La allerana Gloria González viajó hace seis años a la capital inglesa para mejorar su inglés. Hoy trabaja como enlace entre marcas y artesanos y superficies de venta de productos
09 jul 2019 . Actualizado a las 23:09 h.En 2013, al acabar Historia del Arte en la Universidad de Oviedo, a Gloria González le sucedió lo que a millones de graduados en todo el mundo: no tenía muy claro lo que hacer con su futuro. Por ello decidió que lo primero sería mejorar su nivel de inglés, y se puso manos a la obra. Cogió las maletas y viajó a Londres para trabajar como niñera, mientras que el resto de su tiempo lo dedicaba a recibir clases en inglés y practicar la lengua de Shakespeare. Además, cultivaba un hobby que le acabaría reportando numerosos beneficios, aunque en ese momento no lo supiera: Instagram. Gracias a esta red social, que fue creciendo poco a poco, es hoy una referencia del diseño, el interiorismo y la artesanía no solo en la ciudad londinense, sino también en España y otras partes del globo, desde donde le envían peticiones y consejos sobre determinadas marcas y productos. Lo que comenzó como una forma de entretenimiento le permite hoy vivir de un mundo «muy bonito y positivo como es la artesanía y la decoración». Sus más de 50.000 seguidores lo atestiguan.
Sus primeros pinitos en este ámbito fueron en Oviedo, donde cursó prácticas en la galería de arte Guillermina Caicoya. «No sabía dónde buscar trabajo, y me dijeron que tenía buen nivel de inglés, por lo que me decidí a salir de España, pero no tenía muy claro a dónde», explica González. Entonces se decantó por viajar a Londres para practicar esta lengua mientras trabajaba como au pair. Su evolución en el uso del lenguaje durante el primer año de estancia en la City fue espectacular. «Tenía conocimientos de gramática básicos, nivel medio, pero el último mes que estuve entonces ahí noté una mejora muy notable en el uso del idioma», afirma. Una beca de Loewe para trabajar en su museo de Madrid le hizo coger un vuelo a la capital española para dar un paso más en su carrera profesional.
«Me cogieron principalmente por el buen nivel de inglés que tenía. Me pareció una oferta muy interesante y la cogí», explica. Tras el año como becaria, volvió a tomar el vuelo Madrid-Londres, donde residía su novio. Poco después regresó a la capital española, donde tuvo la oportunidad de trabajar un año en el departamento de relaciones públicas de Loewe. Para entonces, su cuenta de Instagram contaba con más de 5.000 seguidores, y creó un blog con el que conocería gente que le fue alimentando su pasión por el mundo del diseño, el interiorismo y la artesanía.
«La gente comenzó a interesarse por mí»
Su fiel base de seguidores y el buen trabajo realizado tanto en la propia cuenta de Instagram como en el blog le valieron para empezar a ser reconocida en este mundo y para que le invitaran a eventos, donde una cuidada labor de networking le permitió crear un nutrido grupo de contactos. Poco a poco fue haciéndose un nombre y realizando trabajos como freelance en Reino Unido, ya que en España ya que en Espana habia muchas menos oportunidades en este sector y es mas difícil hacerse un hueco.
Debido a su buen hacer tanto en redes como en los trabajos realizados para los clientes, desde hace año y medio ya se dedica en exclusiva a su gran pasión. Sus primeros proyectos estaban relacionados con temas de márketing y social media con decoradores ingleses. Las ofertas de trabajo con tardaron en llegarle, aunque ella señala que nunca las buscó, sino que le vinieron. En ese momento se dio cuenta de que existía un nicho de mercado que estaba entre España y Reino Unido. «En nuestro país no sabemos sacar partido a lo que tenemos y nos cuesta mostrarlo al resto del mundo, ya sea por el idioma o por la falta de tiempo, ya que entiendo que un artesano que trabaja ocho o nueve horas en un taller cuando llega a casa lo último que quiere es sentarse a promocionar su producto en redes», sostiene.
El afianzamiento
Gracias a una conexión francesa, la allerana comenzó a actuar como una representante de ventas para marcas, abriendo el mercado en Reino Unido y España. La experiencia fue muy gratificante para la asturiana, ya que le valió para granjearse una reputación y una credibilidad entre sus potenciales clientes. Este prestigio le permitió demostrar que no era una Instagramer al uso que se valía de sus seguidores, sino que había un trabajo detrás. «Si te conocen y no tienes este bagaje, te descubren que solo tienes followers, yo en cambio uso esta red social como plataforma para hacer networking», explica. Decidida a dar un paso más, Gloria González se encuentra buscando un portfolio de marcas pequeñas que quieran vender sus productos en Reino Unido o España; pequeñas o medianas empresas que quieran exportar a Reino Unido.
«No me considero una influencer»
A pesar de su indudable éxito en Instagram, la asturiana no se considera una influencer. «Nunca me consideraré influencer en el sentido de vivir de una plataforma social: tengo seguidores pero no uso Instagram para vivir de las publicaciones. No niego que pueda influir en los seguidores; cuando publico algo la gente confía en mí y si recomiendo una marca esta puede subir como 200 seguidores en un momento», comenta. González considera que la plataforma está infrautilizada, y no se aprovecha el potencial de la misma como escaparate para productos o como espacio de networking o conexión con clientes y marcas. No hay un ejemplo más claro que su caso para explicar el potencial de esta red social como herramienta profesional. «No sé dónde hubiera llegado sin Instagram y el blog», apunta.
Por otra parte, considera que un uso erróneo de esta plataforma puede resultar muy dañino, ya que un sector de los instagramers la emplean como monitor de su vida privada, exponiendo sus intimidades, con los riesgos que eso entraña. Por ello alerta de que este medio de masas «tiene dos caras»; mientras que la asturiana no sube aspectos de su vida y esta permanece en su intimidad, hay personas que cuelgan imágenes sin pensar en que cualquier persona que tenga acceso a las mismas (si la cuenta no la hace privada) puede moverlas en la red, con el peligro que implica.
«Echo de menos Asturias, la gente, la comida...»
Pese a su apretada agenda laboral, siempre trata de regresar a la tierrina para disfrutar de los suyos. Cada dos o tres meses, la allerana hace hueco para escaparse a España, donde aprovecha para disfrutar tanto de los inconfundibles sabores de la gastronomía patria como para ponerse al día de sus amistades y familiares. «Lo que más echo de menos es la familia, sobre todo cuando llegan los domingos y veo los grupos de Whatsapp», reconoce. Sus amigos de toda la vida también son una visita obligada, aunque estos se reparten a partes iguales en Asturias y Madrid. Por otra parte, la gastronomía asturiana es un atractivo que bien merece un vuelo de regreso a casa.
Pese a los avances culinarios en Reino Unido, donde la cocina española cada vez está más presente de la mano de ambiciosos proyectos gastronómicos, como Ibérica o Hispania, Gloria González considera que «el sabor tan bueno de Asturias no se encuentra fácil», como tampoco se halla de forma sencilla el éxito en Instagram y en la vida misma. De viajar a Londres para trabajar como «au pair» a erigirse como una instagramer de referencia», la historia de esta asturiana.