Estos trotamundos partieron desde Asturias dirección Laos. No han parado de viajar desde entonces
12 feb 2020 . Actualizado a las 11:36 h.La pasión por viajar les viene de fábrica. A Iratxe Uruñuela, avilesina, porque desde muy pequeñita recorría Asturias con su hermana y sus padres. A su marido, Abel, porque lo mamó en casa desde que nació: es hijo de un marinero que dio la vuelta al mundo cuatro veces. A los 22 años, la asturiana ya había vivido y viajado por gran parte de Europa, así que decidió dar el salto y viajar a un país a asiático, a Tailandia concretamente. Desde ese momento, le han seguido un montón de países. Cuando nació la pequeña de la familia, Soona, en 2017, ambos se dieron cuenta de que no era precisamente sencillo tener una conciliación real laboral-familiar. Este fue el «impulso que nos faltó para dar forma a nuestro gran viaje familiar»: una vuelta al mundo, pero sostenible. Las ganas eran inmensas: en apenas medio año ya estaba todo planeado. De esta dificultad para compaginar trabajo y familia nace La Tribu World Schooling, «seguir viajando, y ahora con niña».
Esta vuelta al mundo organizada por ellos mismos se sustenta en los ahorros de la pareja y la venta de su furgoneta, ya que intentan viajar de manera sostenible en el tiempo. Además, no tiene fecha de caducidad. «Nos gustaría seguir así por mucho tiempo, pero también tenemos claro que podemos establecernos en algún lugar, si nos gusta, o volver a casa si lo necesitamos», cuenta Iratxe Uruñuela. Tampoco mantienen un itinerario de viaje cerrado, sino que «nos gusta dejarnos sorprender por lo que el camino nos da». Así, el tiempo que permanecen en cada país -hasta el momento, nunca menos de un mes- depende de muchos factores: cómo se sienten, su clima, si tienen alojamiento para una estancia larga…. Eso sí, sabían que la aventura comenzaría en Laos, pero no, qué países le seguirían.
El tiempo de viaje tampoco les supone un problema en cuanto a la escolarización de la pequeña Soona, pues, desde su nacimiento, sus padres tenían claro que «queríamos disfrutar con ella sus primeros 6 años de vida. Creemos que son los más importantes y nunca nos planteamos una escolarización temprana». Por el momento, están valorando un tipo de educación alternativa a la tradicional, porque «no queremos renunciar a las experiencias y aprendizajes que le brindan los viajes». Se tratará de una educación que les permita mantener ese estilo de vida y que se base en un aprendizaje autodirigido.
En cuanto a La Tribu World Schooling, es un pequeño proyecto que va creciendo poco a poco, donde cuentan con su propia comunidad en Instagram y Facebook. En ella, unen sus pasiones: la educación y los viajes. «Contamos nuestras experiencias en familia con este estilo de vida nómada, cómo vivir viajando, y aprendiendo en libertad», es uno de sus lemas. Se definen como «viajeros independientes y coordinadores de viajes en grupo, que nos gusta el slow travel, conocer la cultura del país, tratar con sus gentes, viajar en transporte público, probar la comida local, alojarnos en casas familiares». Así, además de organizar sus propios viajes, los organizan en grupos. «Viajamos en grupo de familias, porque se genera un sentimiento de tribu, que ayuda mucho a relajarse y poder disfrutar todos. Son grupos de 4 o 5 familias que, aunque desconocidos, enseguida los niños nos enseñan lo fácil que es socializar», cuenta la avilesina.
En estos viajes, buscan rutas que salgan un poco de las grandes masificaciones turísticas. «Nos gusta que los niños vean de cerca las diferentes realidades de otros pueblos y así ir educando ciudadanos del mundo», explica. Estas rutas suelen estar prefijadas, pero dan pie a la improvisación que el camino les pueda ofrecer. Además, las familias tienen su intimidad y si prefieren hacer otras actividades diferentes a las propuestas, «pues ¡genial». Como coordinador al viajar con ellos, «facilitamos al máximo la parte de logística, pero nos gusta que las familias hagan el viaje suyo». El objetivo principal ha sido siempre ayudar a las familias a viajar con niños, desmitificando los mitos más habituales que rondan el binomio niños-viajes. Se basan en promover «viajes conscientes, responsables, respetuosos y sostenibles».