además, entre estudiar y trabajar casi no tengo tiempo libre, así que no he notado el confinamiento exceso», cuenta.
Pandemias aparte, esta experiencia está siendo de lo más enriquecedora para un futuro ingeniero que siempre ha puesto la mira más allá de las fronteras asturianas, e incluso las españolas. Esta aventura portuguesa se ha convertido en un aperitivo para lo que Marcelo Álvarez espera que sea el resto de su trayectoria profesional. «Nunca he dudado en cuanto al tema de irme a trabajar fuera. En Portugal he descubierto incluso un nuevo destino en el que no me importaría trabajar. Sería estupendo contar con alguna oportunidad en casa, sin duda, pero siempre he pensado en el extranjero como destino», explica el avilesino. Y es que, a pesar de su juventud, Marcelo Álvarez tiene claro cuál sería su futuro, espera que próximo, ideal.
«Quien me conoce bien sabe que mi sueño sería trabajar en Estados Unidos, es un país que me encanta, su cultura me atrae y me parece muy interesante. He estado allí en varias ocasiones, y me fascina. De hecho, si me llamasen para trabajar en Estados Unidos, no me haría falta que me esperasen una semana, al día siguiente me planto allí».