Alumnos del Conservatorio Profesional de Música Anselmo González del Valle ofrecen un concierto para recabar fondos destinados al proyecto del centro Bana ya Poveda de la Fundación Pájaro Azul
16 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La música no solo sirve para deleitar y entretener al oyente, que busca evadirse de sus problemas diarios. Tampoco es solo una forma de ganarse la vida. Es algo más. Es una forma de ayudar a países en vías de desarrollo tanto recabando fondos para sufragar el gasto de los proyectos como para concienciar sobre las labores humanitarias que se realizan en estos lugares. La ONG ovetense El Pájaro Azul, con el fin de recaudar capital para costear el centro Bana ya Poveda, organiza un concierto benéfico el próximo lunes 22 de abril en el auditorio del Conservatorio Profesional de Música Anselmo González del Valle, llevado a cabo por los propios alumnos del centro. El evento dará comienzo a las 20.00 horas.
El centro Bana Ya Poveda se trata de un lugar en el que 40 niños que vivían en las calles de la capital congoleña tienen disfrutan de una oportunidad de desarrollo personal gracias a las Teresianas, que se encargan de atender a estos jóvenes. Los chavales acogidos se encuentran en situación de marginalización y vulnerabilidad psicosocial y sanitaria, y el objetivo de este centro es el de reunificarlos familiar y socialmente mediante la educación y la formación laboral. La Fundación Pájaro Azul colabora con el centro mediante la adquisición de productos para la manutención de los jóvenes.
Inmaculada González, presidenta de la fundación, señala que llevan cinco años organizando este concierto, y lo define como una «forma de invitar a los jóvenes a participar con su trabajo en algo solidario y acercarles a otras realidades muy alejadas de las suyas». Además, es una oportunidad de informar sobre la necesidad de aportar fondos a este tipo de proyectos de solidaridad que la ONG asturiana realiza en la República Democrática del Congo.
Un ave que da esperanza al país africano
Tres ciudades, decenas de proyectos, y el reto de repartir esperanza en una población donde, solo en la capital de la República Democrática del Congo, hay 30.000 niños que viven en la calle. Una intensa labor que el Pájaro Azul lleva realizando desde hace 10 años. La educación, la alimentación y la reinserción familiar son los pilares que vertebran estas iniciativas, que se desempeñan en Kinsasa, Kanzeze y Kamina. Además, la conocida asturiana sor Ángela Gutiérrez lleva a cabo un proyecto de cuidado de enfermos mentales en el centro Telema (Kinsasa). Un trabajo encomiable y que, afirma la presidenta de Pájaro Azul, le ha valido para merecerse el apelativo de «la Santa Teresa del Congo», debido a su afán de combatir las duras condiciones en las que tratan de sobrevivir estos enfermos mentales. «A algunos enfermos mentales se les llega a tirar a los basureros», señala González.
Una complicada realidad a la que buscan combatir mediante la educación, que marca el ADN de esta fundación. Las iniciativas que llevan a cabo tratan de buscar una salida para una juventud muy marcada por el difícil entorno en el que nacen y se desarrollan. La formación y la educación son claves a la hora de consolidar y avanzar en estos proyectos, que tratan de que la población salga adelante en un entorno muy difícil. Por ello, gran parte de las iniciativas están destinadas a los grupos más jóvenes, para sembrar en ellos la semilla que germine y acabe floreciendo en una vida mejor para todos ellos. Una vida que, aunque se vea lejana, gracias al trabajo de ONGs como Pájaro Azul, cada vez está más cerca de lograrse.