La ingeniera asturiana que trabaja en la inclusión de las mujeres en la ciberseguridad

Carmen Fernández REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

Paloma Martín-Maestro García junto a su familia
Paloma Martín-Maestro García junto a su familia

Paloma Martín-Maestro García desarrolla en Ascot su trabajo, donde ha formado una familia y un patrimonio

29 mar 2019 . Actualizado a las 14:46 h.

Paloma Martín-Maestro García es una asturiana que tras estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones en Madrid emigró a Reino Unido a trabajar y a aprender inglés. Después de haber continuado su formación en el país anglosajón y tener un currículum impecable, García es jefa de Preventa en la empresa Symantec, en la que se dedica a diseñar soluciones de ciberseguridad a clientes de mediana empresa. Además, está muy comprometida con diversas iniciativas que ayudan a la inclusión de la mujer en este mundo, que a día de hoy sigue siendo muy masculino, para que las empresas sean conscientes de la falta de diversidad y el impacto que tiene este problema en la industria. Esta ingeniera, proveniente de Luarca, se ha forjado una carrera, así como un patrimonio y una vida en el extranjero: pronto será madre de su segundo hijo.

 Ciberseguridad e inclusión

Después de trece años desde su partida, Paloma ostenta el cargo de jefa de Preventa en la empresa Symantec UK: «Mi equipo se dedica a diseñar soluciones de ciberseguridad a clientes de mediana empresa. Pero también otro de mis objectivos es incrementar el nivel de conocimiento de nuestra tecnología cloud con todos nuestros channel partners». Es decir, desarrolla dos tecnologías inseparables para sobrevivir en el mundo digital hoy en día, en el que es tan importante proteger la seguridad en las herramientas de negocio y en la nube de las empresas. Además, está fielmente comprometida con iniciativas de ayuda a las mujeres en ese entorno, que es definido como el trabajo del futuro, pero que aún es un mundo de hombres. 

Como asturiana echa de menos ese espíritu de comunidad, que es cómo entiende que se debe trabajar: «Lo noto con compañeros que tengo españoles, en el fondo los que venimos de España nos ayudamos mucho más. Por eso es muy importante estar en un equipo con diferentes nacionalidades, culturas y géneros para no aislarte y aprender a adaptarte y sobrevivir con cualquier tipo de comunidad». Para ayudar a esta inclusión, García hace presentaciones en escuelas, eventos y paneles con líderes de la industria. Actividad que compaginaba hasta hace poco con un MBA en Henley Business School, que finalizó con distinción, considerado el número 27 del mundo y el cuarto en Reino Unido. Sin lugar a dudas, Paloma es un ejemplo del valor del esfuerzo, que conoce desde que comenzó a estudiar.

Una carrera entre España y Reino Unido

Paloma estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Madrid, además compaginaba sus estudios con diversos viajes para mejorar su inglés: «Cada verano me propuse visitar un país de habla inglesa porque me parecía indispensable para trabajar en mi sector». Incluso llegó a estar en Canadá gracias a una beca, justo un año antes de realizar el viaje que marcaría su destino. Emigrar a Oxford una tormentosa noche, en julio de 2006, cambió la vida de la asturiana. Allí comenzó a trabajar en IT, en la que daba soporte informático a 70 miembros de la empresa, que más tarde le haría un contrato fijo. «Ante tal oportunidad, decidí acabar mis estudios en Oxford Brookes, que es el equivalente a Telecomunicaciones en España», explica la asturiana, que se graduó con un First Class, es decir, con la nota más alta.

Sin duda a base de esfuerzo y mucha dedicación, García fue forjando los cimientos de su nueva vida, que, tal y como explica no fue fácil en sus comienzos: «Trabajaba y me costeaba los estudios y la estancia allí así que no solo tenía que aprender inglés, también tenía que estudiar la carrera y tener contento a mi jefe y a mis 70 usuarios». Es por esta razón por la que Paloma no sentía que estuviera viviendo la vida universitaria propiamente dicha y al principio le resultaba difícil relacionarse. «Mi jornada laboral era de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Cuando llegaba la hora de cerrar todo el mundo se iba con sus familias y sus amigos», explica. En Reino Unido las costumbres son muy distintas a las españolas, y, por lo tanto, los horarios también. Aunque la situación de esta luarquesa cambió considerablemente al ir mejorando el idioma y poderse comunicar con fluidez, García cuenta que llegó a publicar un anuncio en el periódico para conocer gente. 

Un modo de vida diferente

Tal y como ella describe, los horarios son completamente distintos a los españoles: «A las 5 y media de la tarde, hora en la que empiezas a salir en España, aquí cierra todo. Eso influye mucho en la vida social. Pero por otro lado Reino Unido ofrece una gran calidad de vida en otros aspectos, como muchas oportunidades laborales y de formación. Además de una economía próspera y más segura». Las distancias también son diferentes, Paloma cuenta que nunca olvidará la cara de su madre cuando le explicaba que tenía que conducir una hora para ir a trabajar, aunque, según afirma esa situación ha ido transformándose poco a poco. Eso sí, algo que no ha cambiado demasiado es la forma de vernos que tienen los ingleses. «Aún siguen preguntándome por la paella y las sevillanas», cuenta García y añade que en general conocen nuestro país como un sitio de playa, sol y juerga. A su juicio, Asturias debería de invertir en más iniciativas que atraigan al turismo del resto de Europa, centrándose en la gastronomía, los paisajes y las actividades al aire libre tanto para niños como para mayores. «Desafortunadamente está un poco desconectada. Mi boda la celebré en mi tierra y, la verdad, que a todos los ingleses les gustó mucho, pero no hay ofertas buenas que les permitan volver aunque quieran», explica. 

Una asturiana fuera de su tierra

Paloma no ha vuelto a su patria querida desde julio de 2018, «ha sido una decepción que hayan quitado el vuelo directo desde Heathrow», denuncia. Aunque sí que aprecia algún cambio, como la autovía del Cantábrico que ha mejorado notablemente la conexión a su pueblo natal Luarca, sí que quedan muchas cosas por mejorar en su opinión, sobretodo el turismo y el comercio. A pesar de haber encontrado en Londres un restaurante asturiano, que reconoce ser el preferido de su equipo de trabajo, García echa de menos la comida de su tierra y, sobretodo la de su madre. «En Inglaterra tengo mi trabajo, mi marido, mi hijo y dentro de poco otro más a punto de nacer», admite. Pero, aunque se haya forjado su patrimonio, su familia y sus amigos y su vida ahora esté allí, siempre echará de menos Asturias. «Siempre me sentiré una asturiana fuera de mi tierra. Uno tiene que estar orgulloso de sus orígenes», concluye, añadiendo que esa es una de las razones por las que de momento no tiene pensado obtener la doble nacionalidad, «siempre y cuando las cosas no se pongan muy difíciles».